Miguel de los Santos Jadraque. El cardenal Tavera visitando a Alonso Berruguete. Palacio del Senado, Madrid |
Estampas y
recuerdos de Valladolid
En los muros del Palacio del Senado de Madrid cuelga
una pintura historicista, como depósito del Museo del Prado, que viene a ser una
reconstrucción virtual de un hecho ocurrido en Valladolid en los años centrales
del siglo XVI, por tanto un testimonio visual de nuestra historia. Se trata de
la visita del cardenal Juan Pardo de Tavera al taller de Alonso Berruguete, una
recreación histórica debida a los pinceles del gran pintor vallisoletano Miguel
de los Santos Jadraque.
El pintor Miguel de los Santos Jadraque y Sánchez de
Ocaña (Valladolid, 1840-Madrid, 1919) fue un destacado retratista decimonónico
y un excelente autor de pintura historicista que inició su andadura en la
Escuela de Bellas Artes de Valladolid junto al pintor Agapito López de San
Román, estudios que tuvieron continuidad en la Escuela de San Fernando de
Madrid bajo la dirección de Joaquín Espalter. Después se trasladaría a Roma,
donde conoció a los pintores Mariano Fortuny y Eduardo Rosales, y
posteriormente a París, donde se sintió atraído por la obra detallista de
Ernest Meissonier.
Regresado a España, fijó su residencia en Madrid,
donde inició sus visitas al Museo del Prado para copiar obras de Murillo y
Camile Bernier. Al mismo tiempo comenzó a participar en las Exposiciones
Nacionales de Bellas Artes, recibiendo en 1876 la tercera medalla por el cuadro
Una lectura interesante (Palacio de
Navarra, Pamplona, en depósito del Museo del Prado) y en 1878 la segunda
medalla por la escena de Carlos V en el
monasterio de Yuste (Cámara de Comercio de Salamanca, en depósito del Museo
del Prado). En ese momento ya se había revelado como un genial recreador de
interiores de épocas pasadas y de su tiempo que encontraban su inspiración en
personajes históricos o en temas literarios, convirtiéndose en un reconocido
pintor de temas de género y de historia y en un apreciado retratista, con
incursiones en la pintura religiosa.
Entre sus pinturas gozan de merecido prestigio las
escenas Episodio de la vida del Conde
Ansúrez, Presentación de Cisneros a
Isabel la Católica, Frailes ensayando
música, Fraile en oración, Estudio de sillería de coro, Lección de violín, A la caza mayor y menor, Pensando el asunto y Don Quijote enfermo (Museo Casa de Cervantes, Valladolid), a las
que se suman retratos de su tiempo y el retrato de Santa Teresa de Jesús (Museo de Bellas Artes de Álava, Vitoria, en
depósito del Museo del Prado).
Escultura de San Sebastián reproducida en la pintura Museo Nacional de Escultura |
Relacionada en estilo y temática con estas obras citadas
se encuentra la pintura El cardenal
Tavera visitando a Alonso Berruguete, depositada desde 1907 en el madrileño
Palacio del Senado. Se trata de una escena poblada por doce personajes en la
que el pintor recrea con minuciosos detalles el estudio vallisoletano del pintor
y escultor de Paredes de Nava, donde reproduce el encuentro entre el afamado
artista y el cardenal interesado en encargarle su sepulcro.
El episodio tiene como protagonistas a dos personajes
relacionados con Valladolid: el pujante eclesiástico y el escultor. El cardenal
Juan Pardo de Tavera (Toro, Zamora, 1472-Valladolid, 1545), se había formado en
Leyes y Teología en la Universidad de Salamanca, donde a principios del siglo
XVI llegó a ser Rector y Consejero de la Inquisición. En 1514 fue nombrado
obispo de Ciudad Rodrigo y más tarde designado obispo de Osma por el propio
emperador Carlos, llegando a ostentar los cargos de Presidente del Consejo de
Castilla y de la Chancillería de Valladolid y a presidir las Cortes celebradas
en nuestra ciudad en 1525.
Casa de Berruguete en Valladolid, donde se produce la acción |
Tan importante personaje, estrechamente relacionado
con la corona, llegaría a ser arzobispo de Santiago de Compostela y, tras
recibir el cardenalato en 1531, a ocupar la archidiócesis primada de Toledo, ostentando
también el cargo de Inquisidor General de España desde 1539.
