EL PEINE DEL
VIENTO XV
Escultura: Eduardo
Chillida Juantegui (San Sebastián, 1924-2002)
Arquitectura:
Luis Peña Ganchegui (Oñati, Guipúzcoa, 1926-San Sebastián, 2009)
1976-1977
Acero corten,
piedra y cemento
Paseo de
Eduardo Chillida, junto a playa de Ondarreta, Donostia/San Sebastián
Escultura
contemporánea
El Peine del Viento
es un monumental conjunto escultórico formado por tres piezas de acero,
insertadas en las rocas costeras del mar Cantábrico, que está localizado en un
extremo de la bahía de La Concha, al final de la playa de Ondarreta de San
Sebastián. Su autor es el escultor Eduardo Chillida, que realizó tres piezas de
10 toneladas cada una y con unas medidas de 2,15 x 1,77 x 1,85 metros, para
cuyo acondicionamiento el arquitecto Luis Peña Ganchegui realizó una serie de
plataformas pétreas, a modo de anfiteatro, que se funden con la estratigrafía
natural de las rocas de las faldas del Monte Igueldo. En el pavimento de una de
estas plataformas, colaborando escultor y arquitecto, se abrieron una serie de
conductos que lanzan chorros de aire y agua pulverizada, produciendo un
sonido impactante cuando las olas rompen encolerizadas contra las rocas.
La peculiaridad de este conjunto escultórico y su
urbanización es que está concebido para interactuar con las olas del mar, que
lo azotan constantemente produciendo la oxidación del componente férrico,
aglutinando en su esencia formas, texturas, sonidos, silencios, colores y hasta
olores que dotan al lugar no sólo de un privilegiado y sugestivo mirador
paisajístico, sino también de un componente lírico, épico y sagrado en el que
se reconoce la cultura vasca.
EL GENIO DE CHILLIDA
El Peine del Viento
no es una obra aislada en la trayectoria artística de Chillida, pues el
escultor, inclinado a la repetición de obras con variaciones sobre un mismo
tema, como recurso de indagación constante, había iniciado esta serie en 1952 y
la mantuvo hasta 1999, desarrollando en torno a esta idea hasta 23 esculturas,
a las que acompañaron otras obras complementarias realizadas en papel. El
propio escultor declaraba1: “Tardé 25 años en «acertar» con el diseño,
desde el primer peine en 1952, hasta el peine de Donostia, en 1977”.
El primer Estudio
Peine del Viento I, que actualmente se conserva en el Museo Nacional Centro
de Arte Reina Sofía de Madrid, es la escultura más esquemática y estática de la
serie, dura en sus formas de hierro, aunque ya responde a una concepción de la
realidad del mundo formada por dualidades y oposiciones, de modo que el
fenómeno de oposición universal queda plasmado mediante la oposición del hierro
y el aire, usando su lenguaje plástico para plasmar aquel mundo de opuestos que
ya describieron los filósofos presocráticos griegos. Paralelamente, críticos
como Vicente Aguilera relacionaron la obra de Chillida con lo atávico y
mitológico del pueblo vasco: «La
abrumadora fuerza de su lenguaje nace de las tradiciones nacionales, de las
legendarias mitologías y de los simbolismos espontáneos del pueblo vasco».
En la primera versión de la serie del Peine del Viento comenzaba uno de los
conceptos fundamentales explicados por el propio Chillida: el del límite. Un
espacio que queda definido por planos entrecruzados que limitan lo que antes
era un vacío incomprensible, de modo que el límite se constituye en el
verdadero protagonista del espacio, como el límite que supone el presente es el
verdadero protagonista del tiempo, siendo los espacios trabajados por el
escultor virtuales o inaccesibles en los que el lenguaje utilizado indaga sobre
los conceptos de tiempo, espacio, materia y espíritu.
A partir del Estudio
Peine del Viento II el escultor manifiesta su preocupación por el límite y
el movimiento, incorporando un carácter orgánico y vivo que permanecerá hasta
el final de la serie. En el año 1965, el Estudio
del Peine del Viento III supone la primera escultura realizada a gran
escala, que en el año 1968 se convierte en un monumento público colocado en la
sede de la UNESCO de París con el título de Peine
del Viento VI, donde incorpora una base sobre la que se yerguen formas de hierro
que recuerdan un gran pájaro con las alas extendidas. Esta obra, relacionada
con el Yunque de Sueños, con
elementos de hierro colocados sobre una base, y con Alrededor del Vacío, en la que el escultor desafía las leyes de
gravedad haciendo levitar prácticamente la escultura de acero, supone la
incorporación de la base como característica constante de la serie.
Entre los años 1966 y 1968 Chillida realizaba las
versiones IV a VIII del Peine del Viento,
en las que la base adquiere un fuerte protagonismo sosteniendo una formas
vibrantes y arbóreas que se abren en el espacio, que a partir de los años 70 adoptan
la forma de austeras y sólidas garras o garfios que tratan de aferrarse al
espacio. Al mismo tiempo, el escultor experimentaba con nuevos materiales, como
la plata (IV) y el acero inoxidable (VIII).
Estas ramificaciones formales se van simplificando a
partir de 1974, cuando Chillida encuentra un nuevo desafío en la propia
naturaleza —"el lugar es siempre condicionante
de la obra"— , mutando las formas para evitar restar protagonismo al
mar, las olas y el viento. Desde 1974, año de la versión IX, a 1976, en que
realiza la versión XIV, los bloques de acero se curvan en tensión luchando
contra la gravedad, aproximándose a lo que será la versión definitiva.
