30 de septiembre de 2011

Viaje virtual: MACHU PICCHU, recorrido en 3D


MACHU PICCHU, PERÚ

     La Montaña Vieja o Machu Picchu en quechua, es un antiguo poblado inca construido en piedra a mediados del siglo XV en el promontorio rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu, en la vertiente oriental de los Andes Centrales, al sur del Perú.

     Según documentos de mediados del siglo XVI, Machu Picchu habría sido una de las residencias de descanso de Pachacútec (primer emperador inca, 1438-1470), aunque los restos demuestran que el uso palaciego fue compartido con el de santuario.

     La ciudad de Machu Picchu está considerada como una obra maestra de la arquitectura y de la ingeniería, fundiéndose en ella una peculiar arquitectura y un asombroso entorno paisajístico, motivo por el que en 1983 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y en 2007 como una de las nuevas maravillas del mundo.

     La tecnología actual nos permite llegar a la mítica montaña sin movernos de casa. Para desplazarse por los distintos enclaves sólo hay que esperar a que cargue la imagen y  pinchar sobre los círculos animados para acercarse a ellos.


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28 de septiembre de 2011

Revista Atticus nº 15


     En septiembre se ha publicado el número 15 de la Revista Atticus en formato digital. Junto a las habituales secciones de editorial y fotodenuncia destacan los siguientes artículos:

* El Muralismo mexicano. Juan Diego Caballero Oliver.
* Díaz Caneja, la esencia del paisaje castellano. Laura Antolín Esteban.
* Passio, Las Edades del Hombre en Medina de Rioseco y Medina del Campo. Luis José Cuadrado Gutiérrez.
* Exposición Primitivos. El siglo dorado de la pintura portuguesa 1450-1550. Luis José Cuadrado Gutiérrez.
* Jan Fabre en la Bienal de Venecia. Luis José Cuadrado Gutiérrez.
* La Casa Curutchet de Le Corbusier. Carlos Zeballos y Patricia Yarleque.
* Noticias de cine: El hombre de al lado y Pequeñas mentiras sin importancia.
* Relato: El reloj. Manolo Madrid.
* Relato: La prisión. Lur Ochoa.


Descarga en pdf: Revista Atticus 15.

     Recordamos que también se puede acceder directamente a esta revista virtual desde el icono que aparece como acceso directo en la parte izquierda de esta página o en la dirección http://www.revistaatticus.es/, donde se encuentran archivados todos los ejemplares publicados hasta la fecha, a los que se puede acceder de forma gratuita.

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27 de septiembre de 2011

VIAJE: BURGO DE OSMA-Senderismo por Soria, 6 de noviembre 2011


PROGRAMA SENDERISMO

Salida a las 7,45 h. desde parada Eroski y a las 8 h. desde la Plaza de Colón con dirección a Burgo de Osma. Visita a la catedral de Santa María de la Asunción. Inicio de ruta a pie de 11 km., desnivel 150 m. en 5 km., muy fácil. Picnic durante o al final de la ruta. De regreso parada en San Esteban de Gormaz, con visita a las iglesias de Ntra. Sra. de Rivero y San Miguel. Llegada a Valladolid aproximadamente a las 21 h.

PRECIO SOCIO: 25 € / PRECIO NO SOCIO: 28 €

REQUISITOS: Máximo 55 y mínimo 30 personas.

INCLUYE: Viaje en autocar, visitas a la catedral de Burgo de Osma, iglesias de Ntra. Sra. de Rivero y San Miguel, dossier de viaje y guía acompañante Domus.

NOTA: La ruta es de 11 km. por senderos y pista forestal, pequeño desnivel de 150 m. en un tramo de 5 km. Se recomienda calzado cómodo de senderismo (botas o zapatillas deportivas de suela dura), prenda para protección de lluvia y prenda de abrigo. Llevar comida y agua, siendo aconsejables los frutos secos y el chocolate para la ruta.

INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS: Por correo en la dirección domuspucelae@gmail.com o llamando al teléfono 608 419228 de 18 a 20,30 h. a partir de la publicación de este anuncio, con fecha tope de inscripción el 17 de octubre 2011.

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25 de septiembre de 2011

VIAJE: CHIPRE Y ATENAS, del 3 al 10 de diciembre 2011


PROGRAMA PUENTE DE LA CONSTITUCIÓN

Día 3 de diciembre, sábado
     Salida a las 9,30 h. desde Plaza de Colón con dirección al Aeropuerto de Barajas. Embarque en vuelo regular A3 689 (12,50) dirección Atenas. Tránsito hacia Larnaca vuelo regular A3 908 (18,15). Llegada y traslado al hotel, cena y alojamiento.

Día 4 de diciembre, domingo
     Salida hacia la montaña de Troodos, atravesando bosques, aldeas tradicionales y bajo el Monte Olimpo, que tiene una altura de casi 2.000 metros, para llegar al pueblo de Kalopanayiotis donde se encuentra el Monasterio de San Juan Lampadistis. En la iglesia del Monasterio se encuentran muy bien conservadas pinturas de los siglos XII, XIV y XVI y es uno de los monumentos más importantes de la UNESCO. Seguimos nuestro recorrido a través del valle de Marathassa hacia el Monasterio de Kykko, el más grande y famoso de la isla. Fue fundado en el siglo XI y en su iglesia se encuentra un icono de la Virgen María que se cree fue pintado por el Apóstol Lucas. Visita del Monasterio de Kykko, que es el centro de peregrinación mas importante de la isla. Regreso a Larnaca. Alojamiento en el hotel. (Pensión Competa).

Día 5 de diciembre, lunes
     Salida por la mañana hacia Pafos, antigua capital romana de Chipre. Llegaremos a “Petra Tou Romiou” la gran roca que sobresale desde el mar y que es el lugar donde, según la mitología, nació la diosa de la belleza y el amor, Afrodita. Breve parada para hacer fotos y continuación hacia Kato Pafos para visitar las Tumbas Reales y del Parque Arqueológico, donde están los mosaicos romanos de las Casas de Dionisio, Aion y Teseo, que son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Almuerzo en restaurante local. Por la tarde visita de la columna de San Pablo, donde fue amarrado por los romanos. Regreso al hotel y alojamiento. (Pensión Completa).

