En pleno corazón de Castilla, enclavada en la Tierra de Campos y situada en las estribaciones de los Montes Torozos, ha resistido el paso del tiempo en la provincia de Valladolid la villa medieval de Urueña, todo un reducto de nuestra historia que últimamente ha sabido reinventarse gracias a la iniciativa, el talento, la generosidad y el trabajo de Joaquín Díaz y Luis Delgado, dos personajes muy difíciles de definir porque en ellos concurren los méritos de ser grandes músicos y compositores, investigadores y musicólogos de reconocimiento internacional y sobre todo intelectuales infatigables, cuya labor realizada ha sido ya suficiente para que sus nombres figuren con letras de oro en los anales de la cultura de nuestro tiempo.
Gracias a ellos, la que antaño fuera cabeza del Infantado de Valladolid, hoy pervive convertida en Villa del Libro, un sugestivo título logrado tras el asentamiento dentro de sus murallas de dos instituciones que infundieron nueva vitalidad a tan pintoresco recinto y que son todo un lujo del que gozan los vallisoletanos: La Fundación Joaquín Díaz (Centro Etnográfico) y el Museo de la Música.
La FUNDACIÓN JOAQUÍN DÍAZ, con sede en la Casona de Urueña, un edificio del siglo XVIII que pertenece a la Diputación de Valladolid, es gestionada personalmente por Joaquín Díaz, que con esfuerzo y rigor ha logrado convertir el centro en un prestigioso referente internacional respecto al estudio, la conservación y la transmisión de un legado cultural centrado en la etnografía y el folklore. Poco podemos decir a estas alturas que no se haya dicho, tan sólo recordar que las diversas colecciones que pueden contemplarse o ser objeto de investigación fueron cedidas por su “alma mater”, contando en la actualidad con apartados que no dejan de crecer, tales como la colección de instrumentos musicales tradicionales de Castilla y León, la colección discográfica, la colección de gramófonos, la fonoteca, las colecciones de pliegos de cordel, aleluyas, grabados y fotografías o la colección de campanas, así como la publicación de la “Revista de Folklore” y la revista “Parpalacio”, la edición de discos y la Biblioteca abierta a la consulta, a la que se suman ocasionales exposiciones temporales, siempre de un interés extraordinario.
Gracias a ellos, la que antaño fuera cabeza del Infantado de Valladolid, hoy pervive convertida en Villa del Libro, un sugestivo título logrado tras el asentamiento dentro de sus murallas de dos instituciones que infundieron nueva vitalidad a tan pintoresco recinto y que son todo un lujo del que gozan los vallisoletanos: La Fundación Joaquín Díaz (Centro Etnográfico) y el Museo de la Música.
La FUNDACIÓN JOAQUÍN DÍAZ, con sede en la Casona de Urueña, un edificio del siglo XVIII que pertenece a la Diputación de Valladolid, es gestionada personalmente por Joaquín Díaz, que con esfuerzo y rigor ha logrado convertir el centro en un prestigioso referente internacional respecto al estudio, la conservación y la transmisión de un legado cultural centrado en la etnografía y el folklore. Poco podemos decir a estas alturas que no se haya dicho, tan sólo recordar que las diversas colecciones que pueden contemplarse o ser objeto de investigación fueron cedidas por su “alma mater”, contando en la actualidad con apartados que no dejan de crecer, tales como la colección de instrumentos musicales tradicionales de Castilla y León, la colección discográfica, la colección de gramófonos, la fonoteca, las colecciones de pliegos de cordel, aleluyas, grabados y fotografías o la colección de campanas, así como la publicación de la “Revista de Folklore” y la revista “Parpalacio”, la edición de discos y la Biblioteca abierta a la consulta, a la que se suman ocasionales exposiciones temporales, siempre de un interés extraordinario.
Menos conocido es el MUSEO DE LA MÚSICA, único en España por sus características, en cuyas dependencias se exhiben permanentemente 500 instrumentos de todo el mundo, tradicionales y modernos, de una colección de más de 1.000, reunidos con paciencia, sacrificio y, sobre todo, vocación, por el madrileño Luis Delgado, un músico que además es capaz de tocar la gran mayoría de ellos y cuya generosidad nos permite compartir un legado que supone un interesantísimo complemento a la Fundación Joaquín Díaz, lo que convierte a la villa de Urueña en referente obligado para todos los amantes de la música tradicional.