En 1968, un grupo de artistas e ilustrados de San
Sebastián forman una Comisión para rendir un homenaje a Eduardo Chillida, ya
reconocido artista a escala internacional. Al proyecto se adhirieron empresas,
bancos y sociedades culturales, populares y deportivas. En un primer momento se
propuso al artista la organización de una exposición antológica temporal, a lo
que Chillida2 respondió que prefería algo que perdurase, pues desde
hacía tiempo ya se le había ocurrido la idea para el lugar y las rocas que
conocía desde su infancia.
Se iniciaron los trámites legales para asentar la
escultura proyectada por Chillida, el Estudio
Peine del Viento XV, que posteriormente decidió que fueran tres, tal vez
por su dimensión geométrica o matemática. José Manuel Alósegui, alcalde de San
Sebastián en 1968, adquirió el compromiso del acondicionamiento urbanístico del
lugar, por entonces una plazoleta al final del Paseo del Tenis, siendo
encomendado el proyecto al arquitecto Luis Peña Ganchegui. Sin embargo, por
motivos que se desconocen, el proyectó se paró, retrasándose su ejecución hasta
1977.
Tras la construcción de la plaza formada por gradas
a distintos niveles, se pasó a instalar las esculturas de acuerdo a los planos,
maquetas, documentos y prototipos. Se reforzaron las rocas que habían de
soportar el peso, elegidas personalmente por el escultor. La primera en
colocarse fue la escultura del fondo, situada a ochenta metros de la plaza,
para lo que hubo que construir una pasarela metálica capaz de soportar las diez
toneladas de la escultura, las mareas y el oleaje. La siguió la instalación de
la escultura colocada sobre el acantilado izquierdo y finalmente la que aparece
insertada sobre una afilada roca en la parte derecha, para lo que hubo que
construir otra pasarela provisional de diez metros. Una vez instaladas las tres
esculturas, se procedió a limpiar los restos de hormigón y otros materiales
artificiales y a desmontar las pasarelas.
Sorprende que la inauguración del monumento el 3 de
septiembre de 1977 no fuera un acto solemne, asistiendo solamente nueve
personas, entre ellos Federico Larios, Oficial Mayor del Ayuntamiento de San
Sebastián, y Fernando Otazu, por entonces alcalde de la ciudad. Este hecho pudo
deberse, a pesar de las declaraciones de Chillida, al rumbo que por aquellos
años estaba tomando la política vasca. Por el contrario, siendo Odón Elorza alcalde
de Donostia, el acto oficial de inauguración del monumento tuvo lugar el 16 de
septiembre de 2007, treinta años después de su instalación y después del
fallecimiento de Eduardo Chillida en agosto de 2002.
El Peine del
Viento XV hoy se considera la obra más emblemática de Chillida en su tierra
natal, en la que con lenguaje poético y metafórico el viento llega peinado a la
Bella Easo. Las sólidas formas de Chillida, aferradas a las rocas, resisten el
paso del tiempo, el mar y el viento desafiando a las leyes de la naturaleza. Dos
de las esculturas están colocadas sobre el mismo estrato geológico y
enfrentadas horizontalmente para mantener un constante diálogo, como alusión al
pasado y al presente. La tercera, alejada y recortada sobre la línea del
horizonte, representa una interrogación sobre el futuro desconocido. Las tres
marcan los límites del lugar y constituyen un espacio sagrado en el que el ser
humano se enfrenta a la naturaleza, en el que el hombre conecta consigo mismo y
con el cosmos.
Este componente poético, filosófico y artístico es
lo que produce la fascinación y la magia de un lugar tan frecuentado, verdadero
referente del alma de la ciudad vasca e icono turístico ya insustituible. De enorme
simbolismo para el artista, el Peine del
Viento es un homenaje a su pueblo, al mar y al horizonte, "patria de
todos los hombres".
LAS PREOCUPACIONES ARTÍSTICAS DE EDUARDO CHILLIDA
Tras la colocación del Peine del Viento en la bahía
de San Sebastián, Chillida continuó indagando sobre el mismo tema, realizando
cinco nuevas esculturas que culminaron con la versión XX en el año 1999. Ello
explica el talante y la constante inquietud del escultor por materializar sus
ideas filosóficas. Dos de estas versiones, la XVII y la XIX, se encuentran
colocadas en los jardines que rodean el Museo Chillida Leku (Hernani, Guipúzcoa),
incompresiblemente cerrado cuando esto se escribe por desacuerdos entre la
familia del escultor y las instituciones vascas, aunque está prevista su reapertura
en 2018.
Por último, conviene recordar que los estudios sobre
el Peine del Viento también conocieron
la interpretación de Chillida sobre papel. En la primera época en forma de
collages y dibujos. Entre 1975 y 1976 el artista realizaba numerosos bocetos en
tinta roja, negra y en lápiz. Con características de un esbozo, las formas se
adaptan a la mirada tridimensional del escultor, flotando sobre el espacio del
papel las mismas formas ingrávidas que
lo hacen en el aire los brazos de hierro.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
NOTAS
1 CHILLIDA, Susana: Elogio del
Horizonte. Conversaciones con Eduardo Chillida. Ed. Destino, Barcelona,
2003, p. 15.
2 ITURBI, J. J.: Chillida y el
Peine del Viento. Relato de Eduardo Chillida en Unidad diario de la tarde,
18 de febrero de 1976, p. 14.
Chillida. El Peine del Viento (Foto Web Explore San Sebastián) |
Eduardo Chillida. Versiones del Peine del Viento 1976 y 1983 |
El Peine del Viento, San Sebastián (Foto Web Villa Embil Getaria) |
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