Día 6 de diciembre, martes
     Desayuno en el hotel y salida hacia Limassol. Llegada y visita del mercado y castillo medieval. Según la tradición, en la capilla de este castillo se casó en el siglo XII Ricardo Corazón de León con la infanta Berengaria de Navarra. Continuación a través de las plantaciones de cítricos de Phassouri, para visitar en las afueras de la ciudad las ruinas de la ciudad antigua de Curium, que fue una ciudad reinado fundada por los griegos en el siglo XIV antes de J.C. Hoy Curium forma un parque arqueológico muy importante: visitaremos el Teatro romano, las ruinas de la “Casa de Eustolio” del siglo V con mosaicos muy importantes de la misma época, las ruinas de la Basílica paleocristiana del siglo IV, el Agora, el Nympfeo y otras ruinas muy importantes como el Santuario de Apollo Hylates. Después de esta visita continuaremos hacia la zona vinícola de Limassol y llegaremos al pueblo de Omodos, uno de los más tradicionales y bonitos de la isla. Almuerzo y visita del Monasterio de Santa Cruz y de la Prensa Medieval de vino. Regreso al hotel y alojamiento.

Día 7 de diciembre, miércoles
     Salida para realizar una excursión l a Famagusta – Salamis – San Bernabé – Kyrenia: Después del desayuno salida hacía el “check point” de Strovilia para pasar a la zona norte de la isla, que es una de las zonas arqueológicas más importantes de la isla. Allí se encuentran las ruinas del antiguo reino de Salamis. En Salamis visitaremos el Teatro Romano, las ruinas del Gimnasio y de los Baños Romanos. En las afueras se encuentra el Monasterio de San Bernabé, santo chipriota nacido en Salamis. Visitaremos la iglesia del Monasterio y la tumba del Santo. Continuación hacia la ciudad de Famagusta, interesante ciudad medieval que se encuentra dentro de una muralla veneciana. Visitaremos el Castillo de Otelo y la Catedral de San Nicolás, que es uno de los monumentos góticos más importantes de la isla y que tiene la misma arquitectura que la Catedral de Notre Dame en Paris. Tiempo libre y continuación de la excursión atravesando la cordillera de Pentadaktylos hacia Kyrenia, uno de los puertos pesqueros más bellos del Mediterráneo. Regreso a Lárnaca. Alojamiento en el hotel.

Día 8 de diciembre, jueves
     Salida hacia el aeropuerto de Lárnaca para tomar vuelo regular con destino Atenas. A3 903 (8,20h) Llegada y asistencia en el aeropuerto. Salida para realizar la visita de la ciudad de Atenas. Visitaremos el Acropolis donde se puede admirar el Templo de Atenea Nike, los Propileos, la hermosa geometría del Partenon, el Erecteion con su renombrado Pórtico de las Cariatides, el Pandroseidon. El museo recoge gran cantidad de restos escultóricos pertenecientes a los edificios de este recinto. También visitaremos el Templo de Zeus Olímpico, el Arco de Adriano, el Parlamento con la Tumba al Soldado Desconocido, y la ciudad moderna de Atenas, el Palacio Real y el Estadio Olímpico donde se celebraron los primeros juegos Olímpicos. Regreso al hotel. Programa Domus o tarde libre y alojamiento. (Media Pensión).

Día 9 de diciembre, viernes
     Salida por la carretera costera hacia el Canal de Corinto, donde realizaremos una breve parada. Continuación para visitar del recinto arqueológico de Micenas, con el Tesoro de los Atridas, la Puerta de los Leones (entrada impresionante de la Acrópolis) y la Tumba de Agamenon. Almuerzo en ruta . Proseguimos hacia el famoso teatro de Epidauro, conocido por su acústica excepcional, donde desde cualquier punto de la cávea se puede escuchar a la perfección cualquier sonido que se produce en el centro de la orquesta. Regreso Atenas Alojamiento en el hotel. (Pensión completa).

Día 10 de diciembre, sábado
     Salida a primera hora dirección aeropuerto de Atenas. Embarque vuelo regular Atenas Madrid (A3 688). Llegada a Madrid (12 h.). A continuación traslado a Valladolid. Llegada aprox. a las 15 h.

PRECIO SOCIO: 1470 € / PRECIO NO SOCIO: 1530 €.

REQUISITOS: Grupo máximo 25 personas.

INCLUYE: Vuelo regular de Aegan Madrid-Atenas/Atenas-Madrid y Atenas Larnaca/Larnaca-Atenas; Alojamiento en Hotel de Poseidonia Beach /LimasoL 4* habitaciones dobles con baño o ducha. Hotel Titania/Atenas 4*; Traslados en tierra en autocar con guía de habla en castellano; Régimen alimenticio indicado en el programa, sin incluir las bebidas; Traslados Valladolid-Madrid-Valladolid y traslados desde los aeropuertos a los hoteles en Larnaca y Atenas; Dossier Domus; Entradas lugares descritos (Salvo los del programa Domus); Seguro de Viaje y Tasas de aeropuerto.

NO INCLUYE: Cualquier otro servicio que no esté contemplado en esta información.

INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS: Por correo en la dirección domuspucelae@gmail.com o llamando al teléfono 608 419228 de 18 a 20,30 h. a partir del 1 de octubre 2011.
Al inscribirse deberá hacerse entrega de una cantidad a cuenta de 500 € en la agencia de Viajes Carlson Wagonlit (Calle Puente Colgante – Tel. 983 130640).

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23 de septiembre de 2011

Visita virtual: LA VIRGEN DE LA MOSCA, un juego flamenco de engaño visual




VIRGEN DE LA MOSCA
Anónimo flamenco. Varias atribuciones
En torno a 1520-1525
Óleo sobre tabla
Sacristía-Museo de la Colegiata de Santa María la Mayor de Toro (Zamora)
Pintura flamenca

     La Virgen de la Mosca es una sorprendente pintura que recibe este nombre por un detalle anecdótico: la presencia de una mosca, pintada sobre la rodilla izquierda de la Virgen, que a modo de virtuoso trampantojo finge ser un insecto real posado sobre la tabla.

