RETABLO DE SANTA MARÍA DE TENTUDÍA
Niculoso
Francisco Pisano (Pisa, último tercio s. XV - Sevilla, h. 1529)
1518
Mayólica
Monasterio
de Santa María de Tentudía, Calera de León (Badajoz)
Mayólica o
cerámica renacentista
Durante el reinado de los Reyes Católicos, estando
en plena efervescencia las manifestaciones del último gótico, a causa de las
relaciones comerciales y políticas comenzaron a introducirse en España novedades
renacentistas, tanto procedentes de Flandes como de Italia. Así ocurrió
principalmente en el campo de la pintura y escultura. Sin embargo, esto también
afectó a otras artes consideradas menores, como es el caso de la cerámica, que
había alcanzado un enorme desarrollo en diferentes territorios hispánicos como
herencia de la tradición islámica.
Fijamos nuestra atención en la ciudad de Sevilla,
donde en aquel tiempo la actividad artesanal alfarera estaba localizada en el
barrio de Triana. A finales del siglo XV, a Triana llegó y allí se estableció
Niculoso Francisco, un ceramista italiano que, experimentado en las
innovaciones renacentistas en la elaboración de mayólica, abrió un taller en el
que hizo una aportación trascendental a la técnica y la estética de la cerámica
sevillana, hasta entonces caracterizada por desarrollar recetas y un repertorio
decorativo de origen hispanomusulmán o andalusí —azulejos de arista, propios de
la cultura mudéjar—, basado fundamentalmente en composiciones geométricas.
Niculoso Francisco, apodado Pisano por su lugar de procedencia, incorporó al
repertorio sevillano el azulejo pintado de superficie plana, una modalidad
polícroma con una gran variedad de motivos figurativos, tanto religiosos,
preponderantes en todas las artes de la época, como profanos, estos basados en
la decoración de grutescos tan extendida en Italia.
El contexto histórico en que se producía era
consecuencia del descubrimiento de América y la posterior conversión de Sevilla
en el puerto comercial más importante de Europa, hecho que tuvo reflejo en
todas las artes. De modo que, coincidiendo con el inicio de la Edad Moderna,
Sevilla se convertiría en una de las ciudades europeas más destacadas en la
producción de azulejos, tanto por su cantidad como por su calidad.
En el siglo XVI se podrían distinguir dos etapas en
el desarrollo artístico de los azulejos cerámicos sevillanos. Una que abarca el
primer tercio de siglo, marcada por las originales aportaciones de Niculoso
Francisco Pisano, coetáneo a la abundante producción de azulejos de arista con
motivos geométricos, y otra posterior en la que confluyeron artistas italianos
y flamencos que prolongaron la técnica implantada por Niculoso, adaptando su
técnica a la decoración de vajillas de gran calidad y al revestimiento con
azulejos no sólo con diseños de origen islámico, sino también góticos y
renacentistas. Este tipo de azulejería se expandiría tanto por España como por
Italia, Portugal, el sur de Inglaterra y diversos territorios americanos.
En la segunda mitad del siglo XVI se estableció en
Sevilla la familia Pesaro, procedente de Génova, así como el flamenco Frans
Andries, que llegó en 1561, que enseñó la técnica de la mayólica italiana al
ceramista sevillano Roque Hernández y a su yerno Cristóbal de Augusta, siendo
este último quien consolidó la incorporación del repertorio de grutescos y
quien realizó grandes paneles cerámicos de gran colorido, siguiendo la senda de
Niculoso Pisano.
LA MAYÓLICA
El término mayólica
(derivado de la denominación latina de Mallorca) define un tipo de decoración
cerámica aplicada al barro cocido y vidriado, generalmente sobre loza. La
técnica del vidriado fue un hallazgo casual de la cultura islámica en el
intento de imitar a la porcelana china. Tras extenderse por el norte de África,
la técnica fue adoptada por los árabes en España, dando lugar a la cerámica
hispano-morisca. En el siglo XIII ya se había difundido por la península
ibérica y Sicilia, de donde pasó a Italia, siendo en la ciudad de Faenza donde
los talleres de mayólica alcanzaron mayor calidad. Hacia 1500 la técnica estaba
expandida por toda Italia, aunque los mayores centros se encontraban en las ciudades
del norte.
