LA INVENCIÓN DEL CUERPO
DESNUDOS, ANATOMÍA, PASIONES
MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA, VALLADOLID
Aunque ningún problema ha ocupado tanto el arte
occidental como el cuerpo, fue entre el Renacimiento y la Ilustración cuando
este «objeto» experimentó una mutación decisiva, un proceso de «invención»
—arduo, variado y extenso—, en el seno de una visión humanista y moderna del
mundo. Tan importante resultó y tan espléndidos fueron sus logros que se
convirtió en la quintaesencia «real» y, en apariencia, definitiva de la
representación de lo humano.
Hasta entonces, en los siglos precedentes, la
figura aparecía reducida a un esquema desencarnado. Pero la nueva cultura, bajo
el lema socrático «conócete a ti mismo», descubrió en lo humano un espectáculo
inagotable, amparado por la ética de la dignidad humana y de la libertad de
pensamiento.
Las artes afrontaron este desafío con audacia e
imaginación, conjugando sus búsquedas con las propuestas de anatomistas y geómetras,
con las lecturas de los antiguos y de los filósofos de la naturaleza, unidos
siempre por la preeminencia de la observación, de la mirada, de la experiencia,
de los sentidos; y de la imagen, cuya difusión por la imprenta contribuyó al
esplendor de este periodo.
Nace así una «civilización del cuerpo», muy firme y
optimista, sí, pero atravesada de espinosas dudas morales, de paradojas y
devociones. Una civilización que trata con muertos para poder dar forma a los
vivos, que convierte la energía vital en una fórmula matemática, que castiga el
cuerpo para glorificarlo, que mezcla ciencia y crimen, que funde erotismo y
disección anatómica, que se adentra en el incontrolable mundo de las pasiones
para legislar sus gestos.
La exposición recorre algunos de los episodios
significativos de esta invención artística del cuerpo: el encuentro de la
anatomía en el arte y, a la vez, la componente estética de los tratados
anatómicos; las indagaciones sobre las proporciones de la figura humana; el
influjo de la estatuaria clásica; la teatralización corporal de las pasiones;
la ambigüedad tejida entre el desnudo y lo sagrado; el uso contrarreformista
del imaginario anatómico como estímulo de la devoción del creyente; la
excepcionalidad de la corporeidad femenina asociada con la reproducción y su
deslizamiento hacia una observación erótica, el nacimiento del hombre-máquina,
o, finalmente, el lazo entre color pictórico y apoteosis de la carne.
En función de estos criterios, la muestra está
estructurada en seis apartados que bajo la titulación de "Cuerpos en el
taller del artista", "Cuerpos en acción, hombres máquina",
"La anatomía y su sombra", "El gran espectáculo de las emociones",
"La fascinación por el cuerpo herido" y "Carnositá: Cuerpos de la plenitud", recoge obras, entre otros,
de Alberto Durero, Alonso Berruguete, Pierre II Poncet, Bartolomeo Suardi
“Bramantino”, Pollaiolo, Tintoretto, Richier Ligier, Mateo Vangorla, Isidro Villoldo, Gaspar Becerra, Vesalio, José
de Ribera, Juan de Juni, Charles Le Brun, Pedro de Mena, Francisco de Zurbarán,
Juan Alonso de Villabrille y Ron, Pedro Pablo Rubens, Artemisia Gentileschi y
Francisco de Goya.
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