     Al margen del motivo que ha dado lugar a un apelativo tan singular, de origen evidentemente popular, esta extraordinaria obra maestra, pintada en torno a los años 1520-1525, viene planteando entre los historiadores del arte una continua discusión acerca de su autoría, sin que hasta la fecha se haya dicho la última palabra. Pero la polémica se extiende también a uno de los personajes representados, para unos un retrato evidente de la reina Isabel la Católica, aportando la correspondiente justificación de esta teoría; para otros una representación al uso de Santa Catalina, basando esta afirmación en la utilización de una iconografía semejante a la que aparece en otras obras flamencas.

     La única certeza es que se trata de una pintura de excelente calidad, de 92 x 79 cm., que recaló en la colegiata de Santa María la Mayor de la ciudad zamorana de Toro, sin que en los archivos del templo exista documento alguno que aclare la fecha en que llegó, quién fue el donante o si posiblemente pertenecía a la familia titular de alguna capilla funeraria. Actualmente se conserva en la sacristía convertida en museo.

     En la escena aparece representada la Virgen sedente sobre un lujoso trono pétreo que está asentado sobre el prado de un jardín y compuesto con elementos arquitectónicos que combinan motivos renacentistas con otros góticos, con el Niño Jesús en su regazo. María está representada como una joven y bella doncella de rubios y largos cabellos, vestida con una túnica verde que deja asomar a la altura del cuello una fina camisa interior y en la parte inferior una falda de seda con elegantes brocados, con un manto rojo caído por la espalda, apoyado en parte sobre su rodilla izquierda, donde se posa la mosca, y el resto desparramado por el suelo formando numerosos pliegues que tapan parte de las pequeñas plantas herbáceas, perfectamente identificables, que crecen en un prado. En su gesto entrega a Santa María Magdalena una pera por deseo del Niño, utilizando para la narración el expresivo lenguaje de las manos de las tres figuras.

     Detrás del trono, a la derecha de la tabla, aparece un personaje masculino imberbe, con arrugas faciales y entradas capilares pronunciadas, sujetando un libro abierto y unas lentes en sus manos, que delatan su edad avanzada, mientras mira fijamente al espectador haciéndole partícipe de la escena. Tradicionalmente se ha venido interpretando como San José, mera especulación teniendo en cuenta sus peculiares atributos. Abunda esta idea el hecho de que ocupe un lugar secundario, como era preceptivo en ese tiempo, pues no hay que olvidar que el protagonismo del padre putativo de Jesús fue reivindicado para el arte, como hombre justo y padre ejemplar, por influjo de Santa Teresa ya transcurrida buena parte del siglo XVI.

     A los lados de la Virgen aparecen las figuras de María Magdalena, de pie a la izquierda y apoyando su brazo sobre el trono, fácilmente identificable por el pomo de perfumes colocado sobre un pequeño pilar, y Santa Catalina de Alejandría, a la derecha y sentada en primer plano, reconocible por su corona y la espada de su martirio tendida en el suelo. Ambas aparecen elegantemente ataviadas con vestidos de ricos paños y aderezos de pasamanería y joyas, siguiendo unos modelos femeninos extremadamente idealizados.

     En los ángulos superiores, tras el antepecho de una galería, se abren vistas en las que se aprecia un templo con dos campanarios y un bucólico paisaje.

     En conjunto la escena, compuesta con la Sagrada Familia y dos santas, responde a la tipología de Sacra Conversación, un tipo de composición muy frecuente en la pintura flamenca que aquí abandona la estricta simetría para colocar las figuras de las tres mujeres formando una diagonal y en planos sucesivos. En ella el desconocido pintor hace gala del perfecto dominio en la representación de las diferentes texturas: la piedra, las pieles, los metales y piedras preciosas, los diferentes objetos, las plantas y sobre todo los paños, con abundante plegados, lujosos brocados y velos finísimos. Todo ello al modo flamenco, con gusto por el detalle minucioso y el colorido brillante, fruto del dominio de la técnica del óleo y el uso de pinceles elaborados con pelo de marta, aunque no escapa un tratamiento de los sombreados con influjos italianos derivados del sfumato leonardesco.

DISTINTAS ATRIBUCIONES

     La obra fue elogiada en 1897 por A. Cuadrado Chapado, historiador y cronista local de Toro, que la adscribió al gran maestro zamorano Fernando Gallego (1440-1507), artista hispano-flamenco, basándose en una inscripción apócrifa que aparecía en la pintura, pero en 1927 el historiador granadino Manuel Gómez Moreno rechazó esta hipótesis para encuadrarla, como obra flamenca de primer orden, en la escuela de Brujas, realizada por algún pintor próximo a Isenbrant y Ambrosius Benson, seguidor de la estela de Gerard David, relacionando la tabla con la producción del denominado "Maestro de Segovia", un pintor flamenco así llamado por aparecer muchas de sus obras repartidas por aquella provincia.

     En 1966 el Instituto de Conservación y Restauración de Obras de Arte y Arqueología sometió la tabla a un estudio con radiografías y luces infrarrojas y ultravioletas, realizando Díaz Martos y Cabrera Garrido un informe que revelaba la realización de algunos repintes por un seguidor de Fernando Gallego, posiblemente para subsanar el deterioro producido durante el transporte a España, causa de la aparición de la firma apócrifa. Y aunque el estudio no permitió desvelar su autoría, sí circunscribir su fecha de realización entre 1518 y 1525.
     También se planteó por Díaz Padrón cierta dependencia de la obra de Gossaert y con motivo de su exhibición en la exposición "Remembranza" (Las Edades del Hombre), celebrada en Zamora en 2001, ha sido finalmente atribuida por Elisa Bermejo Martín, del Instituto de Historia, al pintor conocido como "Maestro de la Sangre", autor del tríptico del Descendimiento que se conserva en el museo de basílica de la Santa Sangre de Brujas y al que se atribuyen más de treinta obras datadas en el primer cuarto del siglo XVI.