La mayólica italiana del Renacimiento alcanzó una de
las cumbres de la cerámica artística de todos los tiempos, caracterizándose por
la aplicación de motivos figurativos o "historiados" que relacionaban
la cerámica con la pintura, unas veces con motivos originales y otras copiando
composiciones de pintores famosos. Los mejores artífices trataban de aunar el
uso funcional de la cerámica con la decoración, siendo especialmente atractivos
los recipientes torneados y los grandes platos decorados con figuras o escenas
de gran colorido y detalle, piezas que paulatinamente fueron adquiriendo formas
más complicadas, siempre prevaleciendo los motivos decorativos.
En la Italia renacentista las piezas de mayólica eran
muy apreciadas en las casas de los nobles. En el repertorio decorativo las
escenas mitológicas llegaron a reemplazar a los motivos religiosos, siendo
frecuente la aparición de cupidos, sátiros, delfines, etc. Al igual que la
pintura, cada centro de producción de mayólica desarrolló un estilo y una
técnica propia e independiente. Si en Umbría la temática religiosa continuó
siendo la más popular, en Castel Durante, en el ducado de Urbino, las escenas
historiadas más destacadas fueron realizadas por Nicola Pellipario, con vivos
animales, paisajes idílicos y colores delicados; en la mayólica de Deruta,
cerca de Perugia, fueron características las orlas alrededor de un motivo
central; en los alfares de Cafaggiola, patrocinados por la familia Médicis,
destacaron las piezas pintadas por Jacopo Fattorino, mientras que en Gubbio la
decoración alcanzó gran perfección con el maestro Giorgio Andreoli.
NICULOSO FRANCISCO PISANO, PINTOR Y CERAMISTA
Niculoso Francisco Pisano nació en el último tercio
del siglo XV en Pisa o sus proximidades, cuando la ciudad comenzó a depender de
Florencia y el gobierno de los Médicis, momento en que Pisa inició un proceso
de decadencia. Su primera formación pudo recibirla en los talleres
especializados en mayólica de Faenza, Cafaggiola o Castel Durante, llegando a
conocer en Florencia la original producción del escultor y ceramista florentino
Luca della Robbia, creador de una saga de escultores especializados en tondos y
relieves en barro cocido y vidriado aplicados a fachadas, tímpanos y altares.
En la década de 1490 Niculoso Pisano decidió
trasladarse a España, estando documentado que en 1498 tenía su residencia y
taller en el barrio de Triana de Sevilla, pródigo en talleres alfareros, donde
residía con su esposa Leonor Ruiz. Por su innovadora técnica, respecto a la
tradición sevillana, tuvo pronto una enorme aceptación, pues los tradicionales
frisos compuestos con innumerables motivos geométricos —azulejos de arista de
tradición islámica— dieron paso en su taller a la elaboración de paneles
pintados en los que se combinaban escenas figurativas, de carácter religioso,
con motivos de grutescos renacentistas, adquiriendo el aspecto de una pintura
conformada por azulejos vidriados, dotados de un intenso colorido, en los que
los motivos eran pintados con numerosos colores sobre azulejos planos bañados
de esmalte blanco de plomo y estaño, lo que motivó su denominación como
"azulejo pisano", técnica que tendría una enorme repercusión en la
evolución posterior de la azulejería sevillana.
De esta manera Niculoso Pisano se convertía en el
pionero en introducir en el arte sevillano, a través de la mayólica, el
repertorio iconográfico renacentista, que en el resto de las artes no se
reflejaría hasta años después.
