ECCE HOMO
Gil de Ronza (Ronse, Flandes, actual
Bélgica, ca 1483 – Zamora, ca 1535)
1522-1525
Madera policromada y elementos postizos
Convento del Corpus Christi,
Zamora
Escultura hispanoflamenca en
Castilla
Se considera que Gil de Ronza nació hacia 1483 en la ciudad flamenca de
Ronse, actualmente perteneciente a Bélgica y situada dentro de la Región
Flamenca de la provincia de Flandes Oriental. Allí debió de realizar su
formación de acuerdo a los parámetros vigentes en la escultura flamenca de
finales del siglo XV, como también lo hizo su hermano Petijuan de Ronque, con
el que probablemente llegó a Toledo hacia 1498 para trabajar en el retablo
mayor de la Catedral Primada.
Algunos años después, se desplazó a Salamanca, donde en 1509 recibió el encargo
de realizar una imagen exenta de San Nicolás para el retablo de la Universidad.
En la segunda década del siglo XVI se pierde la pista de su trayectoria
profesional, reapareciendo en 1521 en la ciudad de Zamora, donde estableció su residencia
y su taller, desde el que atendería frecuentes encargos recibidos tanto de
Zamora como de Salamanca. En esta ciudad, a orillas del Duero, vivió con su
esposa Catalina de Paz, con la que tuvo cinco hijos. Uno de ellos, Diego de
Ronza, siguió el oficio paterno de escultor, llegando a ser su colaborador.
En 1524, momento en que ya tenía como colaborador a su hijo Diego de
Ronza, Gil de Ronza desplazaba su taller a Salamanca, donde fue solicitado para
realizar trabajos decorativos en piedra aplicados a la portada principal de la
Catedral Nueva. Para la misma, entre 1524 y 1525 realiza un buen número de las
imágenes que decoran las arquivoltas, aunque la obra más destacada es el magnífico
Calvario pétreo que a gran altura remata la portada principal. También
en Salamanca, se atribuyen a Gil de Ronza algunos de los medallones de la portada
de la iglesia de San Esteban, como los que representan a Salomón, Job e Isaac.
El Ecce Homo
Perteneciente a las escenas representativas de la Pasión de la capilla
del deán Cepeda en el convento zamorano de San Francisco, Gil de Ronza representa
a Cristo de pie en plena desnudez, con gesto ensimismado, el brazo izquierdo
maniatado al frente, un paño de pureza que forma pliegues menudos, cubierto con
un manto púrpura que discurre por la espalda y acompañado de dos elementos
postizos, como la corona de espinas, trenzada con espinos reales, y la caña que
sujeta en su mano derecha (estos dos elementos que presenta en la actualidad
fueron incorporados en 1983). La escena se ajusta al pasaje en que Poncio
Pilato, gobernador romano de Judea, presenta a Cristo ente la muchedumbre a la
que se sometía el veredicto final del reo, después de haber sido flagelado, recibiendo
como escarnio una imagen burlesca de rey, como la corona de espinas, la caña
como cetro y el manto purpurado.
Todas estas características de Gil de Ronza se condensan en la cabeza,
que presenta un canon visiblemente alargado e incorpora minuciosos detalles de
gusto flamenco, como los ojos almendrados, la nariz larga, la boca entreabierta
con los dientes visibles, una barba simétrica descrita con gran detalle y una larga
melena ajustada al cráneo con rizos ondulados que recuerdan un cabello mojado.
La imagen del Ecce Homo de Gil de Ronza ha sido restaurada en
2021 por Gerardo Casaseca y Juan Carlos Álvarez, que han conseguido recuperar
la carnación original de la policromía, realzando las numerosas llagas
distribuidas por todo el cuerpo.
OTRAS ESCULTURAS DE GIL DE RONZA
Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Se trata de la representación verista e impactante, en tamaño natural,
de un esqueleto descarnado que aparece detallado con toda crudeza, recubierto
por un sudario hecho girones y mostrando el resultado del paso del tiempo en un
cuerpo sin vida, incluidos los gusanos que surgen del interior. En su mano
izquierda sujeta una trompa, lo que relaciona la escultura con la temática del
Juicio Final.