     El Maestro de la Santa Sangre es un pintor anónimo formado en Amberes, en base a la influencia que muestra de Quintín Massis, y establecido después en Brujas. La atribución de la Virgen de la Mosca se basa en las analogías en el tratamiento de los rostros y las manos de la tabla de Toro y otras obras de aquel maestro flamenco. Además el Maestro de la Santa Sangre pintó otro tríptico con las mismas santas, hoy en el Cleveland Museum, e idénticas características aparecen en el del Groeningemuseum de Brujas en que figuran Santa Catalina y Santa Bárbara (ilustración 5), una constante en la producción del taller, apreciándose asimismo una gran semejanza entre otros personajes masculinos salidos del taller flamenco y el San José de la Virgen de la Mosca. Además este pintor es el único que utiliza en Brujas los recursos técnicos experimentados en Italia por Leonardo da Vinci. De todos modos, aunque este autor es posiblemente el que más se ajusta al modo de estar trabajada la magnífica tabla, su atribución debe ser acogida a pesar de todo con ciertas reservas.

EL SUPUESTO RETRATO DE LA REINA ISABEL

     Si complicado es aventurar el autor de la pintura, otro tanto ocurre con la identificación de Santa Catalina, en cuya figura muchos han querido encontrar un retrato idealizado de la reina Isabel la Católica. El punto de partida de esta hipótesis es un inventario de la pinacoteca de Margarita de Austria, hija extramatrimonial de Carlos I de España y gobernadora de los Países Bajos, donde se cita "una tablita de la reina doña Isabel hecha por el maestro Michiel Sithium", obra que identifican con la pintura toresana, en la que aparecería un retrato de su bisabuela. Esta interpretación se basa en la corona que luce la dama, en consonancia con la proclamación de Isabel como reina de Castilla en Segovia el año 1474, acto en el que, estando ausente don Fernando de Aragón, la reina se hizo preceder por una espada sin vaina portada por don Gutierre de Cárdenas como símbolo de autoridad y justicia, elemento bien visible en la pintura. Por otra parte Michiel Sithium, también conocido como Michel Sittow, que fue autor de diversos retratos de Fernando y Catalina de Aragón, estuvo activo en España desde 1492 a 1502, siendo mencionado en su tiempo como "la mosca", lo que dio lugar a la teoría de su autoría como retratista en esta pintura y al origen de la denominación del cuadro. No obstante, ni estilística ni cronológicamente la pintura responde al trabajo de este pintor, por lo que aseverar que tras la imagen de Santa Catalina se esconde un retrato de la reina Isabel es una conjetura con tan poco fundamento como la leyenda local que afirma que el rostro de San José toma como modelo al toresano Fray Diego de Deza.

     Independientemente de todas estas disquisiciones, hemos de considerar la Virgen de la Mosca como una de las tablas flamencas más bellas de cuantas llegaron a España, hoy reposando en un sencillo rincón de la impresionante colegiata de Toro, que acumula un espectacular conjunto de obras artísticas a orillas del padre Duero.

Informe: J. M. Travieso.

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21 de septiembre de 2011

Conocer Valladolid: LA ESCULTURA DEL BAILARÍN VICENTE ESCUDERO


     No hace mucho tiempo que pasaba por la calle de Santa Lucia y me llamó la atención la escultura colocada junto al Centro Cívico Bailarín Vicente Escudero. Tal vez porque nunca había visto en Valladolid ese tipo de escultura, tan diferente a otras de la ciudad. La miré con atención porque me inspiraba algo, tal vez la fuerza de su movimiento, la pose del bailarín, su brillo, su movimiento cambiante por el reflejo de los colores y formas de los paseantes, de los coches y de las viviendas del entorno, dándole aspecto de dibujo o pintura dinámica. Me sorprendió la forma en que cambiaba de aspecto según me movía, de modo que despertó en mí tal curiosidad que decidí enterarme por qué estaba allí, quién había sido el creador que había concebido la figura, por qué había elegido esa pose del artista, en fin, eran muchas las cuestiones que se me planteaban, así es que decidí conseguir información sobre la obra, encontrando algunos datos durante unas consultas a la hemeroteca.

     Encontré el dato de que había sido inaugurada en junio de 2006, el día de San Juan, como compromiso del Ayuntamiento de Valladolid con los vecinos del barrio de San Juan donde se ubica el Centro Cívico. Que tiene dimensiones monumentales, con tres metros de altura, que la escultura está realizada en distintos tipos de acero y que son tres sus autores: Ostern, Bustelo y Juan Villa, artistas que trabajan en Valladolid.

     Curiosamente conocía a uno de ellos, concretamente a Javier Bustelo, con quien no dudé en ponerme en contacto, tal vez abusando de su confianza. Después de comentarle mi deseo de conocer el proceso de creación de la escultura, concertamos una cita a la que no sólo asistió Bustelo, sino los tres artífices de la obra, que de forma distendida me comentaron todo el proceso previo al día de la inauguración.

     Efectivamente, la escultura era un proyecto prometido por el Ayuntamiento como aderezo a la construcción del nuevo Centro Cívico, cuya colocación fue recogida por el propio arquitecto en su proyecto. Para su realización fue convocado un concurso abierto, en el que estos tres artistas participaron con tres proyectos diferentes según tres niveles de concreción. Uno de ellos era de carácter figurativo, sobre una idea de Ostern, otro más geométrico sobre diseños de Villa y un tercero más conceptual, basado en una creación de Bustelo, aunque en todos ellos trabajaron conjuntamente y como equipo fueron presentados.

     Fue el jurado del concurso el que se decantó, entre todas las obras que concurrieron a la convocatoria, por la más figurativa de las presentadas por este grupo de artistas, a decir de los mismos posiblemente considerando la idiosincrasia de los vecinos del barrio y de los familiares del artista, cuya semblanza figurativa les sería mucho más accesible por evocar una imagen recordada del aquel famoso bailarín que en su día declaró ser suficiente para bailar el tener el espacio de una baldosa.