Niculoso Pisano. Lauda de Íñigo López, 1503 Iglesia de Santa Ana, Sevilla |
Su primera obra documentada está datada en 1503 y se
trata de la Lauda Sepulcral de Íñigo
López, un panel compuesto por 32 azulejos, dispuestos en cuatro hiladas,
que aparece insertado en el muro de la Epístola de la iglesia trianera de Santa
Ana. La composición, que está datada y firmada en la orla que la enmarca,
representa la figura yacente del personaje con los brazos cruzados al frente,
vestido con una loba ocre que deja asomar mangas moradas, cubierto por un
bonete azul oscuro, la cabeza reposando sobre un cojín blanco y sujetando sobre
el pecho una cruz roja. Su dibujo es un tanto sintético, aunque en el rostro se
aprecia una intención naturalista acorde con las corrientes del Renacimiento.
En 1504 se fechan los trabajos realizados para la
fachada de la iglesia del Monasterio de
Santa Paula, cuya decoración ocupa todo el frente desde el arranque de las
arquivoltas. En ella, como auténtica novedad en España, incorpora siete tondos
en relieve, en los que contó con la colaboración escultórica de Pedro Millán, que siguen
los modelos creados en Florencia por los della Robbia, apareciendo entre
coronas de guirnaldas, frutas y flores las figuras de Santa Elena, San Antonio de
Padua con San Buenaventura, San Pedro con San Pablo, la Natividad
en el centro, San Sebastián con San Roque, San Cosme con San Damián
y Santa Rosa de Viterbo.
Niculoso Pisano. Portada iglesia del convento de Santa Paula, 1504, Sevilla |
De 1504 son también los trabajos realizados para los
Reales Alcázares de Sevilla, destacando el Retablo
de la Visitación del denominado oratorio de los Reyes Católicos, compuesto
por un nicho en el que se inserta un panel con la escena de la Visitación de la Virgen, con nueve
figuras y un paisaje al fondo entre pilastras clásicas, ofreciendo un
extraordinario colorido y la simulación de brocados en algunas vestiduras,
siguiendo el gusto hispano-flamenco de la época. La escena se rodea de una orla
en la que se despliega el Árbol de Jesé,
con las figuras genealógicas de los doce reyes portando filacterías sobre un
fondo azul oscuro. Se completa con una escena de la Anunciación en el frontal del altar y un amplio repertorio de
grutescos que cubre por completo todos los paramentos, constituyendo estos
elementos profanos una verdadera novedad en la iconografía sevillana del
momento.
Con el mismo tema de la Visitación, Niculoso Pisano realizó otra versión para un altar de
Lisboa, cuyo panel central pasó a formar parte de la colección del rey de
Portugal, pasando después a la princesa Antonia de Braganza. Hoy se guarda en
el Rijksmuseum de Amsterdam.
Niculoso Pisano. Tondos del convento de Santa Paula, 1504, Sevilla |
Para el Alcázar sevillano en 1504 también realizó
tres paneles con escenas de la Vida de la
Virgen, de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, de los que se
conservan restos en el Patio de Banderas y en el Museo de Artes y Costumbres
Populares de Sevilla. A ese momento es posible que corresponda el panel de la Anunciación que se conserva en el Museo
Regional de Évora, que hasta 1881 estuvo en el convento de Sâo Benito de
Castris.
En 1508 Niculoso Pisano estaba casado con su segunda
esposa Elena Villar, estando documentados ciertos pagos por el alquiler de unas
casas en el barrio de Triana. El estatus social alcanzado por el artista queda
reflejado durante el bautizo de su hijo Juan el 8 de septiembre de 1508, en el
que ejercieron como padrinos Alfaro y Solís, canónigos de la catedral, y como
madrinas Isabel Salvago, esposa de Alonso de Guzmán, y Violante Gudynis,
sobrina de la marquesa de Portogal. Esto se repetiría en 1511 en el bautizo de
Francisco, su segundo hijo, apadrinado por el alguacil mayor don Alonso y otros
nobles sevillanos.
