8 de abril de 2020

Conocer sin salir de casa: LOS 25 CRISTOS MÁS IMPRESIONANTES de la Semana Santa de Valladolid


Este año no recorrerán las calles vallisoletanas. No obstante, podemos acercarnos a tan representativo elenco a través de esta serie de imágenes que muestran una selección de las tallas de Cristo más admirables de cuantas desfilan por las calles de Valladolid con sus correspondientes cofradías. La selección no es fácil, pues podríamos referir muchas más, pero creo que quedan reseñados los mejores ejemplares cristológicos vallisoletanos.


1 CRISTO DE LA SAGRADA CENA, 1958. Juan Guraya Urrutia.
Iglesia de San Pedro Apóstol, Valladolid.
Cofradía Penitencial y Sacramental de la Sagrada Cena.
Esta vigorosa imagen, que preside el impactante grupo escultórico de la Sagrada Cena, presenta el aspecto solemne de un dios olímpico griego. La majestuosa figura representa el momento de la institución de la Eucarístía. Fue precedida por otra figura de Cristo, hoy conservada por la Cofradía como Jesús de la Esperanza, que fue rechazada por ser superada su escala por las figuras de los apóstoles. Curiosamente, en esta segunda versión su rostro se inspira en un musulmán con el que el escultor vasco entabló amistad durante su estancia en Tetuán.
Ficha de la obra

2 CRISTO DE LA ORACIÓN DEL HUERTO, h. 1629. Andrés Solanes
Iglesia de la Vera Cruz, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz.
La cabeza de este Cristo, que suda sangre en el Huerto de los Olivos, es posiblemente la más emotiva de la Semana Santa vallisoletana. Su autor, discípulo de Gregorio Fernández, sigue de cerca las pautas del gran maestro,  resaltando magistralmente la tensión psicológica y las dudas del momento. La escena, actualmente reducida a las figuras de Cristo y el ángel, en origen estuvo integrada por las figuras de Judas y soldados que actualmente se conservan en el Museo Nacional de Escultura.
Este paso es cedido por la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz a la Cofradía Penitencial de la Oración del Huerto y San Pascual Bailón. 


3 CRISTO ATADO A LA COLUMNA, 1619. Gregorio Fernández.
Iglesia de la Vera Cruz, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz.
Este icono vallisoletano y obra maestra de la escultura barroca española, en origen formó parte del paso de la Flagelación. De anatomía perfecta y gesto misericordioso, representa los ideales de la Contrarreforma. Por su verismo, la tradición popular piadosa le atribuye el haber hablado al escultor. Su carroza repujada en plata es una de las más bellas de cuantas desfilan en Valladolid, aunque lo realmente sorprendente es la madera desnaturalizada y humanizada de la escultura, dotada de una indescriptible vida interior. 




4 ECCE HOMO, 1622. Gregorio Fernández.
Iglesia de la Vera Cruz, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz.
Este "Cristo de la Caña", sentado, cubierto por una clámide roja y coronado de espinas, lejos de aparecer ridiculizado por los verdugos, representa una imagen majestuosa en su plenitud. En origen formó parte del grupo de la Coronación de Espinas, formado por la figura de Poncio Pilatos y tres sayones burlones que actualmente se conservan en el Museo Nacional de Escultura.





5 CRISTO CON LA CRUZ A CUESTAS, h. 1697. Juan Antonio de la Peña.
Iglesia de San Quirce, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo.
Imagen recientemente recuperada y restaurada por la Cofradía, cuenta con un original dispositivo para sujetar la cruz. En origen formó parte del grupo escultórico Camino del Calvario. Su autor sigue el arquetipo creado por Gregorio Fernández.







6 JESÚS NAZARENO, 1687. Anónimo vallisoletano.
Iglesia de Jesús, Valladolid.
Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Esta imagen, obra maestra de un desconocido autor, es uno de los iconos más populares de la Semana Santa de Valladolid. Representa una de las caídas de Cristo en su marcha hacia el Calvario. Frente a las versiones generalizadas del Nazareno como imagen vestidera, esta escultura lleva la túnica tallada y policromada.