     La obra tomó como inspiración una fotografía que Man Ray hiciera de Vicente Escudero, seguramente su imagen más conocida, donde posaba de perfil junto a un guitarrista y su sombra quedaba proyectaba sobre una pared, siendo el juego de sombras y reflejos un elemento cinético incorporado a la escultura, que adquiere especiales matices por la noche.

     El rostro, las manos y los zapatos están trabajados como un perfil horadado, mientras el cuerpo es una superficie compacta y reluciente. Según Ostern, en principio se pensó en fijarlo sobre una plataforma circular que simulara las tapas de las alcantarillas donde dicen que Vicente Escudero zapateaba en sus años jóvenes por las calles de su barrio, en realidad tapas de las bocas de riego, cuadradas y pequeñas. Pero la plataforma circular tenía el inconveniente que no permitir una buena proyección de la figura, lo que hizo variar el diseño del soporte y ser cambiado por una peana troncocónica donde el bailarín tiene embutidos o incrustados los pies, de modo que adquiere el simbolismo de unión y contacto con el suelo que en su baile producía los sonidos y el ritmo.

     El acero espejo es el protagonista entre los variados materiales utilizados en esta escultura. Ello permitía un aspecto vanguardista y suponía una novedad entre las esculturas de la ciudad, al tiempo que proporcionaba una mayor viveza al unir a la imagen del bailarín el movimiento cinético de las imágenes reflejadas. Para ello el acero corten es el más abundante, acompañándose de pátinas especiales antioxidantes en los laterales y en la plataforma y de una serie de proyectores de imágenes colocados sobre las paredes que envuelven la figura.

     Anteriormente el proyecto consideró otras ideas, como su pintado en diversos colores, pero al final los tres decidieron decantarse por el acero espejo por su aspecto cambiante a lo largo del día, actuando como un calidoscopio con visión poliédrica que integraba la realidad circundante dentro de la propia escultura, es decir, era la realidad la que pasaba a bailar generando el movimiento y ritmo de la escultura.

     Culminaba un reto personal consistente en expresar lo que los artistas sentían sobre el personaje, cuya altura artística está representada en su monumental tamaño, al tiempo que su creatividad quedaba expresada con la rotundidad de la figura y la inmaterialidad de los reflejos, que a su vez toman el valor del reflejo del arte de la danza en el arte de la escultura.

     Junto a la compleja infraestructura necesaria, al minucioso cortado y soldado del material y su montaje final, hubo que dar soluciones paulatinas a su delicado ensamble y a distintos problemas, entre ellos el ya comentado de la peana y el sistema de proyecciones concebido, que obligó a importar de Estados Unidos los "gobos" (cubiertas incorporadas a luminarias que permiten crear un sinfin de figuras luminosas) que proporcionan los efectos deseados por los creadores.

     Fruto de una profunda reflexión, la figura del bailarín pone de manifiesto algunas partes del decálogo definido por el propio maestro del flamenco, como la sobriedad, la armonía de pies, brazos y cabeza, la estética, la plasticidad y el estilo, en este caso concentrados en la figura estática del famoso vallisoletano, cuya limpieza estructural nada tiene que ver con otras esculturas públicas de la ciudad, algo que la hace diferente y con un toque del New Pop.


LOS AUTORES

JAVIER BUSTELO
     Artista visual, es sobre todo pintor (sólo o en equipo), aunque su curiosidad y su creatividad le llevan a coquetear con otras técnicas para expresarse: escultura (sólo o en equipo), música (sólo o en equipo), video (sólo o en equipo), fotografía y poesía visual. A veces todas estas técnicas se mezclan en murales ensamblados o volumétricos.
Nacido en Valladolid en 1953, vive y trabaja en Tudela de Duero. Hizo sus pinitos como cantante y actor desde muy niño, y siempre le gustó dibujar. Pero no es hasta 1977 cuando muestra al público sus primeras obras plásticas. En más de treinta años ha hecho muchísimas exposiciones individuales o colectivas tanto en España como en el extranjero: Valladolid, León, Salamanca, Zamora, Palencia, Madrid, Florencia (en donde recibió una medalla en la IIª Bienal Internacional) y Connecticut. Es uno de los pocos artistas que accede a trabajar en equipo realizando obras artísticas.

JUAN VILLA
     Mucho más joven, nació en 1978 en Luarca (Asturias), aunque vive y trabaja en Cubillas de Santa Marta (Valladolid).
Es escultor profesional, en el sentido de que trabaja por encargo, aunque también realiza obra personal sólo o en equipo. Su capacidad técnica y creativa le ha llevado a realizar trabajos para museos, centros de interpretación y temáticos (Atapuerca, Cuevas de Ojo Guareña, Cueva Rincón, etc.), compañías de teatro o danza (Contraste, Corsario, Fernando Hurtado, Mandala, Spasmo), y productoras de cine y televisión (Hermanos y detectives, Cuarto Milenio). Su obra le ha hecho moverse por todo el territorio nacional y allende los mares, como viajes a Guatemala y San Salvador, así como a colaborar con la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses.

OSTERN
     Nacido en Valladolid en 1961, vive y trabaja en la ciudad. Estudió Bellas Artes en Bilbao y él destaca su relación con el gran artista vasco Ibarrola.
Ha ganado varios premios, entre ellos el Blanco y Negro, varias medallas de honor en el BMW, y una medalla en la II Bienal de Florencia, entre otros muchos. Ha presentado su obra sobre todo en Madrid, aunque también en Valladolid, Palencia, Burgos, California, Florencia, Nueva York y Ljubljana (Eslovenia), donde representó a España en el 50 Festival Internacional.
Es fundamentalmente pintor, pero como artista investigador también realiza video, fotografía y escultura. También es uno de los pocos artistas mundiales que colaboran con otros colegas formando equipos esporádicos o duraderos.

