LOS NOVÍSIMOS O POSTRIMERÍAS
Atribuido a Giovanni Bernardino
Azzolino (Cefalú, h. 1572 – Nápoles, 1645)
Entre 1600 y 1610
Ceroplástica
Museo del Monasterio de Santa Ana
y San Joaquín, Valladolid
Escultura barroca. Escuela
napolitana
Valdés Leal. In Ictu Oculi y Finis Gloriae Mundi, 1670-1672 Hospital de la Santa Caridad, Sevilla |
Grabados de Alexander Mair. Los Novísimos, 1605, British Museum, Londres |
Francisco Ribalta. El Alma bendita y El alma en pena, 1605-1610 Museo del Prado, Madrid |
Junto a estas representaciones barrocas tan explícitas de la muerte inexorable,
y con la misma intencionalidad de hacer meditar sobre la salvación del alma, desde
principios del siglo XVII se había divulgado una curiosa representación de los Novísimos
—lo último o las postrimerías— que en los libros santos se dice que sucederán
en el ocaso de la existencia humana y que trataban de estimular la meditación
frecuente como medio para evitar el pecado, tomando como base una cita del
Espíritu Santo: “en todas tus acciones acuérdate de tus postrimerías, y
nunca pecarás” (Ecle 8, 40). Estos establecen cuatro posibles estados del
alma una vez traspasada la barrera de la muerte y de ser enjuiciada: el alma beatificada
gozando de la gloria, el alma en el limbo con la esperanza de la inocencia
infantil, el alma sufriente en el purgatorio y por último el alma condenada y
enviada al infierno.
Giovanni Bernardino Azzolino. Los Novísimos, 1605-1610, ceroplástica Monasterio de Santa Clara, Medina de Pomar (Burgos) |
Giovanni Bernardino Azzolino. Los Novísimos, 1605-1610 Ceroplástica. Museo de Bellas Artes, Valencia |
Esta iconografía de los Novísimos ya fue recogida por el pintor ilerdense Francisco Ribalta, que entre 1605 y 1610 pintaba los lienzos de El alma bienaventurada y El alma en pena que se conservan en el Museo el Prado, en los que hace todo un alarde de sombras y color ajustándose al tema del último destino del hombre.
G. B. Azzolino. Los Novísimos, 1605-1610 El Limbo, el Purgatorio, el Infierno y la Gloria Museo de Bellas Artes, Valencia |
Documentado en Nápoles entre 1594 y 1645, fue autor de magníficas series en ceroplástica, la mayoría elaboradas en las dos primeras décadas del siglo XVII, con una peculiar iconografía de los Novísimos. Se trata de pequeñas esculturas modeladas en cera coloreada, que no llegan a los 20 cm de altura, que de acuerdo a los planteamientos de la Contrarreforma divulgados por jesuitas y filipenses a principios del siglo XVII, y según la teología cristiana y el catecismo de Pío V, representan las Postrimerías o los cuatro últimos estados del ser humano: la muerte, el juicio o purgatorio, el infierno y la gloria.
Giovanni Bernardino Azzolino. Los Novísimos, 1600-1610 Museo del Monasterio de Santa Ana y San Joaquín Valladolid |
Giovanni Bernardino Azzolino, artista del óleo, el fresco, la decoración
y la ceroplástica, en 1618 fue elegido para la Academia de San Lucas de
Nápoles, ciudad en cuyas iglesias y conventos dejó buena parte de su obra
pictórica. Finalmente se trasladaría a Génova, donde consta que también realizó
esculturas en cera para Marcantonio Doria.
La técnica de la ceroplástica o escultura realizada en cera coloreada se
reveló idónea en imágenes utilizadas para transmitir ideas teológicas,
religiosas, devocionales y alegóricas. No sólo facilitaba una economía en el
trabajo, sino que aplicando una técnica específica se conseguía un
extraordinario verismo en las representaciones anatómicas, consiguiendo una gran
expresividad. Giovanni Bernardino Azzolino encontró en esta técnica un recurso inmejorable
para realizar los Novísimos, series destinadas a pequeños oratorios que
producían, y siguen produciendo, un fuerte impacto visual en la representación personificada de algo tan abstracto como el alma humana.
