Este año no recorrerán las calles vallisoletanas. No
obstante, podemos acercarnos a tan representativo elenco a través de esta serie
de imágenes que muestran una selección de las tallas de Cristo más admirables
de cuantas desfilan por las calles de Valladolid con sus correspondientes
cofradías. La selección no es fácil, pues podríamos referir muchas más, pero
creo que quedan reseñados los mejores ejemplares cristológicos vallisoletanos.
1 CRISTO DE LA SAGRADA CENA, 1958. Juan Guraya Urrutia.
Iglesia de San Pedro Apóstol, Valladolid.
Cofradía Penitencial y
Sacramental de la Sagrada Cena.
Esta vigorosa imagen, que preside el impactante
grupo escultórico de la Sagrada Cena, presenta el aspecto solemne de un dios
olímpico griego. La majestuosa figura representa el momento de la institución de la Eucarístía. Fue precedida por otra figura de Cristo, hoy conservada por la Cofradía como Jesús de la Esperanza, que fue rechazada por ser superada su escala por las figuras de los apóstoles. Curiosamente, en esta segunda versión su rostro se inspira en un musulmán con el que
el escultor vasco entabló amistad durante su estancia en Tetuán.
* Ficha de la obra
* Ficha de la obra
Iglesia de la Vera Cruz, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Santa
Vera Cruz.
La cabeza de este Cristo, que suda sangre en el
Huerto de los Olivos, es posiblemente la más emotiva de la Semana Santa
vallisoletana. Su autor, discípulo de Gregorio Fernández, sigue de cerca las
pautas del gran maestro, resaltando magistralmente la tensión psicológica y las dudas del
momento. La escena, actualmente reducida a las figuras de Cristo y el ángel, en origen estuvo integrada por las figuras de Judas y soldados que actualmente se conservan en el Museo Nacional de Escultura.
Este paso es cedido por la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz a la Cofradía Penitencial de la Oración del Huerto y San Pascual Bailón.
3 CRISTO ATADO A LA COLUMNA, 1619. Gregorio Fernández.
Iglesia de la Vera Cruz, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Santa
Vera Cruz.
Este icono vallisoletano y obra maestra de la escultura barroca española,
en origen formó parte del paso de la Flagelación. De anatomía perfecta y gesto
misericordioso, representa los ideales de la Contrarreforma. Por su verismo, la
tradición popular piadosa le atribuye el haber hablado al escultor. Su carroza repujada en plata es una de las más bellas de cuantas desfilan en Valladolid, aunque lo realmente sorprendente es la madera desnaturalizada y humanizada de la escultura, dotada de una indescriptible vida interior.
4 ECCE HOMO, 1622. Gregorio
Fernández.
Iglesia de la Vera Cruz, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Santa
Vera Cruz.
Este "Cristo de la Caña", sentado, cubierto por una clámide roja y coronado de espinas, lejos de
aparecer ridiculizado por los verdugos, representa una imagen majestuosa en su
plenitud. En origen formó parte del grupo de la Coronación de Espinas, formado por la figura de Poncio Pilatos y tres sayones burlones que actualmente se conservan en el Museo Nacional de Escultura.
5 CRISTO CON LA CRUZ A CUESTAS, h. 1697. Juan Antonio de la Peña.
Iglesia de San Quirce, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Sagrada
Pasión de Cristo.
Imagen recientemente recuperada y restaurada por la
Cofradía, cuenta con un original dispositivo para sujetar la cruz. En origen
formó parte del grupo escultórico Camino del Calvario. Su autor sigue el
arquetipo creado por Gregorio Fernández.
6 JESÚS NAZARENO, 1687. Anónimo
vallisoletano.
Iglesia de Jesús, Valladolid.
Cofradía Penitencial de Nuestro
Padre Jesús Nazareno.
Esta imagen, obra maestra de un desconocido autor,
es uno de los iconos más populares de la Semana Santa de Valladolid. Representa
una de las caídas de Cristo en su marcha hacia el Calvario. Frente a las versiones generalizadas del Nazareno como imagen vestidera, esta escultura lleva la túnica tallada y policromada.
7 CRISTO CAMINO DEL CALVARIO, 2009. Miguel Ángel González Jurado.
Iglesia de San Andrés, Valladolid.
