22 de junio de 2015

Taller Literario: ESCALOFRÍO EN LA NOCHE, de José Luis Juárez


ESCALOFRÍO EN LA NOCHE

No hago más que dar vueltas. Otra noche sin dormir. Cada vez aguanto menos que John tenga que dejarme sola en casa a consecuencia de su trabajo. Noto su ausencia tanto que no consigo calentar la cama del todo con mi cuerpo. Me siento congelada, desvelada y extraña. Al principio lo llevaba mejor pero a medida que sus viajes son cada vez más frecuentes, empieza la situación a hacerse insoportable. Menos mal que el regalo de hace dos años de Bolt calma, en alguna medida, mis temores nocturnos y mi miedo por estar sola.

¡¡Dios!! Además hace un calor insoportable,… ¿pero y  ese ruido?

—John, ¿eres tú? ¿has anulado tu viaje?

Como siga así voy a terminar volviéndome loca. Es imposible que haya nada extraño ya que Bolt, con lo ladrador que es, estaría armando un escándalo mayúsculo.

—¿Bolt? Ven perrito. Sube. Sube aquí.

Una extraña sensación y un sudor frío empezaron a invadirme cuando algo, en el rellano inferior, chocó contra el suelo. Nuestro perro lleva con nosotros durmiendo dentro de casa y jamás ha tirado nada. ¿Qué está pasando?. El miedo empieza a posarse en mis entrañas.

—¿Bolt? Sube, te digo.

Ni siquiera sé cómo me he atrevido a acercarme a la barandilla y asomarme para mirar hacia abajo. Un grito ahogado de horror se escapa de mi garganta al comprobar cómo inmóvil y acostado sobre un gran charco de sangre está mi guardián de la casa.

Instintivamente, mis ojos intentan recorrer cada uno de los rincones que, a pesar de la escasa luz de la instancia, me permiten observar. Una figura humana muy oscura, con la cara cubierta, está subiendo y creo que me ha visto. Con una calma confusa e inconcebible en mí, busco cobijo en el baño de los invitados cerrando por dentro.

El terror que tengo es tan grande que puedo notar las palpitaciones en mis sienes, mis dedos y en mis labios. Los ruidos procedentes de mi habitación me hacen presagiar que pronto querrá buscarme al oírme antes llamar al perro.

¿Será un ladrón? ¿Qué buscará, a quién y por qué?

—Dios mío,….¡¡Ya está aquí!!

La manilla de la puerta del baño empieza a girar provocando una entrada inútil. De pronto un estruendoso golpe franquea mi refugio provisional.

El brillo intenso de una gran hoja de cuchillo de enormes proporciones, blandiendo en el espacio, me provoca un espasmo espantoso. Lo veo avanzar hacia mí y no puedo dejar de mirar esos ojos ensangrentados en ira teñidos de muerte.

—Cariño. ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?

—¡¡Qué horror!!.. Que pesadilla más espantosa y desagradable he tenido.

—Tranquilo John, sigue durmiendo. Mañana tienes que salir muy pronto de viaje. Voy a refrescarme un poco la cara.

Me extraña que Bolt no se perciba de mi movimiento al levantarme. Todos los perros duermen con un ojo abierto y más cuando perciben sensaciones extrañas de sus dueños. El chorro de agua enfría mis mejillas y calman mi rostro. Me acerco al toallero cuando algo me llama poderosamente la atención. Un enorme cuchillo está caído al lado de la bañera y no puedo al mismo tiempo reprimir un grito desgarrador cuando percibo que John está parado mirándome en la puesta del baño con la mirada contrariada.

—Ohhh ¿qué pasa? ¿Qué haces?

Bolt está lamiendo mi cara adormilada intentado situarme en la realidad de las cosas y, sin comprender más, en este momento y de forma inconcreta y desproporcionada que, acabo de soñar que estaba soñando.

JOSÉ LUIS JUÁREZ, noviembre 2014                    

Taller Literario Domus Pucelae. Texto nº 18
Ilustración: "La familia bien, gracias".

* * * * *

No hay comentarios:

Publicar un comentario