G. B. Azzolino. El Alma bienaventurada y el Purgatorio Museo del Monasterio de Santa Ana y San Joaquín Valladolid |
Otra serie que se le atribuye, realizada entre 1605 y 1610, se conserva
en el Museo de Bellas Arte de Valencia, siendo desconocida su procedencia. Está
formada por cuatro escaparates independientes, rematados con cresterías de
bronce, que siguen la habitual iconografía ceroplástica de Azzolino, con la
particularidad de que la figura de la Muerte es sustituida por la figura de un
niño en actitud pensativa que simboliza la inocencia en el Limbo.
G. B. Azzolino. El Alma bienaventurada y el Purgatorio Museo del Monasterio de Santa Ana y San Joaquín Valladolid |
Una cuarta serie se conserva en el Monasterio de Santa Ana y San Joaquín de Valladolid, donde actualmente se expone en el Museo del convento, al que llegó en circunstancias desconocidas. En este caso el escaparate está dividido en cuatro compartimentos organizados a dos alturas, presentando un soporte que permitía que las figuras quedasen ocultas por una cortinilla que contribuía al efecto de sorpresa cuando era descorrida.
G. B. Azzolino. La Muerte y el Alma condenada Museo del Monasterio de Santa Ana y San Joaquín Valladolid |
Las figuras de cera del escaparate de los Novísimos o Postrimerías
de Valladolid siguen fielmente los modelos difundidos en los grabados de
Alexander Mair, a excepción del dedicado a la Muerte, que como ya
repitiera Giovanni Bernardino Azzolino en otras ocasiones, esta aparece simbolizada
por el busto de un moribundo convaleciente en una cama, que, con la mirada
perdida, la boca entreabierta y sujetando un minúsculo crucifijo, exhala su
último suspiro. El realismo del modelado en ceroplástica es estremecedor, mucho
mayor que si fuera explícitamente un esqueleto por el verismo con que está
descrito, tanto en su flacidez facial y la descripción minuciosa de los pliegues
menudos de su liviana camisa como por el gesto inequívoco de la muerte. Se
podría decir que este personaje inicia la serie al enfrentarse a las tres
opciones que le acompañan, que dependerá de su comportamiento en su vida
terrenal.
El alma en el Purgatorio está representada por el busto de
un hombre joven con larga y abultada melena que, con el rostro elevado y en
gestualidad suplicante, con ojos y boca muy abiertos, expresa su padecimiento
entre una maraña de llamas que le rodean y son elementos postizos realizados
con astillas de mica (mineral de silicato) teñidas de rojo y amarillo oscuro. Su
anatomía clasicista, que recuerda el phatos del Laocoonte, es realmente
meritoria, destacando el minucioso trabajo de la boca, que permite apreciar
dientes y lengua realizados con precisión. Sobre el techo que le cubre aparece
la pequeña figura de un ángel que acude para liberarle como ánima del Purgatorio.
G. B. Azzolino. La Muerte y el Alma condenada Museo del Monasterio de Santa Ana y San Joaquín Valladolid |
La tensión de la figura anterior encuentra un contrapunto en la serenidad de la figura del Alma bienaventurada, representada por el busto de una mujer joven que luce un rico vestido blanco que forma pliegues menudos y rematado con una cenefa en el cuello en forma de V lobulada que está decorada con perlas de aljófar y gemas rojas engastadas, siguiendo el mismo modelo utilizado por Francisco Ribalta en su pintura. Sobre el cuello lleva un collar, con un colgante en el centro, que igualmente está compuesto por perlas y gemas rojas. La figura aparece frontal, con una larga cabellera rizada que llega hasta los hombros, el rostro elevado a lo alto, los ojos azules muy abiertos y esbozando una ligera sonrisa con la boca cerrada como gesto de complacencia de ser beatificada. Al igual que en las otras celdillas, en el techo aparecen pequeñas figuras elaboradas con gran detalle que complementan el tema.
Giovanni Bernardino Azzolino. La Muerte y el Purgatorio, s. XVII Victoria & Albert Museum, Londres |
En el Museo de Capodimonte de Nápoles se conservan dos obras ceroplásticas
de Novísimos de este escultor que representan el Ánima que espera y el Ánima
condenada, piezas que sacadas de contexto se muestran como bustos
independientes. En el mismo museo se guardan otros de los célebres escaparates
con pequeñas figuras que componen escenas, en este caso con episodios de caza
inspirados en la vida de los santos Eustaquio y Antonio.