Durante su estancia en Toledo fue el fundador del
Hospital de San Juan Bautista, extramuros de la ciudad, donde por orden
testamentaria dispuso ser enterrado. Para ello se interesó en que fuera Alonso
Berruguete el artífice de su fastuoso sepulcro, equiparable al del cardenal
Cisneros en la iglesia primada de Alcalá de Henares, que habría de colocarse en
la nave central de la iglesia del enorme complejo hospitalario, el primer
edificio en España de trazado clásico según las pautas del Renacimiento
italiano. Sin duda, el cardenal conocía la magnífica labor desplegada por
Alonso Berruguete entre 1539 y 1545 en la impresionante sillería del coro de la
catedral de Toledo y procuraba que fuera el mejor escultor del momento el que
acometiera el proyecto.
Placa en la fachada de la Casa de Berruguete |
Para ello, durante una de sus asiduas visitas a
Valladolid, concertó una cita con el escultor para establecer las condiciones
del contrato, que es el momento representado por Miguel de los Santos Jadraque.
En la parte izquierda de la pintura se agrupan los comitentes, con el purpurado
sedente dando explicaciones al artista, acompañado, a modo de consejeros, por
un personaje que podría ser el arquitecto Alonso de Covarrubias, primer
supervisor del hospital toledano, y dos frailes, un dominico y un franciscano
que escuchan atentamente la propuesta.
Al otro lado, ante la expectación de los habitantes
de su casa, Alonso Berruguete presenta al cardenal, como muestra de su arte, la
célebre escultura de San Sebastián realizada pocos años antes para el retablo de San Benito el
Real de Valladolid, iglesia situada frente a su casona. Un aprendiz, posiblemente
su protegido sobrino Inocencio Berruguete, que también habitaba la casa,
aparece dispuesto casi de espaldas al espectador mientras muestra su interés
por la traza enmarcada de un retablo. Otro monta guardia junto a la puerta por la
que asoman familiares y sirvientes del artista conscientes de la importancia de
la visita. Entre ellos se podría identificar a Juana de Pereda, esposa del escultor.
El Greco. Retrato del cardenal Tavera Hospital Tavera, Toledo |
Es realmente sugestivo el ambiente espacial creado
por Miguel de los Santos Jadraque, con una estancia donde aparecen dos muestras
de sitiales, uno alto y otro bajo, pequeñas obras talladas en madera que junto
a bocetos de medallones y pequeños estudios en yeso se hallan colgados en las
paredes, siendo apreciables dos columnas con capiteles platerescos empotradas
en los muros, tal y como se encontraban hasta hace poco tiempo. Virtuosa es la
reconstrucción de la moda del siglo XVI y de la indumentaria de los
eclesiásticos, así como la alfombra, el paño de brocados dorados que recubre la
pequeña mesa dando realce a la escultura, los cortinajes del fondo y el tapiz
colocado como cerramiento.
No pasa desapercibido el elegante aspecto del
escultor, el único de su tiempo que logró constituir un mayorazgo, adquirir un
señorío y levantar una elegante casona, consiguiendo que su trabajo pasara de
ser considerado como una simple labor artesanal a una creación de tipo intelectual.
Efectivamente, sería Alonso Berruguete quien
realizara el flamante sepulcro del cardenal Tavera en mármol de Carrara que Juan
de Lugano se comprometía a traer en 1557 —"ocho piedras de mármol de la cantera de porbazo que está en carrara en
el marquesado, de maca limpias sin beta ni mancha de pelo... cuatro de ellas
para el sepulcro que hace alonso berruguete vezino de Valladolid"—, resultando
una genial obra renacentista que impactaría a Toledo como antes lo había hecho
la sillería catedralicia.
Sin embargo, el cardenal Tavera murió en Valladolid
en 1545, cuando acudió a celebrar las exequias de la princesa María Manuela de
Portugal, fallecida durante el parto del infante Carlos. Al no estar todavía
terminado su sepulcro, durante un tiempo sus restos reposaron en la catedral de
Valladolid, siendo trasladados a Toledo en 1552 para ser colocados bajo la
genial creación marmórea del escultor palentino, que trabajó en la que sería su
última obra desde 1554 a 1561, pues precisamente en septiembre de 1561 Alonso
Berruguete moría en Toledo junto a una de las torres del Hospital Tavera,
cuando se ocupaba de asentar el mausoleo con la impresionante efigie del
cardenal.
Alonso Berruguete. Sepulcro del cardenal Tavera Iglesia del Hospital Tavera, Toledo |
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