7 CRISTO CAMINO DEL CALVARIO, 2009. Miguel Ángel González Jurado.
Iglesia de San Andrés, Valladolid.
Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo Despojado, Cristo camino del Calvario y Nuestra Señora de la Amargura.
Es una de las más recientes incorporaciones al elenco procesional vallisoletano. El escultor cordobés ha mantenido la estética propia de la escultura barroca andaluza. Protagoniza en la noche del Martes Santo la emotiva Procesión del Encuentro de la Virgen (de las Angustias) con su Hijo en la calle de la Amargura, uno de los actos más populares de la Semana Santa de Valladolid, que tiene como escenario la Plaza de Santa Cruz.




8 PREPARATIVOS PARA LA CRUCIFIXIÓN, 1641. Francisco Alonso de los Ríos.
Museo Nacional de Escultura, Valladolid.
Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo Despojado, Cristo camino del Calvario y Nuestra Señora de la Amargura.
Esta imagen, en origen un Ecce Homo, aparece incorporada al paso procesional "Preparativos para la Crucifixión", formado por tres sayones realizados por Juan de Ávila en 1679. Es uno de los pasos conservados a lo largo del año en el Museo Nacional de Escultura.

Ficha de la obra




9 CRISTO DESPOJADO, 1993. José Antonio Hernández Navarro.
Iglesia de San Andrés, Valladolid.
Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo Despojado, Cristo camino del Calvario y Nuestra Señora de la Amargura.
Con un bello y sereno trabajo de anatomía, aporta al repertorio vallisoletano la estética murciana que caracteriza la obra de su autor, que también recibió desde Valladolid los encargos de Nuestra Señora de la Amargura (2000) y del Cristo de la Humildad (2004). El Cristo despojado, innovador y diferente a su llegada a Valladolid, se ha integrado con gran naturalidad en el ambiente procesional vallisoletano, algo que no han conseguido otras obras por la enorme calidad de la escultura procesional barroca en tierras de Castilla.



10 CRISTO DEL PERDÓN, 1656. Bernardo de Rincón.
Iglesia de San Quirce, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo.
Representa a Cristo suplicante arrodillado junto a la cruz. Su autor era nieto del genial imaginero Francisco del Rincón, que renovó la escultura procesional vallisoletana a principios del siglo XVII. Este Cristo, por sus valores dramáticos, siempre ha tenido una enorme devoción en Valladolid, donde está constatada su presencia en los Autos de Fe organizados por la Santa Inquisición, pues una de las funciones de la Cofradía era asistir a los condenados a muerte y ocuparse de su entierro.

Ficha de la obra



11 ELEVACIÓN DE LA CRUZ, 1604. Francisco de Rincón.
Cristo en la iglesia de San Quirce, Valladolid. Paso en el Museo Nacional de Escultura.
Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz y Nuestra Señora de los Dolores.
Con este paso procesional, de marcados valores manieristas y gran teatralidad, Francisco de Rincón asentó el modelo de figuras enteramente talladas en madera que vinieron a sustituir a la antigua imaginería ligera, sentando las bases de las futuras composiciones de Gregorio Fernández y otros escultores vallisoletanos.
El paso, compuestos por cuatro sayones que izan la cruz y las figuras de Dimas y Gestas a los costados, se guarda en el Museo Nacional de Escultura, que lo cede en Semana Santa a la Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz.

12 SED TENGO, 1612. Gregorio Fernández.
Museo Nacional de Escultura, Valladolid.
Cofradía de las Siete Palabras.
Acompañado de cinco sayones colocados junto a la cruz, en origen fue el paso de la Crucifixión, el primer paso monumental elaborado por Gregorio Fernández en Valladolid siguiendo el modelo establecido por Francisco de Rincón para la Cofradía de Jesús Nazareno. Cristo, de espléndida anatomía, aparece vivo para ajustarse al relato evangélico. La escena ofrece una remarcada teatralidad por el sayón que coloca el letrero subido a una escalera,  el soldado que le ofrece una esponja con hiel mientras otro sujeta un calderín y la pareja que ante la cruz se juega sus vestiduras a los dados. El paso se conserva íntegro en el Museo Nacional de Escultura, que lo cede a la Cofradía de las Siete Palabras durante la Semana Santa.