Igualmente están documentados unos pleitos en 1506 y
1510 por los que tuvo que pagar por ocupar unas casas en cuyos corrales había
ollerías. Se desconoce la identidad de sus discípulos, aunque se cree que ejercía
como colaborador el ollero Diego Rodríguez de San Román, citado en los
mencionados pleitos. El 17 de marzo de 1518 tomaba como aprendiz a Bartolomé de
Maya, un criado de raza negra que había estado al servicio de Beatriz González
y que permaneció en el taller hasta 1524.
Niculoso Pisano Izda: Visitación, 1504, Reales Alcázares, Sevilla Dcha: Visitación, h. 1504, Rijksmuseum, Amsterdam |
Tras realizar en 1511 azulejos decorativos para el
palacio de los condes del Real de Valencia, de los que se conservan restos en
el Museo Nacional de Cerámica de la ciudad, en 1518 componía el revolucionario
retablo cerámico que preside la iglesia del Monasterio
de Tentudía, en el término de Calera de León (Badajoz), una obra de grandes
dimensiones de la que se trata más adelante.
En 1526 se ocupaba en realizar la decoración de la
capilla funeraria de San Zoilo, fundada por Diego Flores, canónigo de Sevilla,
en la iglesia parroquial de la población abulense de Flores de Ávila. Del
conjunto, presidido por la escultura yacente en piedra de un desconocido
caballero, se conserva el frente cerámico de la cama sepulcral, en el que
aparecen putti dolientes en tondos pintados con coronas de guirnaldas y frutos.
Como es habitual, en la orla aparece una inscripción latina con la fecha y la
firma de Niculoso Pisano.
Citaremos para finalizar el bello azulejo polícromo
que realizaba Niculoso Pisano entre 1520 y 1529
y que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Representa a
la Virgen con el Niño y es una obra
que, a pesar de su pequeño formato —17,5 x 16,5 cm.— aparece plena de
delicadeza, humanidad y naturalidad, con un efecto cromático que pone de
manifiesto el dominio técnico del ceramista. A través de un preciso dibujo,
muestra a la Virgen brotando de una flor con el Niño en sus brazos y rodeada
por tallos con flores, una metáfora para presentar a las dos figuras como las
flores más selectas del género humano.
Niculoso Pisano. Detalle de Jesé, retablo de la Visitación, 1504 Oratorio de los Reyes Católicos, Reales Alcázares, Sevilla |
Niculoso Pisano moría en Sevilla en 1529,
comprometiéndose su viuda a seguir pagando el tributo al Hospital de los Santos
Justo y Pastor por el alquiler de las casas de Triana. El creativo ceramista,
que había permanecido activo en Sevilla durante casi treinta años, dejaba un extraordinario
legado salido del taller de Triana que sobrepasó los límites locales y que
supuso la total renovación de las técnicas de la cerámica sevillana, que en el
siglo XVI conoció la competencia de los talleres toledanos de Talavera para
atender la fuerte demanda. Entre los seguidores de Niculoso Pisano en el siglo
XVI merece ser destacado Cristóbal de Augusta, igualmente con taller en Triana.
EL RETABLO CERÁMICO DEL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE TENTUDÍA
El monasterio de Santa María de Tentudía se
encuentra en el término de Calera de León (Badajoz), sede durante años de la
provincia santiaguista de León, administrada por la Orden de Santiago. Su
origen se remonta a una ermita fundada en el siglo XIII por el maestre Pelay
Pérez Correa para conmemorar la batalla allí librada contra los sarracenos,
fundación que fue elevada al rango de monasterio en 1514 por el papa León X.
Presidiendo la iglesia se conserva el Retablo
de la Virgen, una de las obras más importantes de cuantas realizara
Niculoso Pisano y una de las más destacadas de la cerámica española.
El retablo, que fue encargado en 1518 por Juan
Riero, vicario de Tudía, está compuesto por una predela, tres cuerpos y ático,
organizado en tres calles —la central de doble anchura que las laterales— y
todo él rodeado de un guardapolvo decorado con un bello repertorio de grutescos.
Todos estos elementos de los retablos tradicionales en este caso están resueltos
mediante paneles cerámicos adheridos y ajustados al muro del ábside.