Cofradía Penitencial del
Santísimo Cristo Despojado, Cristo camino del Calvario y Nuestra Señora de la
Amargura.
Es una de las más recientes incorporaciones al
elenco procesional vallisoletano. El escultor cordobés ha mantenido la estética
propia de la escultura barroca andaluza. Protagoniza en la noche del Martes
Santo la emotiva Procesión del Encuentro de la Virgen (de las Angustias) con su Hijo en la calle de la Amargura, uno
de los actos más populares de la Semana Santa de Valladolid, que tiene como escenario la Plaza de Santa Cruz.
8 PREPARATIVOS PARA LA CRUCIFIXIÓN, 1641. Francisco Alonso de los Ríos.
Museo Nacional de Escultura, Valladolid.
Cofradía Penitencial del
Santísimo Cristo Despojado, Cristo camino del Calvario y Nuestra Señora de la
Amargura.
Esta imagen, en origen un Ecce Homo, aparece
incorporada al paso procesional "Preparativos para la Crucifixión",
formado por tres sayones realizados por Juan de Ávila en 1679. Es uno de los
pasos conservados a lo largo del año en el Museo Nacional de Escultura.
* Ficha de la obra
* Ficha de la obra
Iglesia de San Andrés, Valladolid.
Cofradía Penitencial del
Santísimo Cristo Despojado, Cristo camino del Calvario y Nuestra Señora de la
Amargura.
Con un bello y sereno trabajo de anatomía, aporta
al repertorio vallisoletano la estética murciana que caracteriza la obra de su autor,
que también recibió desde Valladolid los encargos de Nuestra Señora de la
Amargura (2000) y del Cristo de la Humildad (2004). El Cristo despojado, innovador y diferente a su llegada a Valladolid, se ha integrado con gran naturalidad en el ambiente procesional vallisoletano, algo que no han conseguido otras obras por la enorme calidad de la escultura procesional barroca en tierras de Castilla.
10 CRISTO DEL PERDÓN, 1656. Bernardo
de Rincón.
Iglesia de San Quirce, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la
Sagrada Pasión de Cristo.
Representa a Cristo suplicante arrodillado junto a
la cruz. Su autor era nieto del genial imaginero Francisco del Rincón, que
renovó la escultura procesional vallisoletana a principios del siglo XVII. Este
Cristo, por sus valores dramáticos, siempre ha tenido una enorme devoción en Valladolid, donde está constatada su presencia en los Autos de Fe organizados por la Santa Inquisición, pues una de las funciones de la Cofradía era asistir a los condenados a muerte y ocuparse de su entierro.
* Ficha de la obra
* Ficha de la obra
11 ELEVACIÓN DE LA CRUZ, 1604. Francisco
de Rincón.
Cristo en la iglesia de San Quirce, Valladolid. Paso en el Museo
Nacional de Escultura.
Cofradía de la Exaltación de la
Santa Cruz y Nuestra Señora de los Dolores.
Con este paso procesional, de marcados valores manieristas
y gran teatralidad, Francisco de Rincón asentó el modelo de figuras enteramente
talladas en madera que vinieron a sustituir a la antigua imaginería ligera,
sentando las bases de las futuras composiciones de Gregorio Fernández y otros
escultores vallisoletanos.
El paso, compuestos por cuatro sayones que izan la cruz y las figuras de Dimas y Gestas a los costados, se guarda en el Museo Nacional de Escultura, que lo cede en Semana Santa a la Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz.
Museo Nacional de Escultura, Valladolid.
Cofradía de las Siete Palabras.
Acompañado de cinco sayones colocados junto a la
cruz, en origen fue el paso de la Crucifixión, el primer paso monumental elaborado por Gregorio Fernández en Valladolid siguiendo el modelo establecido por Francisco de Rincón para la Cofradía de
Jesús Nazareno. Cristo, de espléndida anatomía, aparece vivo para ajustarse al
relato evangélico. La escena ofrece una remarcada teatralidad por el sayón que coloca el letrero subido a una escalera, el soldado que le ofrece una esponja con hiel mientras otro sujeta un calderín y la pareja que ante la cruz se juega sus vestiduras a los dados. El paso se conserva íntegro en el
Museo Nacional de Escultura, que lo cede a la Cofradía de las Siete Palabras durante la Semana Santa.
Iglesia de Jesús, Valladolid.