En el Victoria & Albert Museum de Londres se guarda, en excelente
estado de conservación, una serie de Novísimos realistas y dramáticos
que sirvieron como “memento mori” para inspirar meditaciones sobre la
mortalidad. Aunque en este caso no se presentan en escaparates, sino con marcos
octogonales, las figuras modeladas presentan grandes similitudes con las conservadas
en Valladolid, especialmente en el tema de la Muerte, donde igualmente
aparece un moribundo en una cama sujetando un crucifijo, con el aliciente de conservar
en perfecto estado los elementos de atrezo, como un reloj al fondo que marca el
final del tiempo y dos candelabros con velas que se apagan. En la parte
posterior del marco aparece la inscripción “Mors malis vita bonis” (Muerte a
los malos, vida a los buenos), texto perteneciente a Lauda Sion, una secuencia
cantada durante la misa de Corpus Christi escrita en el siglo XIII por el
teólogo Santo Tomás de Aquino.
Giovanni Bernardino Azzolino. El Alma bendita y el Alma condenada S.. XVII, Victoria & Albert Museum, Londres |
Otro tanto ocurre en el tema del Infierno, con la figura
desesperada del alma condenada representada con extraordinaria morbidez y
realismo. Sus ojos se abren con horror, su boca es un grito y las venas se acentúan
en el cuello. El cabello aparece encrespado y sobre el pecho muestra una herida
abierta. Llamas rojas y doradas aparecen modeladas y recorren el perímetro de
rocas, entre las que aparece un monstruo con forma de serpiente. En la parte
posterior del marco aparece la inscripción “Nulla Redemptio” (Ninguna
redención).
El alma bienaventurada que representa la Gloria sigue el arquetipo del grabado de Alexander Mair, con un sosegado busto femenino que eleva su cabeza y dirige su mirada hacia lo alto. Luce un liviano vestido blanco adornado con flores doradas y con el cuello en forma de V recorrido por una cenefa ornamentada con perlas de aljófar y gemas verdes y violáceas que simulan esmeraldas y amatistas. Sobre el cuello lleva dos collares superpuestos con el mismo tipo de pedrería, el inferior con un colgante en forma de cruz. Su larga melena rubia forma rizos que discurren por la espalda y sobre la cabeza presenta rosas blancas a modo de corona. En el dorso del marco figura la inscripción “Beati mundo corde” (Bendecido por un corazón puro).
Giovanni Bernardino Azzolino. Los Novísimos, s. XVII La Muerte, el Purgatorio, el Alma bienaventurada y el Alma condenada Victoria & Albert Museum, Londres |
Gaetano Giulio Zumbo. Alma salvada y Alma condenada S. XVII, Victoria & Albert Museum, Londres |
No sólo Giovanni Bernardino Azzolino abordó el tema de los Novísimos,
otros escultores de su tiempo también lo hicieron, como el escultor siciliano Gaetano
Giulio Zumbo (1656-1701), especialista en esculturas modeladas en cera con
extraordinaria expresividad y en modelos didácticos anatómicos de uso
científico, al que corresponden las representaciones del Alma bendita y
el expresionista Alma condenada que se conservan en el Victoria &
Albert Museum de Londres.
De autor anónimo, pero pertenecientes a la misma órbita que Giovanni
Bernardino Azzolino, son las figuras modeladas en cera de El alma en el
Purgatorio, El alma condenada y El alma bienaventurada,
modeladas entre 1600 y 1610, que se conservan en la Pinacoteca Ambrosiana de
Milán.
Anónimo lombardo. Purgatorio, Alma condenada y Alma bendita 1600-1610, Pinacoteca Ambrosiana, Milán |
Manuel Chili, Capiscara. Los Novísimos, s. XVIII Madera policromada, Hispanic Society, Nueva York |
Ventura del Smo. Sacramento, Magdalena Postrimerías con San Jerónimo meditando, 1704 Convento de Santa Teresa, Ayacucho (Perú) |
Informe y
fotografías de Valladolid: J. M. Travieso.
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