A modo de denuncia
     La escultura del bailarín Vicente Escudero pierde su integridad debido a que en la zona inferior se han colocado unos arbustos no concebidos en el proyecto original, que sólo disponía de una alfombra de césped que dejara contemplar toda la escultura de forma limpia, mostrando la fuerza del zapateado del bailarín. Es por ello que hago un llamamiento a quién corresponda (Ayuntamiento, Centro Cívico, etc.) para retirar esa pantalla de arbustos crecientes que impide la visión total de la figura y de alguna manera desvirtúa tan original obra.


Informe y fotografías: Jesús Santos Serna.

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20 de septiembre de 2011

VIAJE: EXTREMADURA, del 25 al 27 de noviembre 2011


PROGRAMA

Día 25, viernes
     Salida a las 16 h. desde la Plaza de Colón con dirección a Olivenza (Badajoz). Cena y alojamiento en el Hotel Heredero***.

Día 26, sábado
     Salida a las 9 h. con dirección a Calzadilla de los Barros y visita del pueblo. Breve parada en Zafra. Traslado a Jerez de los Caballeros, con almuerzo en el Hotel Los Templarios. Traslado a Fregenal de la Sierra. Al terminar la visita regreso a Olivenza. Cena y alojamiento.

Día 27, domingo
     Después de visitar Olivenza, salida hacia el Monasterio de Guadalupe. Almuerzo en la Real Hospedería de Guadalupe y visita al complejo monástico. Al finalizar, regreso a Valladolid, donde está previsto llegar a últimas horas de la tarde.


PRECIO SOCIO: 150 € / PRECIO NO SOCIO: 155 €, ambos en habitación doble.
Habitación individual: 190 €.

REQUISITOS: Máximo 50 y mínimo 35 personas.

INCLUYE: Viaje en autocar; Dossier del viaje; Seguro de Viaje; Cenas días 25 y 26 y desayunos y almuerzos de los días 26 y 27 de noviembre; Habitación doble, con baño o ducha en hotel Heredero de 3* en Olivenza.

NO INCLUYE: Entradas a monumentos.

INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS: Por correo en la dirección domuspucelae@gmail.com o llamando al teléfono 608 419228 de 18 a 20,30 h. a partir de la publicación de este anuncio, con fecha tope el día 5 de noviembre 2011.

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19 de septiembre de 2011

VIAJE: OTOÑO EN SUIZA, del 29 de octubre al 1 de noviembre 2011


PROGRAMA

Día 29 de octubre, sábado
     Salida a las 4,30 h. desde la Plaza de Colón con dirección al aeropuerto de Barajas. Embarque en vuelo regular Madrid-Zurich (IB-3464). Traslado al monasterio de Einsielden y a continuación visita iglesia de Le Corbusier en Ronchamp. Traslado a Lucerna. Cena y alojamiento en hotel 4*.

Día 30 de octubre, domingo
     Salida a las 8 h. con dirección al desfiladero de Aareschu. Recorrido por Interlaken, Morten y Berna. Cena y alojamiento en el Bern Hotel o similar.

Día 31 de octubre, lunes
     Salida a las 8 h. con dirección a Friburgo y visita de la ciudad. Recorrido por Gruyere, Lausanne y Ginebra. Cena y alojamiento en el Hotel Les Nations o similar.

Día 1 de noviembre, martes
     Salida a las 8 h. para realizar una visita guiada por Basilea. Traslado a Zurich y visita de la ciudad. Traslado al aeropuerto. Salida en vuelo regular directo Zurich-Madrid a las 19,05 h. Llegada aprox. a las 21,15 h. Traslado a Valladolid, donde está previsto llegar alrededor de las 24 h.


PRECIO SOCIO: 645 € / PRECIO NO SOCIO: 675 €, ambos en habitación doble.

REQUISITOS: Grupo máximo 30 personas.

INCLUYE: Viaje en autocar Valladolid-Barajas-Valladolid; Vuelos regulares de Iberia 3464 y 3471 Madrid-Zurich-Madrid; Hoteles**** en régimen de media pensión y habitaciones dobles; recorrido en autocar por el itinerario descrito; Seguro de Viaje y seguro médico; Dossier y guía de Domus.

INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS: Por correo en la dirección domuspucelae@gmail.com o llamando al teléfono 608 419228 de 18 a 20,30 h. a partir de la publicación de este anuncio.

NOTA: Ha habido un incremento en el precio del viaje porque no se contemplaron las tasas de aeropuerto. Como prevención al puente del 1 de noviembre, la compañía aérea nos solicita los nombres de los viajeros. Si el día 1 de octubre no se ha cubierto el cupo, se podría incrementar el precio del viaje.
Al realizar la inscripción en Viajes Halcón, calle San Lorenzo, Valladolid, hay que entregar 200 €.

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16 de septiembre de 2011

Historias de Valladolid: EL CRISTO DE LA CEPA, leyenda de un capricho de la naturaleza




     Valladolid es tierra de buen pan y mejor vino, por lo que no debe extrañar que la historia haya forjado leyendas adornadas de prodigios en torno a estos productos que han presidido la vida cotidiana de la ciudad desde tiempos inmemoriales. Ahora vamos a referirnos a una de ellas que aglutina dos elementos que podríamos calificar al menos de curiosos: un episodio prodigioso en la línea de aquellos milagros recopilados por el rey Alfonso X en las Cantigas de Santa María y una extraña imagen a la que se atribuyeron toda serie de portentos, una pintoresca figura que antaño era objeto de gran veneración y recurrida en rogativas, aunque hoy buena parte de los vallisoletanos desconozcan no sólo su historia, sino su propia existencia.