Cofradía Penitencial de Nuestro
Padre Jesús Nazareno.
Esta espléndida representación naturalista de
Cristo vivo en la cruz, fue encargada a este seguidor de Gregorio Fernández
para sustituir al original del paso Sed tengo (nº 12), después de una trifulca
entre la Cofradía de Jesús Nazareno y el convento de San Agustín, donde esta
tenía su primitiva sede. El escultor respondió entregando esta obra maestra. La imagen participa en la tarde del Miércoles Santo en el Viacrucis Procesional.
* Ficha de la obra
* Ficha de la obra
Iglesia de San Quirce, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la
Sagrada Pasión de Cristo.
De magnífica factura naturalista, es un ejemplar
atípico en la producción vallisoletana. Formó parte del denominado "Paso Nuevo
de la Virgen y San Juan". Aunque es atribuido por algunos autores al
mediocre y desigual Francisco Díez de Tudanca, esta idea debería descartarse,
pues su factura le supera en calidad. Por la peculiaridad de representar a
Cristo vivo, durante la recomposición de pasos a partir de 1920, a instancias
de Remigio Gandásegui, arzobispo de Valladolid, y a sugerencia de Juan Agapito y Revilla, estuvo
desfilando componiendo durante muchos años el paso de la Elevación de la Cruz. En
1993 fue recuperado por la Cofradía de la Pasión y restaurado en 2010,
participando actualmente aislado en la Procesión de Oración y Sacrificio del
Jueves Santo.
Iglesia de San Quirce, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la
Sagrada Pasión de Cristo.
Este crucifijo, de tamaño superior al natural y atribuido
por Parrado del Olmo a Manuel Álvarez, seguidor de Alonso Berruguete, es una de
las tallas más antiguas de la Semana Santa vallisoletana. Presidió el
humilladero que la Cofradía de la Pasión disponía al otro lado del Puente
Mayor. En 1815 fue trasladado a la iglesia de la Pasión, donde recibió culto
como Cristo de los Arrepentidos. Tras ser utilizado por Agapito y Revilla en 1927
en la recomposición del paso de la Virgen y San Juan, con cuyas figuras no
concuerda en absoluto, actualmente ha sido recuperado por la Cofradía,
protagonizando el Sábado de Pasión, desde 1995, la intimista procesión del
Ejercicio Público de las Cinco Llagas que recorre la antigua judería.
16 CRISTO DE LAS MERCEDES, entre 1601 y 1606. Pompeo Leoni.
Iglesia de Santiago, Valladolid.
Cofradía de las Siete Palabras.
Imponente crucifijo de proporciones monumentales,
vigorosa anatomía y extraordinaria morbidez. Es atribuido al escultor milanés
Pompeo Leoni, presente en Valladolid cuando trabajaba para el Duque de Lerma, para el
que realizó el retablo del desaparecido convento de San Diego, rematado por un Calvario cuyo crucifijo recibe el mismo tratamiento en madera policromada e idénticas
características atléticas, obra que actualmente se conserva en el Museo Nacional de Escultura.
Iglesia de San Pedro, Zaratán (Valladolid).
Cofradía de las Siete Palabras.
Magistral muestra de la madurez alcanzada por la
obra de Gregorio Fernández, presenta las características aplicadas por el gran
maestro a la figuras del crucificado, con una esbelta anatomía, brazos
inclinados, el largo mechón cayendo por el hombro derecho, la barba afilada de
dos puntas y mechones sobre la frente, ojos rasgados, etc. Su naturalismo queda
reforzado con la aplicación de postizos: corona de espinas trenzada, corcho en
las llagas, dientes de hueso y ojos de cristal, incluyendo en este caso incluso
pestañas naturales. Forma parte del paso "Madre, ahí tienes a tu
hijo", junto a las figuras de la Virgen y San Juan, igualmente debidas a
las gubias de Gregorio Fernández. Su presencia realza el Sermón de las Siete Palabras que la Cofradía organiza en la mañana
del Viernes Santo en la Plaza Mayor de Valladolid.
* Ficha de la obra
* Ficha de la obra
Iglesia de las Angustias, Valladolid.
Cofradía Penitencial de Nuestra
Señora de las Angustias.