Niculoso Pisano. Anunciación, h. 1505 Museo Regional de Évora, Portugal |
Todo el repertorio iconográfico está dedicado a la
vida de la Virgen, cuya desaparecida imagen titular, del siglo XIII, se
colocaba ante el templete fingido de la calle central. Alrededor de este se
despliega una representación de la genealogía de la Virgen a través del Árbol de Jesé, apareciendo el padre de
David recostado y con gesto pensativo mientras de su pecho brotan tallos que se
bifurcan conformando medallones que representan a los doce reyes portando
filacterías, que se elevan hasta la figura de la Virgen con el Niño, que ocupa
el centro en la parte superior. La calle central se remata en la parte superior
con un Calvario cuyas figuras se
colocan entre arquerías que dejan ver al fondo un paisaje rocoso en el que se
divisan las torres de Jerusalén.
En la calle izquierda y de abajo a arriba aparecen
tres paneles que representan un supuesto retrato orante de Pelay
Pérez Correa, fundador del monasterio, y las escenas del Nacimiento de la Virgen y la Anunciación. En la calle derecha se
repite el mismo esquema, con la figura orante de Juan Riero, el vicario comitente del retablo, y las escenas de la Asunción
de la Virgen y la Presentación del
Niño en el Templo. Todas estas escenas aparecen encuadradas por arcos de
medio punto sobre columnas, con las enjutas ornamentadas por motivos del
repertorio de grutescos. Ambas calles se rematan con los emblemas santiaguistas
de León.
De gran
belleza es el repertorio de grutescos que aparece en el guardapolvo, en la
parte superior con figuras de ángeles y animales entre tallos vegetales y
figuras híbridas junto a pebeteros. Bellos grutescos se repiten en los
laterales, donde aparecen dispuestos a
candelieri.
Junto al
retablo se encuentra el sepulcro cerámico de Pelay Pérez Correa, cuyos
decorativos azulejos se atribuyen a Cristóbal de Augusta. Paneles de este
destacado ceramista también se encuentran en la Capilla de los Maestres y en la
Capilla de Santiago. En la primera con un panel que representa a San Agustín, acompañado por un frontal
de altar con la figura de Santa Catalina;
en la segunda con una representación de Santiago
batallador y la Virgen con el Niño
en el frontal del altar, en ambos casos enmarcados por anchas orlas con bellos
motivos vegetales.
Niculoso Pisano. Detalle de frontal de sepulcro, 1526 Iglesia parroquial de Flores de Ávila (Ávila) |
Informe: J. M. Travieso.
Niculoso Pisano. Azulejo de la Virgen con el Niño, h. 1525 Museo de Bellas Artes, Sevilla |
Bibliografía
MORALES, Alfredo J.: Francisco
Niculoso. Sevilla, 1977.
PLEGUEZUELO, Alfonso: Cerámica
de Sevilla (1248-1841), en Sánchez-Pacheco, Trinidad (coord.), Cerámica
Española, Madrid, 1997, pp. 361-378.
PLEGUEZUELO, Alfonso: Niculoso
Francisco Pisano y el Real Alcázar de Sevilla, Apuntes del Real Alcázar de
Sevilla, 13, 2012, pp. 140-157.
Cristóbal de Augusta. Sepulcro cerámico de Pelay Pérez Correa, s. XVI Monnasterio de Tentudía, Calera de León (Badajoz) |
Otras obras cerámicas del Monasterio de Tentudía
Cristóbal de Augusta. Altares de San Agustín y Santiago, s. XVI Monasterio de Tentudía, Calera de León (Badajoz) |
Cristóbal de Augusta. Paneles de San Agustín y Santiago, s. XVI Monasterio de Tentudía, Calera de León (Badaloz) |
Cristóbal de Augusta. Santa Catalina en el frontal de altar de San Agustín Monasterio de Tentudía, Calera de León (Badajoz) |
Monasterio de Tentudía, Calera de León (Badajoz) |
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