     Quienes recorren las salas del Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid, ubicado en los restos de las dependencias del siglo XIII de la antigua Colegiata de Santa María la Mayor, iniciada mucho antes por iniciativa del Conde Ansúrez, repoblador de la ciudad en el siglo XI, se encuentran en uno de los ángulos de la capilla de San Llorente una pequeña vitrina, apoyada sobre una ménsula pétrea, que deja apreciar en su interior una imagen atípica de Cristo crucificado, una figura que apenas sobrepasa los 20 cm., de tosco aspecto y sin valores artísticos significantes. A un lado de la vitrina un pequeño rótulo lo identifica como "Cristo de la Cepa, imagen milagrosa", mientras que al otro un texto enmarcado recuerda parte de su leyenda, una singular historia a la que hoy queremos referirnos.

     Lo primero que conviene aclarar es que la imagen procede de la iglesia de San Benito el Real, donde presidía el altar de una capilla situada bajo el coro, a la derecha de la entrada, que había sido fundada por el licenciado Cornejo y equipada por su esposa. Lo segundo, que no se trata de la imagen convencional de un crucifijo realizado por un escultor profesional, sino de una suerte de pareidolia en el tronco y raíces de una cepa, un capricho de la naturaleza, ligeramente retocado, que sugiere la imagen de un crucificado, de modo que sin mucha imaginación es perfectamente apreciable el cuerpo con los brazos levantados en forma de "Y", las piernas cruzadas y una desproporcionada cabeza, en la línea de algunos crucifijos románicos, que presenta la peculiaridad de tener largos cabellos y barbas formados por cúmulos filamentosos de raíces. Por si fuera poco, la forma antropomórfica está unida a otra parte del tronco que sugiere la forma de una cruz, cuya base fue insertada sobre una peana de bronce dorado, con un tratamiento similar a un relicario.

     Este Cristo de la Cepa adquiría un especial significado en el monasterio de San Benito, en cuyas dependencias se expedía al público vino elaborado en sus bodegas en virtud a la explotación de los viñedos de su propiedad cultivados en localidades próximas a la ciudad, un negocio que llevaría a la comunidad benedictina a presentar un pleito contra el escultor Alonso Berruguete cuando este también inició la venta de vino en su propia casa, situada a escasos metros de la iglesia, siendo acusado de competencia desleal. Ello justifica también que esta imagen fuese muy venerada por el gremio de vinateros, especialmente en la fiesta de la Invención de la Cruz celebrada cada 3 de mayo, único día en que era mostrada al público rodeada de velas y flores.

     La primera noticia sobre la curiosa imagen del Cristo de la Cepa aparece en el inventario realizado por el humanista e historiador cordobés Ambrosio de Morales cuando en 1572, a petición del rey Felipe II, recorrió Castilla, León, Galicia y Asturias rastreando las principales reliquias conservadas en estas tierras, viaje en el que la primera ciudad visitada fue Valladolid, donde dejó constancia de los nutridos relicarios reunidos en los conventos de las Huelgas Reales, San Francisco y San Benito, destacando el carácter milagroso y la enorme devoción que este crucifijo, con categoría de reliquia, ya gozaba en aquella época.

     Porque a esta figura, aparentemente insignificante e incluso de aspecto monstruoso, le ampara una historia piadosa que fue la causa de una veneración multitudinaria, una historia recogida por Casimiro González García-Valladolid en su obra "Valladolid, sus recuerdos y sus grandezas", publicada en 1900 (Tomo I, págs. 91-93), cuyo texto es justamente el que aparece enmarcado junto a la vitrina del museo. Transcribimos la historia milagrosa del origen de la imagen según fue recogida por este cronista:

     "Allá por el tiempo en que los judíos invadieron a España, vivía en la ciudad imperial de Toledo uno tan aferrado a su ley y por ende enemigo acérrimo del cristianismo, que haciendo alarde de sus creencias y mofa constante de los cristianos, no encontraba otra satisfacción ni gusto mayores, que burlarse de las doctrinas enseñadas por éstos y muy principalmente de la de que Jesucristo es el verdadero Mesías prometido, que es Dios y Hombre y que por su muerte afrentosa, clavado en la cruz, el patíbulo de los malhechores, ha obrado la redención del género humano.

     Absorto se hallaba cierto día en tales ideas mientras podaba una de las hermosas viñas de sus extensas posesiones, cuando de improviso le llamó la atención un objeto extraño que apareció sobre una cepa: se acercó lleno de curiosidad y vio sorprendido que era un Crucifijo.

     Obrando entonces la gracia de Dios en su alma, cayó de rodillas anonadado, tomó en sus manos la efigie bendita, besola con humildad profunda, inundola de lágrimas y reconociendo sus errores, abrió los ojos a la luz esplendorosa de la Fe, el corazón al amor divino y la inteligencia al conocimiento de la verdad. Convirtiose y pronto recibió el bautismo, administrándole este Santo Sacramento el Reverendísimo señor Cardenal Arzobispo de Toledo, Don Sancho de Rojas".

     El hecho de que se atribuya la impartición del bautismo del judío converso al arzobispo de Toledo don Sancho de Rojas, permite situar la acción de la leyenda entre los años 1415, año de su nombramiento, y 1422, año de su fallecimiento, siendo el propio prelado quien hizo la donación de la imagen al monasterio de San Benito de Valladolid, del que fue asiduo benefactor desde que años antes fuera obispo de Palencia, diócesis a la que por entonces pertenecía Valladolid.

     La vieja leyenda también fue recogida por Juan Agapito y Revilla en un artículo titulado "Tradiciones de Valladolid" publicado en el Boletín de la Sociedad Castellana de Excursiones (Tomo VI, 1913 y 1914, pág. 446), donde el historiador y arquitecto da rienda suelta a su imaginación relatando el hallazgo del judío entre los sarmientos "cuando el crepúsculo empezaba a rodearlo todo de tintes melancólicos y la campana de la ermita lejana tañía fúnebremente", añadiendo "ve el hebreo salir de una cepa un resplandor que le atrae y subyuga y ve la imagen del Divino Jesús clavada en el madero santo". Y al final concluye: "El Crucifijo aparecido entre los sarmientos de la cepa fue recogido solemnemente y conservado como un trofeo".