Los instrumentos de viento, cuerda y percusión, con una enorme diversidad de formas, diseños y materiales, aparecen clasificados según su procedencia geográfica, aunque entre ellos se pueden establecer cuatro apartados. El primero está constituido por piezas únicas, a modo de reconstrucciones arqueológicas tras un riguroso proceso de investigación, que han sido elaboradas por músicos y luthiers a partir de la iconografía medieval que aparece en tallas, pinturas, códices y miniaturas.
El segundo apartado lo constituyen instrumentos adquiridos por Luis Delgado en distintos países del mundo, siendo símbolos de diferentes culturas, todos ellos con una técnica y una historia particular. El tercer apartado está formado por aquellos instrumentos donados al Museo por personalidades de la música, prevaleciendo el significado sentimental de cada uno de ellos. En el último apartado están aquellos instrumentos de los siglos XVIII al XX que presentan en su acabado decoraciones vistosas y delicadas que les convierten en objetos preciosos.
La colección pone de manifiesto el ingenio y la creatividad humana para crear el arte intangible de la música a partir de materiales tan variados como la piedra, el barro, el hueso, la piel, la madera y los metales. Al atractivo de sus sonidos se suma la variedad de formas y los trabajos que convierten a algunos instrumentos en auténticas obras de arte.
Para su exhibición se construyó un nuevo edificio diseñado con este fin, con una gran sala de dos alturas en las que se abren vitrinas que permiten una adecuada contemplación. Pero además se trata de un museo vivo, ya que estos instrumentos, todos en perfecto estado de conservación, son utilizados, tanto por Luis Delgado como por diferentes grupos, en los trabajos de conciertos, grabaciones y conferencias.
Más información: http://www.luisdelgado.net/museo.htm
LUIS DELGADO
Luis Delgado nace en el barrio de Chamberí, en Madrid el 16 de Julio de 1956 y realiza sus estudios de música con D. Manuel Grandío. Su primer concierto lo da a los 14 años como miembro de la Orquesta de Laudes "Gaspar Sanz", y desde ese momento ha pertenecido a formaciones musicales de diversos tipos y estilos: "Imán" (rock andaluz); "Atrium Musicae" (música antigua); "Babia" (fusión Oriente-Occidente); "Finis Africae" (fusión étnica), "Cálamus" (musica medieval española ), "La Musgaña" (música tradicional), "Musica Antigua" de Eduardo Paniagua, grupo hispano-marroquí "Ibn Baya", etc. Entre sus trabajos como productor podemos encontrar nombres como Amancio Prada, Joaquín Díaz, María del Mar Bonet, Nuestro Pequeño Mundo, Emilio Cao, Luis Paniagua, Javier Bergia, habiendo colaborado también en grabaciones del Grupo de Musica Antigua Alfonso X El Sabio, Pablo Guerrero, Oskorri, Vainica Doble y Kepa Junkera. En la actualidad, además de sus constantes conciertos como intérprete y compositor, forma parte del "Quarteto Medieval de Urueña", colabora habitualmente con el grupo francés de música medieval "Le Tre Fontane" y acompaña a Amancio Prada en directo.
A ello se suma su labor como compositor para distintos planetarios, entre ellos los de Nueva York y Madrid, la composición de bandas sonoras para series de televisión y músicas para ballet y teatro, teniendo publicados 20 discos como artista solista, 22 como miembro de distintos grupos, y haber producido más de 50 trabajos y colaborado en más de 100 grabaciones. Por todo ello ha recibido prestigiosos galardones de carácter nacional e internacional.
Su último trabajo, recogido en el disco “As-sirr”, está dedicado a las muwaxahas, composiciones poéticas originarias de Al-Andalus en el siglo IX, que se extendieron por toda Europa hasta el siglo XIV. Al conservarse los textos, pero no la música, Luis Delgado ha musicado los poemas y para conseguir la máxima pureza de la música andalusí de carácter palatino ha recurrido a miembros de la orquesta del Conservatorio de Tánger, entre ellos Jamal Eddine Ben Allal, director del conservatorio, y Mohamed El Arabi Serghini, extraordinario músico y cantante solista de esta orquesta.
Una muestra de este trabajo, así como de los sonidos de algunos instrumentos del Museo de la Música de Urueña se puede apreciar en el vídeo que se adjunta.
Informe: J. M. Travieso (Información extraida de la web de Luis Delgado).
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