MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA. Sala XIX
Calle Cadenas de San Gregorio, Valladolid
SAN JERÓNIMO PENITENTE
Tiziano (Pieve di Cadore, Belluno, Véneto, h. 1488 - Venecia, 1576)
H. 1575
Óleo sobre lienzo
Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
Pintura renacentista. Escuela veneciana
Con motivo de la exposición "Francisco de
Zurbarán, una nueva mirada", que hasta el mes de septiembre se presenta en
el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, una de las obras seleccionadas para esta
muestra antológica ha sido la pintura de la Santa
Faz de Zurbarán que se conserva en el Museo Nacional de Escultura. Como
contraprestación, el museo madrileño ha cedido al museo vallisoletano, por el
mismo periodo, una pintura de su colección que fue realizada hacia 1575 por
Tiziano y que representa a San Jerónimo
penitente.
Por este motivo, es una ocasión el poder disfrutar temporalmente
de un Tiziano en Valladolid, máximo representante de la pintura renacentista
veneciana y grande entre los maestros europeos de todos los tiempos. La
pintura, reflexión artística sobre la renuncia y la penitencia, se ajusta como
anillo al dedo a la sala XIX del Museo, donde se expone la escultura de la
Magdalena penitente de Pedro de Mena y la pintura de San Bruno de Carlo Bononi,
obras que abordan el tema del sacrificio y la penitencia como vías de salvación,
temática estimulada por la Iglesia católica como reacción a las ideas protestantes.
El recurrente tema de San Jerónimo de Estridón
(347-420), presentado como anacoreta que renuncia a los bienes mundanos y se
mortifica en un desierto próximo a Belén, se convertiría en un prototipo
repetido hasta la saciedad por pintores y escultores desde el Renacimiento,
siempre presentando una anatomía enjuta, cuyo pecho golpea con una piedra, en
medio de un paisaje rocoso y acompañado por una serie de atributos constantes
que facilitan su identificación: el ejemplar de la Biblia Vulgata que tradujera
al latín y que recuerda su carácter políglota, el capelo cardenalicio o el
manto púrpura que recuerda los cargos ocupados en Roma junto al papa Dámaso I
antes de su retiro, el crucifijo al que dirige sus oraciones y reflexiones, la
calavera y la clepsidra como símbolos de la fugacidad de la vida y el león al
que, según la leyenda, liberó en el desierto de una espina clavada en la pata,
tras lo cual el fiero animal nunca se separó de su benefactor.
Buena parte de estos elementos aparecen en el
cuadro de Tiziano, una pintura ejecutada con pinceladas rápidas y sueltas que
le proporcionan un aspecto abocetado en el que el opresivo colorido del bosque ejerce
una gran fuerza psicológica, recurso que algunos han denominado
"impresionismo mágico". Tiziano habría realizado esta obra hacia
1575, en plena madurez y con todas sus facultades un año antes de su muerte.
El tema fue abordado al menos cuatro veces por el
gran maestro hasta consolidar su iconografía. Hacia 1530 realizaba la versión
que se conserva en el Museo del Louvre de París, con formato horizontal y
predominando un frondoso y poético paisaje iluminado por la luna. Alrededor de
1555 realizaba la tabla para el altar de la iglesia de Santa María Nuova de
Venecia, actualmente en la Pinacoteca Brera de Milán, donde asienta el modelo
que repetiría en la pintura del Museo
Thyssen-Bornemisza de Madrid, realizada veinte años después con una paleta
mucho más reducida y aspecto abocetado en algunos elementos. En la misma época,
hacia 1575, Tiziano elaboraba el óleo sobre tela del monasterio de San Lorenzo
de El Escorial, donde amplía la gama de colores, incluyendo un celaje con
intensos azules, y cambia al león de lugar, aunque repite con fidelidad la
disposición del santo.
El San Jerónimo
de Tiziano puede contemplarse en el horario habitual del Museo Nacional de
Escultura.
HORARIO DE VISITAS
De martes a sábado, de 10 a 14 y de 16 a 19,30 h.
Domingos, de 10 a 14 h.
Lunes cerrado.
TARIFAS DEL MUSEO
Tarifa
general: 3 euros
Tarifa
reducida: 1,50 euros
Entrada
gratuita: Sábados, de 16 a 19.30 h. y domingos, de 10 a 14 h.
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