Esta talla ya fue elogiada por Palomino a comienzos del siglo XVIII,
considerándola obra de Gaspar Becerra, seguramente tomando como referencia las
ilustraciones de este artista en el libro Historia de la composición del
cuerpo humano, escrito por el doctor Juan Valverde de Hamusco y publicado
en Roma en 1556, aunque a lo largo del tiempo no han faltado las atribuciones a
Juan de Valmaseda e incluso a Juan de Juni. La atribución definitiva a Gil de
Ronza fue resuelta por el historiador José Ángel Rivera de las Heras1,
que demostró que se trata de una de las esculturas que estuvieron en la capilla
funeraria del deán Diego Vázquez de Cepeda del convento de San Francisco de
Zamora.
GIL DE RONZA. Ecce Homo y La Muerte, 1522 Exposición "Tiempos modernos". Museo Nacional de Escultura |
Sin que se conozcan las circunstancias, la escultura de La Muerte fue legada en 1850 a la Academia de Nobles Artes de la Purísima Concepción de Valladolid, por vía testamentaria, por D. Pedro González Martínez2, director del Museo Provincial de Bellas Artes, fundado en 1842 y con sede en el Palacio de Santa Cruz, figurando desde 1916 como pieza integrante de la colección estable de este Museo, que en 1933, por iniciativa del historiador Ricardo de Orueta, director general de Bellas Artes en la II República, fue reconvertido en el Museo Nacional de Escultura y su sede trasladada al Colegio de San Gregorio.
GIL DE RONZA. La Muerte, 1522 Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
Museo de Semana Santa, Zamora
Es otra de las esculturas de Gil de Ronza que formó parte del conjunto
escultórico encargado por el deán Diego Vázquez de Cepeda para su capilla
mortuoria en el convento de San Francisco, donde figuraba en una hornacina
acompañada del título “crucifixus”. Se trata de un crucifijo de tamaño natural
que en buena parte repite los estilemas del Ecce Homo, como una anatomía
de canon muy estilizado al modo flamenco, ensanchamiento de la cadera, pecho
abultado y vientre hundido, cabeza de canon alargado con gesto sufriente, ojos
almendrados, larga nariz, boca entreabierta y cabellos apelmazados que en este
caso caen en forma de tirabuzones calados sobre el pecho. Con una intención
naturalista, los brazos aparecen muy inclinados, para sugerir el peso del
cuerpo, y en tensión, describiendo de forma minuciosa los músculos y venas. Un
borbotón de sangre abultado brota de la herida del costado. También en su
policromía repite una carnación de tono tostado.
GIL DE RONZA. La Muerte, 1522 Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
Cristo yacente
Convento de Santa Clara, Zamora
Procedente del conjunto del convento de San Francisco es también el Cristo
yacente que se custodia en el convento de Santa Clara (clarisas) de Zamora3.
La figura de Cristo aparece tendida, con las piernas paralelas y ligeramente
flexionadas, los brazos reposando en los costados y la cabeza ligeramente
inclinada hacia la derecha, con ojos entornados, boca entreabierta, barba espesa
y rizada y larga melena ondulada con mechones afilados que caen sobre el pecho.
Se cubre con un paño de pureza que forma pliegues suaves y que aparece anudado
en el lado izquierdo. De la herida del costado y de las llagas de los pies
fluyen borbotones de sangre en relieve, repitiendo en la policromía multitud de
llagas diseminadas por todo el cuerpo.
Izda: GIL DE RONZA. La Muerte, MNE Dcha: La Muerte, Capilla Dorada, Catedral Nueva de Salamanca Recuadro: La Muerte, Museo Catedralicio de León |
Informe y
fotografías: J. M. Travieso.
GIL DE RONZA. Cristo de la Laguna, 1522 Museo de Semana Santa, Zamora |
1 RIVERA DE LAS HERAS, José Ángel. El Ecce Homo del convento del Tránsito y el escultor Gil de Ronza. Revista Barandales nº 4, Zamora 1993, p. 41.
2 HERNÁNDEZ REDONDO, José Ignacio. La Muerte. En: MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA. Museo Nacional de Escultura: colección. 2015. pp. 100-101.
3 RIVERA DE LAS
HERAS, José Ángel. En torno al escultor Gil de Ronza. Diputación de Zamora,
1998, pp. 34-35.
GIL DE RONZA. Cristo yacente, 1522 Convento de Santa Clara, Zamora |
GIL DE RONZA. San Cristóbal, h. 1525 Iglesia-museo de San Sebastián de los Caballeros, Toro |
GIL DE RONZA. Santiago peregrino, h. 1530 Retablo de Santiago, Museo Catedralicio, Zamora |
GIL DE RONZA. Calvario, 1524-1525 Portada principal de la Catedral Nueva de Salamanca |
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