Impresionante crucificado cuyo tamaño supera al
natural. La airosa anatomía sigue las pautas establecidas por Francisco de
Rincón en las representaciones de Cristo, en las que prescinde de todo tipo de
postizos, motivo por el que la gruesa corona de espinas aparece tallada junto
al cabello con tallos entrelazados. Durante su restauración, realizada por
Carmen Santamaría, pudo comprobarse la pericia del escultor para ahuecar el
interior y reducir su peso. Actualmente participa en la Procesión de Regla que
en la madrugada del Viernes Santo organiza la Cofradía de las Angustias.
Capilla Universitaria del Palacio-Colegio de Santa Cruz, Valladolid.
Hermandad Universitaria del
Santísimo Cristo de la Luz
Inigualable obra maestra conocida como "la
perla", es el crucificado más depurado de Gregorio Fernández. Junto con el
Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés, supone la cumbre de la escultura
barroca española en esta iconografía. Procede de la iglesia de San Benito,
donde ocupó la capilla de los Daza hasta la Desamortización. Actualmente
pertenece al Museo Nacional de Escultura, que en 1940 lo cedió en depósito a la
capilla del Colegio de Santa Cruz, cuando en este recinto se fundó la Hermandad
Universitaria del Cristo de la Luz, con la que desfila desde 1992 como imagen
titular. Con una esbelta y atlética anatomía, presenta toda una serie de
geniales matices realistas que se extienden por la espalda en la búsqueda del
más impactante realismo. Con el vientre hundido, brazos inclinados acusando el
peso, piernas muy juntas, rostro afilado, órbitas oculares hundidas, heridas
pormenorizadas y aplicación de todo tipo de postizos definen la creatividad del
escultor, destacando el detalle de una espina atravesando su ceja izquierda.
* Ficha de la obra
* Ficha de la obra
Iglesia de la Vera Cruz, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Santa
Vera Cruz.
Es la figura que focaliza la arriesgada composición
del paso del Descendimiento, un prodigio de equilibrio y expresividad. Cristo
aparece con los brazos desclavados, con el cuerpo sujetado por José de Arimatea
y Nicodemo, encaramados a altas escaleras, mientras permanece con los pies aún
clavados a la cruz. Su cuerpo, de esbelta anatomía, define una airosa línea
serpentinata que acentúa un simulacro teatral pleno de verismo. Tallado como un
desnudo integral, que Gregorio Fernández repetirá en otras ocasiones, presenta
un magistral trabajo corporal que alcanza su culmen en la cabeza, con melenas y
barbas talladas minuciosamente, ojos rasgados y semicerrados y boca entreabierta
que permite contemplar los dientes de pasta, la lengua e incluso el paladar,
con un gesto que sugiere el último suspiro. Todo un alarde de genialidad
creativa desde el absoluto dominio del oficio.
* Ficha de la obra
* Ficha de la obra
Iglesia de San Martín, Valladolid.
Cofradía Penitencial de Nuestra
Señora de la Piedad.
Procedente de la capilla de Nuestra Señora de la
Soledad del desaparecido convento de San Francisco de Valladolid. Tras su
derribo, la imagen fue trasladada a la iglesia de San Martín, que en la
actualidad es la sede canónica de la Cofradía de la Piedad. La figura inerte de
Cristo, que descansa sobre un sudario apoyado sobre la pierna derecha de la
Virgen, describe un efectista arco anatómico en el que todos los músculos
aparecen relajados. Cristo sigue el arquetipo creado por el escultor, con una
cabeza muy próxima a la del paso del Descendimiento, con largos mechones del
cabello discurriendo sobre el hombro derecho, los característicos mechones
afilados sobre la frente, barba afilada y simétrica de dos puntas, ojos
rasgados y entornados, la oreja izquierda visible y la boca entreabierta
dejando apreciar dientes y lengua. Su quietud contrasta con la actitud
declamatoria de la Virgen, una de las imágenes más dramáticas de la Semana
Santa vallisoletana.
* Ficha de la obra
* Ficha de la obra
22 CRISTO YACENTE, entre 1631 y 1636. Taller de Gregorio Fernández.
Museo del Monasterio de Santa Ana y San Joaquín, Valladolid.
Cofradía del Santo Entierro.
Esta
desgarradora imagen de Cristo muerto protagoniza, por sus valores dramáticos,
algunas de las procesiones más emotivas de la Semana Santa de Valladolid, a lo
que contribuye el particular diseño del hábito de la Cofradía, con una túnica
de terciopelo con cola, y el hecho de portar faroles entre un silencio impactante.