13 CRISTO DE LA AGONÍA, 1684. Juan Antonio de la Peña.
Iglesia de Jesús, Valladolid.
Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Esta espléndida representación naturalista de Cristo vivo en la cruz, fue encargada a este seguidor de Gregorio Fernández para sustituir al original del paso Sed tengo (nº 12), después de una trifulca entre la Cofradía de Jesús Nazareno y el convento de San Agustín, donde esta tenía su primitiva sede. El escultor respondió entregando esta obra maestra. La imagen participa en la tarde del Miércoles Santo en el Viacrucis Procesional.

Ficha de la obra  




14 CRISTO DEL CALVARIO, mediados del siglo XVII. Anónimo vallisoletano.
Iglesia de San Quirce, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo.
De magnífica factura naturalista, es un ejemplar atípico en la producción vallisoletana. Formó parte del denominado "Paso Nuevo de la Virgen y San Juan". Aunque es atribuido por algunos autores al mediocre y desigual Francisco Díez de Tudanca, esta idea debería descartarse, pues su factura le supera en calidad. Por la peculiaridad de representar a Cristo vivo, durante la recomposición de pasos a partir de 1920, a instancias de Remigio Gandásegui, arzobispo de Valladolid, y a sugerencia de Juan Agapito y Revilla, estuvo desfilando componiendo durante muchos años el paso de la Elevación de la Cruz. En 1993 fue recuperado por la Cofradía de la Pasión y restaurado en 2010, participando actualmente aislado en la Procesión de Oración y Sacrificio del Jueves Santo.

15 SANTO CRISTO DE LAS CINCO LLAGAS, entre 1548 y 1562. Manuel Álvarez.
Iglesia de San Quirce, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo.
Este crucifijo, de tamaño superior al natural y atribuido por Parrado del Olmo a Manuel Álvarez, seguidor de Alonso Berruguete, es una de las tallas más antiguas de la Semana Santa vallisoletana. Presidió el humilladero que la Cofradía de la Pasión disponía al otro lado del Puente Mayor. En 1815 fue trasladado a la iglesia de la Pasión, donde recibió culto como Cristo de los Arrepentidos. Tras ser utilizado por Agapito y Revilla en 1927 en la recomposición del paso de la Virgen y San Juan, con cuyas figuras no concuerda en absoluto, actualmente ha sido recuperado por la Cofradía, protagonizando el Sábado de Pasión, desde 1995, la intimista procesión del Ejercicio Público de las Cinco Llagas que recorre la antigua judería.



16 CRISTO DE LAS MERCEDES, entre 1601 y 1606. Pompeo Leoni.
Iglesia de Santiago, Valladolid.
Cofradía de las Siete Palabras.
Imponente crucifijo de proporciones monumentales, vigorosa anatomía y extraordinaria morbidez. Es atribuido al escultor milanés Pompeo Leoni, presente en Valladolid cuando trabajaba para el Duque de Lerma, para el que realizó el retablo del desaparecido convento de San Diego, rematado por un Calvario cuyo crucifijo recibe el mismo tratamiento en madera policromada e idénticas características atléticas, obra que actualmente se conserva en el Museo Nacional de Escultura.




17 SANTO CRISTO DEL AMPARO, entre 1615 y 1621. Gregorio Fernández.
Iglesia de San Pedro, Zaratán (Valladolid).
Cofradía de las Siete Palabras.
Magistral muestra de la madurez alcanzada por la obra de Gregorio Fernández, presenta las características aplicadas por el gran maestro a la figuras del crucificado, con una esbelta anatomía, brazos inclinados, el largo mechón cayendo por el hombro derecho, la barba afilada de dos puntas y mechones sobre la frente, ojos rasgados, etc. Su naturalismo queda reforzado con la aplicación de postizos: corona de espinas trenzada, corcho en las llagas, dientes de hueso y ojos de cristal, incluyendo en este caso incluso pestañas naturales. Forma parte del paso "Madre, ahí tienes a tu hijo", junto a las figuras de la Virgen y San Juan, igualmente debidas a las gubias de Gregorio Fernández. Su presencia realza el Sermón de las Siete Palabras que la Cofradía organiza en la mañana del Viernes Santo en la Plaza Mayor de Valladolid.
Ficha de la obra

18 CRISTO DE LOS CARBONEROS, 1606. Francisco de Rincón.
Iglesia de las Angustias, Valladolid.
Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias.
Impresionante crucificado cuyo tamaño supera al natural. La airosa anatomía sigue las pautas establecidas por Francisco de Rincón en las representaciones de Cristo, en las que prescinde de todo tipo de postizos, motivo por el que la gruesa corona de espinas aparece tallada junto al cabello con tallos entrelazados. Durante su restauración, realizada por Carmen Santamaría, pudo comprobarse la pericia del escultor para ahuecar el interior y reducir su peso. Actualmente participa en la Procesión de Regla que en la madrugada del Viernes Santo organiza la Cofradía de las Angustias.

