CRISTO ATADO A LA COLUMNA
Diego de Siloé (Burgos, h. 1490 –
Granada, 1563)
Hacia 1530
Alabastro policromado, 33,30 x
22,30 cm
Museo Nacional de Escultura,
Valladolid
Escultura renacentista española
De modo que, a diferencia del uso generalizado del alabastro en Aragón, en
Castilla las realizaciones en este material, considerado como semiprecioso y de
lujo, fueron escasas y generalmente de pequeño formato, en su mayor parte
destinadas al ámbito doméstico u oratorios como piezas exquisitas por sus peculiares
propiedades lumínicas. En el repertorio conservado figuran pequeñas piezas devocionales
realizadas por los mejores escultores que trabajaron en Castilla, como Diego de
Siloé, Alonso Berruguete, Juan de Juni o Gregorio Pardo (hijo de Felipe Bigarny),
por citar algunos, que fueron autores de pequeños relieves que sorprenden por
su carácter pictórico y estilo italianizante, concitando su plástica un interés
especial por mostrarse a mitad de camino entre la pintura y la escultura1.
Otra iconografía muy divulgada en los relieves de alabastro renacentistas
fue la de la Virgen con el Niño, con la figura insertada en un tondo
ovalado, representada de medio cuerpo, en actitud afectiva y a veces acompañada
de cabezas de querubines, siendo constante la gestualidad del Niño acariciando
la cara de María. Este grupo de relieves, difundidos desde la escuela de Burgos,
tuvieron a Diego de Siloé como principal creador después de su regreso de Italia
en 1519, caracterizándose por su extremado refinamiento y por la influencia de
las composiciones cuatrocentistas florentinas, convirtiendo la belleza, la
delicadeza y la ternura en objetivo primordial.
Pequeño en su formato, pero de loable grandeza artística, es este
relieve devocional en el que el pasaje de la Flagelación es mostrado en un
escenario con una estructura evidentemente clásica cuya finura establece una estrecha
frontera entre el ejercicio escultórico y el pictórico. En él Diego de Siloé
recrea una parte del Pretorio de Poncio Pilatos en Jerusalén, donde procurando
la reproducción de un espacio real y evitando la simetría, ordena dos columnas
de orden jónico en primer término que encuentran su contrapunto en otras dos
columnas pintadas colocadas al fondo, elementos que salieron a la luz —estaban
ocultas bajo un repinte azul que unificaba el fondo— durante el proceso de su
reciente restauración, lo que permite apreciar la original concepción del
espacio en la búsqueda de perspectiva y profundidad, fusionando los efectos
pictóricos con los escultóricos.
Así aparece la figura de Cristo, abrazado a una columna jónica que
aparece completa siguiendo un convencionalismo extendido en el siglo XVI,
estableciendo una compensación de volúmenes entre el arqueamiento anatómico del
cuerpo lacerado del flagelado y la rígida verticalidad de la columna, en este
caso colocando a la figura con un escorzo corporal y serpenteante ajeno a las
posiciones de frente o de espaldas habituales en la iconografía del tema hasta
ese momento. En la escena no aparecen representados los verdugos con el fin de exaltar
la soledad de Cristo y el padecimiento humano después de haber sufrido la
tortura, estableciendo un momento de reflexión previo a la Coronación de
espinas y la presentación al pueblo como Ecce Homo.
De esta manera, en el relieve se realza el carácter simbólico de la
columna, que se convierte en uno de los atributos más importantes de la Pasión,
el primero después de la cruz, como elemento de martirio con el que Cristo se
funde asumiendo su papel, cuyo débil e inestable cuerpo tiene que sujetarse al
elemento de tortura para no derrumbarse, aumentando así la carga dramática y el
patetismo de la escena, lo que viene a suponer la pervivencia del último gótico
centroeuropeo, aquí matizado por una suavidad idealizada tomada del arte
italiano.
En este relieve el escultor aplica un paño de pureza muy elaborado, con
numerosos pliegues abultados y formando estrías siguiendo una disposición muy
similar a la que presenta el Ecce Homo realizado en madera policromada hacia
1520 y que se guarda en la iglesia de Santa María de Dueñas (Palencia). En este
caso aparece policromado en oro, al igual que la minuciosa soga que amarra sus
muñecas y los reflejos dorados del cabello, perdidos con el paso del tiempo,
junto los pequeños regueros de sangre que discurren por la espalda y el rostro.
DIEGO DE SILOÉ Izda: Detalle de la Degollación de San Juan Bautista, 1525-1529, Museo Nacional de Escultura Dcha: Detalle de Cristo atado a la columna, hacia 1530, Museo Nacional de Escultura |
DIEGO DE SILOÉ, ÁGUILA DEL RENACIMIENTO ESPAÑOL
DIEGO DE SILOÉ Degollación de San Juan Bautista, 1525-1529 Sillería baja del coro de San Benito el Real Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
Allí, junto a su innato sentido de la elegancia, afianzó el conocimiento
de la anatomía y el dominio de las proporciones y de la técnica en el
tratamiento de los distintos materiales, encauzando un nuevo lenguaje expresivo
que evoluciona desde el goticismo aprendido junto a su padre hasta unas formas
sosegadas —de fuerte carga melancólica— puramente renacentistas. Entre sus
primeras obras documentadas en Italia se encuentra la decoración y la escultura
de la capilla Caracciolo de Vico, en la iglesia de San Giovanni a Carbonara de
Nápoles, donde trabajó en compañía de Bartolomé Ordóñez y donde es identificable
el estilo de cada uno de ellos.
