SANTA MARÍA EGIPCIACA
Luis Salvador Carmona (Nava del
Rey, Valladolid, 1709 – Madrid, 1767)
Segundo tercio siglo XVIII
Madera policromada y ojos de
vidrio
Museo Nacional de Escultura,
Valladolid
Procedente de la Capilla del Ángel
del convento de Trinitarios Descalzos, Madrid
Escultura barroca española
Según la leyenda, Santa María Egipciaca fue una cortesana que en el
siglo V, movida por la lascivia, abandonó a su familia y se desplazó a Alejandría,
donde durante diecinueve años llevó una vida disoluta como prostituta de gran
fama. Desde allí decidió embarcar hacia Tierra Santa, dedicándose durante el
viaje y a su llegada a tentar a los peregrinos. Cierto día fue al templo, pero unas
figuras misteriosas le impidieron la entrada, lo que produjo su reflexión y
arrepentimiento. Tras purificarse en el Jordán, decidió retirarse al desierto de
Transjordania para llevar una vida de sacrificio y penitencia, momento en que
un desconocido le entregó tres denarios con los que compró panes que milagrosamente
le servirían de alimento diario para el resto de su vida, llegando a alcanzar
los sesenta años.
Toda la hagiografía de estos dos santos anacoretas fue divulgada en la Vita de Santa María de Egipto, escrita por San Sofronio, Patriarca de Jerusalén entre los años 634 y 638, que recogió la tradición oral de los monjes de Palestina, cuyo manuscrito quedaría reflejado en un códice del siglo XIII.
Sería el escultor granadino Pedro de Mena quien alcanzase la cumbre artística con la talla de María Magdalena penitente realizada en 1664 para la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de Madrid, hoy conservada en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid como depósito del Museo del Prado.
SANTA MARÍA EGIPCIACA SEGÚN LUIS SALVADOR CARMONA
Siguiendo la tipología creada por Pedro de Mena en su célebre Magdalena penitente, una de las obras cumbre de la escultura barroca española, Luis Salvador Carmona representa a Santa María Egipciaca, la otra cortesana arrepentida que se retiró a la soledad del desierto para expiar sus pecados juveniles.
Santa María de Egipto aparece representada como una bella
adolescente en pleno ejercicio de meditación y arrepentimiento, con un rostro dulcificado
y suavemente modelado, mejillas redondeadas y comisuras de los labios bien
definidas, realzando su naturalismo con ojos postizos de cristal, una práctica
habitual en el siglo XVIII, y lágrimas fingidas en su policromía.
Ambas imágenes también comparten, en un alarde de talla naturalista, una
larga melena que se despliega por el pecho y la espalda en forma de largos mechones
filamentosos, a los que Luis Salvador Carmona incorpora airosos mechones sobre
la frente y proporciona mayor volumetría, alcanzando el paroxismo técnico en su
caída por la espalda de modo desordenado, con múltiples mechones meticulosamente
trepanados que parecen ser agitados por el viento.
En líneas generales, el cuerpo de la santa abandona la rigidez para establecer un elegante movimiento cadencial determinado por discretas diagonales que multiplican los planos y perfiles, destacando la hermosura juvenil, en la que no se aprecian huellas de sufrimiento, mostrando la capacidad de Luis Salvador Carmona para interpretar los modelos del barroco con una nueva sensibilidad rococó, acorde con los gustos del refinamiento cortesano.
El crítico de arte Ricardo de Orueta, fundador del Museo Nacional de Escultura en 1933 y especialista en la obra de Pedro de Mena, en principio atribuyó la escultura de Santa María Egipciaca al escultor granadino, aunque después pasaría a datarla en el siglo XVIII. Por su parte, Constantino Candeira, Director General de Bellas Artes en 1934, la consideró obra de Juan Pascual de Mena, opinión compartida por Juan José Martín González. Fue Federico Wattenberg, director del Museo Nacional de Escultura en los años 60, quien propuso la autoría de Luis Salvador Carmona, opinión refrendada por Concepción García Gainza en la monografía dedicada al escultor y publicada en 1990, donde también la identifica con la escultura citada en el convento de Trinitarios Descalzos de Madrid. Hoy es aceptada sin reservas la autoría del escultor vallisoletano nacido en Nava del Rey.
Informe y
fotografías: J. M. Travieso.
Bibliografía
BOLAÑOS ATIENZA, María: La melancolía en el escenario cristiano. Exposición Tiempos de Melancolía. Creación y desengaño en la España del Siglo de Oro. Madrid, 2015, pp. 138-165.
CANDEIRA Y PÉREZ, Constantino: Guía del Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Valladolid. 1945. p. 46.
FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Rosario: Santa María Egipcíaca. En Museo Nacional De Escultura. Museo Nacional de Escultura: colección, 2015, pp. 254-255.
GARCÍA GAINZA, María Concepción: El escultor Luis Salvador Carmona. Universidad de Navarra, 1990, pp. 68 y 85.
MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: Escultura barroca en España, 1600 - 1770. Madrid, 1983, p. 391.
ORUETA Y DUARTE, Ricardo de: La vida y la obra de Pedro de Mena y Medrano. 1914, p. 183.
WATTENBERG, Federico: Museo Nacional de Escultura. Valladolid. Madrid, 1966, p. 70.
Pedro de Mena. Magdalena penitente, 1664 Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
Pedro de Mena. Magdalena penitente, 1664 Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
Izda: Pedro de Mena. Magdalena penitente, 1664 Dcha: Luis Salvador Carmona. Santa María Egipciaca, 2º tercio s. XVIII Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
Giotto. Encuentro de San Zósimo con Sta. María Egipciaca, 1320 Basílica inferior de San Francisco, Asís |
ALGUNAS REPRESENTACIONES DE SANTA MARÍA EGIPCIACA
Fotografías tomadas de internet
Sta. María Egipciaca y San Zósimo Miniatura siglo XV British Livrary, Londres |
Lorenzo di Credi. Sta. Maria Egipciaca, 1490-1510 Gemäldegalerie, Berlin |
Quentin Matsys. Sta María Egipciaca, 1520-1530 Museo de Arte, Filadelfia |
José de Ribera. Santa María Egipciaca, 1641 Museo del Prado, Madrid |
Marcantonio Franceschini. Última comunión de Sta. María Egipciaca, 1680 Metropolitan Museum, Nueva York |