19 CRISTO DE LA LUZ, entre 1630 y 1633. Gregorio Fernández.
Capilla Universitaria del Palacio-Colegio de Santa Cruz, Valladolid.
Hermandad Universitaria del Santísimo Cristo de la Luz
Inigualable obra maestra conocida como "la perla", es el crucificado más depurado de Gregorio Fernández. Junto con el Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés, supone la cumbre de la escultura barroca española en esta iconografía. Procede de la iglesia de San Benito, donde ocupó la capilla de los Daza hasta la Desamortización. Actualmente pertenece al Museo Nacional de Escultura, que en 1940 lo cedió en depósito a la capilla del Colegio de Santa Cruz, cuando en este recinto se fundó la Hermandad Universitaria del Cristo de la Luz, con la que desfila desde 1992 como imagen titular. Con una esbelta y atlética anatomía, presenta toda una serie de geniales matices realistas que se extienden por la espalda en la búsqueda del más impactante realismo. Con el vientre hundido, brazos inclinados acusando el peso, piernas muy juntas, rostro afilado, órbitas oculares hundidas, heridas pormenorizadas y aplicación de todo tipo de postizos definen la creatividad del escultor, destacando el detalle de una espina atravesando su ceja izquierda.
Ficha de la obra

20 CRISTO DEL DESCENDIMIENTO, 1623. Gregorio Fernández.
Iglesia de la Vera Cruz, Valladolid.
Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz.
Es la figura que focaliza la arriesgada composición del paso del Descendimiento, un prodigio de equilibrio y expresividad. Cristo aparece con los brazos desclavados, con el cuerpo sujetado por José de Arimatea y Nicodemo, encaramados a altas escaleras, mientras permanece con los pies aún clavados a la cruz. Su cuerpo, de esbelta anatomía, define una airosa línea serpentinata que acentúa un simulacro teatral pleno de verismo. Tallado como un desnudo integral, que Gregorio Fernández repetirá en otras ocasiones, presenta un magistral trabajo corporal que alcanza su culmen en la cabeza, con melenas y barbas talladas minuciosamente, ojos rasgados y semicerrados y boca entreabierta que permite contemplar los dientes de pasta, la lengua e incluso el paladar, con un gesto que sugiere el último suspiro. Todo un alarde de genialidad creativa desde el absoluto dominio del oficio.
Ficha de la obra

21 CRISTO DE LA PIEDAD, 1627. Gregorio Fernández.
Iglesia de San Martín, Valladolid.
Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de la Piedad.
Procedente de la capilla de Nuestra Señora de la Soledad del desaparecido convento de San Francisco de Valladolid. Tras su derribo, la imagen fue trasladada a la iglesia de San Martín, que en la actualidad es la sede canónica de la Cofradía de la Piedad. La figura inerte de Cristo, que descansa sobre un sudario apoyado sobre la pierna derecha de la Virgen, describe un efectista arco anatómico en el que todos los músculos aparecen relajados. Cristo sigue el arquetipo creado por el escultor, con una cabeza muy próxima a la del paso del Descendimiento, con largos mechones del cabello discurriendo sobre el hombro derecho, los característicos mechones afilados sobre la frente, barba afilada y simétrica de dos puntas, ojos rasgados y entornados, la oreja izquierda visible y la boca entreabierta dejando apreciar dientes y lengua. Su quietud contrasta con la actitud declamatoria de la Virgen, una de las imágenes más dramáticas de la Semana Santa vallisoletana.
Ficha de la obra


22 CRISTO YACENTE, entre 1631 y 1636. Taller de Gregorio Fernández.
Museo del Monasterio de Santa Ana y San Joaquín, Valladolid.
Cofradía del Santo Entierro.
  Esta desgarradora imagen de Cristo muerto protagoniza, por sus valores dramáticos, algunas de las procesiones más emotivas de la Semana Santa de Valladolid, a lo que contribuye el particular diseño del hábito de la Cofradía, con una túnica de terciopelo con cola, y el hecho de portar faroles entre un silencio impactante. La descarnada imagen, concebida para ser contemplada de cerca, presenta numerosos postizos que realzan su patético realismo, como ojos de cristal de mirada perdida, dientes de hueso, uñas de asta, gotas de resina en las heridas, etc.