La descarnada imagen, concebida para ser contemplada de cerca, presenta
numerosos postizos que realzan su patético realismo, como ojos de cristal de
mirada perdida, dientes de hueso, uñas de asta, gotas de resina en las heridas,
etc.
Iglesia de San Miguel y San Julián, Valladolid.
Cofradía del Descendimiento y
Santo Cristo de la Buena Muerte.
Por sus valores plásticos, este Cristo yacente supone
el punto culminante alcanzado por Gregorio Fernández en esta iconografía que
tanto repitiera. Fue realizado para la Casa profesa de San Ignacio,
reconvertida tras la expulsión de los jesuitas en iglesia de San Miguel y San
Julián, donde quedó integrado en el camarín del retablo de la capilla de la
Buena Muerte. La imagen presenta la singularidad de estar tallada en bulto
redondo, prescindiendo del habitual sudario y del cojín tallado, así como el
estar concebido como un desnudo integral de tipo naturalista y extremada
perfección técnica. El cuerpo, de complexión atlética y proporciones clásicas,
presenta un trazado sinuoso que recuerda su posición en la cruz, con la cabeza
ladeada hacia la derecha, las piernas superpuestas y los brazos extendidos a
los costados. Con el centro emotivo centrado en su rostro, de mirada perdida y
boca entreabierta, el escultor recure al empleo de postizos para conseguir
mayor veracidad en su contemplación de cerca. La imagen sale de su iglesia en
la noche del Jueves Santo en la procesión titular de la Cofradía.
* Ficha de la obra
* Ficha de la obra
Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid.
Aunque ya no participa en los desfiles
procesionales, no podemos olvidar esta escultura de tan fuerte clasicismo y
hondura expresiva que se encuentra entre las mejores obras realizadas por
Gregorio Fernández con fines procesionales. Durante algunos años de la segunda
mitad del siglo XX la talla llegó a desfilar alumbrada por la Cofradía de
Nuestro Padre Jesús atado a la Columna, aunque por razones de conservación —muy
acertadas— se interrumpió su uso procesional. Tras su restauración, la imagen
ocupa una vitrina del Museo Catedralicio de Valladolid, al que llegó en 1972
procedente de la iglesia de San Nicolás. La escultura fusiona los valores de la
estatuaria clásica, incluyendo un fantástico contrapposto en su esbelta anatomía, con los obsesivos efectos
naturalistas conseguidos por Gregorio Fernández en su etapa de madurez, con una
cabeza portentosa y tallado como un desnudo integral, con el paño de pureza
realizado en tela encolada.
Museo Nacional de Escultura, Valladolid.
Finalizamos esta selección cristológica con la
figura de Cristo muerto perteneciente al paso de la Sexta Angustia,
originariamente denominado "El Descendimiento" y realizado en
1616 a petición de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, que todavía
mantiene en su poder las figuras de San Juan y la Magdalena que integraban la
composición, mientras que el grupo de la Piedad y las espléndidas figuras
crucificadas de Dimas y Gestas se conservan en el Museo Nacional de Escultura.
La elegante figura de Cristo aparece sujeta por la Virgen, con una estilizada
anatomía apoyada sobre un sudario que reposa sobre un talud de peñascos,
utilizando el escultor el tema como pretexto para ejercitar correctísimos
desnudos en las figuras de Cristo y los dos ladrones. En la escena prima una
cadencia de movimientos abiertos, típicamente barrocos, que contrasta con la
elegante quietud de Cristo, en cuya figura el escultor consolida el arquetipo
humano por él creado.
* Ficha de la obra
* Ficha de la obra
Informe y fotografías: J. M. Travieso
ATENCIÓN: Si quieres obtener más información, sólo tienes que pulsar sobre la inscripción "Ficha de la obra" que acompaña a la mayoría de las imágenes.
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Me parecen estupendos los dos reportajes de los Cristos y las Dolorosas y más en estos días que no podemos verlos en la calle.
ResponderEliminarGracias por hacernos más llevaderos estos días en casa
Muchas gracias por haber comprendido la intencionalidad de estos artículos. Ánimo, que entre todos seremos capaces de salir de esta amenaza que nos mantiene en clausura.
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