Desde ese momento su actividad fue imparable, realizando esculturas en variados
tipos de materiales: madera policromada, piedra y alabastro. Entre las obras
destacadas se encuentra el pequeño Retablo de Santa Ana de la Capilla de
la Concepción de la catedral de Burgos, labrado en piedra en 1522, y especialmente
las esculturas del retablo mayor y los dos colaterales de la Capilla del
Condestable. En uno de estos retablos colaterales, dedicado a Santa Ana y realizado
a petición de doña Mencía de Mendoza, esposa del Condestable, que su padre Gil
de Siloé había dejado incompleto a su muerte, Diego de Siloé incorporó un magnífico
grupo de Cristo muerto entre dos ángeles en el que su estilo ya aparece
definido. Lo mismo se aprecia en el retablo situado en el lado opuesto y
dedicado a San Pedro, al que aporta un nutrido santoral en el que figuran las delicadas
tallas como San Juan Bautista o el impresionante relieve de San
Jerónimo penitente. Otro tanto ocurre en el retablo mayor de la
Purificación, en el que colaboró con Felipe Bigarny, con esculturas de carácter
italianizante que permiten identificar las pertenecientes a las gubias de cada
uno de ellos.
Alabastros de DIEGO DE SILOÉ Izda: Virgen con el Niño, 1519-1528, Catedral de Burgos Dcha: Virgen con el Niño, h. 1530, Metropolitan Museum, Nueva York |
En 1528 Diego de Siloé abandona Burgos para fijar su residencia en
Granada, donde desarrolla trabajos esencialmente de arquitectura, una diciplina
que ya había abordado con anterioridad, como en la ya citada Escalera Dorada
catedralicia o en la torre de la parroquia de Santamaría del Campo, cuyo
contrato había firmado en 1527 tras presentar un proyecto a un concurso
convocado entre arquitectos. En Granada fue solicitado por el duque de Sesa
para terminar la iglesia del Convento de San Jerónimo que a la muerte de Jacobo
el Indaco había quedado inconclusa, aunque su primera obra en territorio andaluz
fueron las estatuas orantes de los Reyes Católicos de la Capilla Real de
Granada. Entre sus obras arquitectónicas más relevantes en Andalucía se
encuentran la Catedral de Granada y las trazas de la iglesia de San Salvador de
Úbeda (Jaén).
Anónimo. Cristo flagelado, alabastro, s. XVI Museo Iglesia de San Antolín, Tordesillas (Valladolid) |
Diego de Siloé moría en Granada el 22 de octubre de 1563. Dejaba tras de
sí una estela de todo tipo de obras imposibles de sintetizar en esta ocasión,
oscilando desde el magnífico relieve de la Degollación de San Juan Bautista
(1525-1529) de la sillería del coro bajo de la iglesia de San Benito el Real de
Valladolid, en madera de nogal, hoy en el Museo Nacional de Escultura, y su
intervención en 1544 en la sillería del coro del monasterio granadino de San
Jerónimo, al suntuoso sepulcro de Alonso de Fonseca y Acevedo, arzobispo
de Santiago de Compostela, realizado en mármol en 1529 y asentado en el
Convento de la Anunciación (Úrsulas) de Salamanca, así como los bultos
funerarios del sepulcro de Rodrigo Mercado de Zuazola, obispo de Mallorca
y Ávila, ubicado en la capilla de la Piedad de la iglesia de San Miguel
Arcángel de Oñate (Guipúzcoa), labrado en mármol entre 1528 y 1529, pasando por
las trazas arquitectónicas para la Sacristía de la catedral de Sevilla y las realizadas
para las catedrales de Guadix y Málaga.
Anónimo. Relieves en alabastro de la Piedad, s. XVI Izda: Museo Iglesia de San Antolín, Tordesillas (Valladolid) Centro: Iglesia de San Juan, Castrojeriz (Burgos) Dcha: Museo de Valladolid |
Informe y fotografías: J. M. Travieso
Alabastros de ALONSO BERRUGUETE Izda: Llanto sobre Cristo muerto, Colección Marañón, Toledo Dcha: Alegoría de la Redención, Museo Nacional de Escultura |
1 ARIAS MARTÍNEZ, Manuel: Relieves de Alabastro en Castilla: Unicum y modelo seriado. Siloe, Berruguete, Juni. Revista Ars&Renovatio, núm. 7, Centro de Estudios de Arte del Renacimiento, Teruel, 2019. p. 106.
2 ARIAS MARTÍNEZ, Manuel: Cristo atado a la columna. Ficha catalográfica CE2925 en la Web del Museo Nacional de Escultura, CERES.es, Red Digital de Colecciones de Museos de España.
Alabastros atribuidos a JUAN DE JUNI Izda: Camino del Calvario, Colección particular, Valladolid Dcha: Virgen con el Niño, Instituto Gómez Moreno, Fundación Rodríguez Acosta, Granada |
Alabastros de GREGORIO PARDO Izda: Virgen con el Niño, Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid Dcha: Virgen con el Niño, Mercado del arte |
DIEGO DE SILOÉ. Cristo atado a la columna, madera policromada,Catedral de Burgos |
DIEGO DE SILOÉ Izda: Cristo atado a la columna, madera policromada, Catedral de Burgos Dcha: Jesús del perdón, madera policromada, iglesia de San José, Granada |
DIEGO DE SILOÉ San Jerónimo penitente y San Juan Bautista, madera policromada, retablo de San Pedro Capilla del Condestable, Catedral de Burgos |
DIEGO DE SILOÉ Izda: San Miguel Arcángel, madera policromada, 1530, iglesia de Sta. María la Real, Sasamón (Burgos) Dcha: San Jerónimo penitente, alabastro, 1540, Bode Museum, Berlín |