23 CRISTO YACENTE, h. 1627. Gregorio Fernández.
Iglesia de San Miguel y San Julián, Valladolid.
Cofradía del Descendimiento y Santo Cristo de la Buena Muerte.
Por sus valores plásticos, este Cristo yacente supone el punto culminante alcanzado por Gregorio Fernández en esta iconografía que tanto repitiera. Fue realizado para la Casa profesa de San Ignacio, reconvertida tras la expulsión de los jesuitas en iglesia de San Miguel y San Julián, donde quedó integrado en el camarín del retablo de la capilla de la Buena Muerte. La imagen presenta la singularidad de estar tallada en bulto redondo, prescindiendo del habitual sudario y del cojín tallado, así como el estar concebido como un desnudo integral de tipo naturalista y extremada perfección técnica. El cuerpo, de complexión atlética y proporciones clásicas, presenta un trazado sinuoso que recuerda su posición en la cruz, con la cabeza ladeada hacia la derecha, las piernas superpuestas y los brazos extendidos a los costados. Con el centro emotivo centrado en su rostro, de mirada perdida y boca entreabierta, el escultor recure al empleo de postizos para conseguir mayor veracidad en su contemplación de cerca. La imagen sale de su iglesia en la noche del Jueves Santo en la procesión titular de la Cofradía.
Ficha de la obra     

24 ECCE HOMO, h. 1620. Gregorio Fernández.
Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid.
Aunque ya no participa en los desfiles procesionales, no podemos olvidar esta escultura de tan fuerte clasicismo y hondura expresiva que se encuentra entre las mejores obras realizadas por Gregorio Fernández con fines procesionales. Durante algunos años de la segunda mitad del siglo XX la talla llegó a desfilar alumbrada por la Cofradía de Nuestro Padre Jesús atado a la Columna, aunque por razones de conservación —muy acertadas— se interrumpió su uso procesional. Tras su restauración, la imagen ocupa una vitrina del Museo Catedralicio de Valladolid, al que llegó en 1972 procedente de la iglesia de San Nicolás. La escultura fusiona los valores de la estatuaria clásica, incluyendo un fantástico contrapposto en su esbelta anatomía, con los obsesivos efectos naturalistas conseguidos por Gregorio Fernández en su etapa de madurez, con una cabeza portentosa y tallado como un desnudo integral, con el paño de pureza realizado en tela encolada. 

25 CRISTO DEL PASO DE LA SEXTA ANGUSTIA, 1616. Gregorio Fernández.
Museo Nacional de Escultura, Valladolid.
Finalizamos esta selección cristológica con la figura de Cristo muerto perteneciente al paso de la Sexta Angustia, originariamente denominado "El Descendimiento" y realizado en 1616 a petición de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, que todavía mantiene en su poder las figuras de San Juan y la Magdalena que integraban la composición, mientras que el grupo de la Piedad y las espléndidas figuras crucificadas de Dimas y Gestas se conservan en el Museo Nacional de Escultura. La elegante figura de Cristo aparece sujeta por la Virgen, con una estilizada anatomía apoyada sobre un sudario que reposa sobre un talud de peñascos, utilizando el escultor el tema como pretexto para ejercitar correctísimos desnudos en las figuras de Cristo y los dos ladrones. En la escena prima una cadencia de movimientos abiertos, típicamente barrocos, que contrasta con la elegante quietud de Cristo, en cuya figura el escultor consolida el arquetipo humano por él creado.
Ficha de la obra

Informe y fotografías: J. M. Travieso

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2 comentarios:

  1. Me parecen estupendos los dos reportajes de los Cristos y las Dolorosas y más en estos días que no podemos verlos en la calle.
    Gracias por hacernos más llevaderos estos días en casa

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  2. Muchas gracias por haber comprendido la intencionalidad de estos artículos. Ánimo, que entre todos seremos capaces de salir de esta amenaza que nos mantiene en clausura.

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