     Anteriormente a los autores citados, Manuel Canesi Acevedo ya se había hecho eco de la leyenda del Cristo de la Cepa en el capítulo dedicado a las capillas de la iglesia del Real Monasterio de San Benito en su "Historia de Valladolid, 1750" (Tomo II, págs. 301-302), donde informa que "... es tan apreciable esta reliquia que en Valladolid se tiene en mucha veneración, y los monjes la enseñan a los forasteros por una de las mayores grandezas del poder divino, y la tienen dentro de una urna de plata de más de media vara de alto con sus vidrios cristalinos delante, por donde se ve patente, y sólo se expone a lo público el día de la invención de la Santa Cruz y de pocos años a esta parte, la presentan en el cuerpo de la capilla mayor los viernes de Cuaresma, en que hay sermón de Miserere...".

     Este mismo autor nos informa de los numerosos milagros atribuidos a la imagen, tantos que "para referirlos era forzoso un volumen grande", siendo tal su predicamento que también era sacado en procesión durante las rogativas que apelaban su intercesión en situaciones de sequías prolongadas, afirmando Manuel Canesi haber sido testigo de sus prodigiosos efectos el año 1714, cuando "... fue que hallándome en Valladolid y su tierra con gravísima necesidad de agua, pues en dos meses principales la había el cielo negado, apelaron en su conflicto los devotísimos monjes al insondable patrocinio de este misericordioso padre, y le colocaron en la capilla mayor para una rogativa y en un día de ella que estaba muy claro y sereno y sin ninguna señal de que pudiese sobrevenir lo que de allí a un rato repentinamente fue anuncio de una deseada felicidad, porque disponiendo por la tarde la procesión para que saliese por la calle, apenas le pusieron a la puerta de la iglesia, cuando se armó un batallón de nubes y, tan denegridas y cargadas de agua limpia, que empezó a descargar con tanta fuerza que dio motivo a una porfía devota y piadosa, entre el noble concurso de los ciudadanos y los monjes, sobre si había de salir o no, y resolvieron conformes que prosiguiese la procesión por la calle y ámbito del monasterio, y aunque todos nos mojamos mucho, volvimos todos muy consolados al sagrado templo, dando repetidas gracias por el singular beneficio al admirable simulacro del Cristo de la Cepa, pues todos los campos reverdecieron y recuperaron y fue la cosecha en todo copiosísima...".

     Pero de todos es conocida la ruda climatología de Valladolid en algunos años, que puede oscilar desde las prolongadas sequías, temidas por un entorno antaño dedicado mayoritariamente a la agricultura, a las furiosas inundaciones del Pisuerga en época de lluvias y deshielo. Para todo ello el Cristo de la Cepa fue considerado un talismán, pues demostró ser útil tanto para un roto como para un descosido. Es de nuevo Casimiro G. García-Valladolid quien informa que el 5 de diciembre de 1739 el pequeño crucifijo fue sacado en procesión por los monjes de San Benito implorando su intercesión durante la catastrófica inundación que asoló la ciudad. También que el 25 de mayo de 1753 se celebró una nueva procesión de rogativa ante la prolongada sequía que amenazaba las cosechas, con la asistencia de toda congregación de benedictinos, que en esos días celebraba capítulo en la sede vallisoletana, recorriendo el solemne cortejo la iglesia de Jesús, las calles Lonja, Fuente Dorada, Orates, León de la Catedral, Cañuelo, Cantarranas, Platería y Especería, regresando a la iglesia de San Benito, donde fue objeto de una novena. Esta circunstancia se repetiría a principios de junio de 1764, cuando el Cristo de la Cepa fue de nuevo requerido por falta de agua.

     La imagen, simulacro caprichoso engendrado por la propia naturaleza, permaneció en la iglesia del monasterio de San Benito hasta el momento de la exclaustración, siendo trasladada en 1835, cuando el templo fue cerrado, a la catedral, donde recibió cobijo en la capilla de Nuestra Señora de los Dolores. Allí continuó siendo expuesta a la veneración pública todos los viernes del año.

     El Cristo de la Cepa, entre curiosidad y objeto pintoresco, hoy forma parte de los fondos del Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid, donde la vitrina pasa bastante desapercibida entre los visitantes por su discreto tamaño, desprovista de su misterio y eclipsada por las obras plásticas de su entorno expositivo. Sin embargo, y aunque cueste trabajo comprenderlo, tan singular crucifijo fue un tesoro inapreciable en la religiosidad del pueblo vallisoletano, siempre tan vinculado al vino.

Informe y fotografías: J.M. Travieso.
Registro Propiedad Intelectual - Código: 1109160072106


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14 de septiembre de 2011

Visita en Valladolid: Exposición PRIMITIVOS, 17 de septiembre 2011




Domus Pucelae organiza para sus socios una visita guiada a la exposición "PRIMITIVOS. El siglo dorado de la pintura portuguesa, 1450-1550" que se viene celebrando en el Palacio Villena del Museo Nacional Colegio de San Gregorio.


FECHA: Sábado 17 de septiembre.
HORA: 12 h.
GRUPO MÁXIMO: 20 personas.
ENTRADA GRATUITA.
CITA: 11:50 h. a la puerta del Palacio Villena.


INSCRIPCIÓN Y RESERVA: Por correo en domuspucelae@gmail.com o en el teléfono 608 419 228, a partir del 14 de septiembre 2011.

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Un museo interesante: MONASTERIO DE SAN ANTONIO EL REAL, Segovia


MONASTERIO DE SAN ANTONIO EL REAL
Calle de San Antonio el Real 6, Segovia

     El monasterio de clarisas de San Antonio el Real se levanta sobre un lugar ocupado antaño por el Campillo, una finca de recreo y bosque de caza perteneciente al rey Enrique IV de Trastámara, rey de Castilla y León, que en 1455 lo donó a los frailes franciscanos, patrocinando la construcción de un convento dedicado a San Antonio. Al heredar el trono Isabel la Católica en 1474, esta reina dispuso el traslado de las clarisas de Segovia a este monasterio, adquiriendo el rango de fundación real y siendo habitado desde abril de 1488.

     El complejo, en excelente estado de conservación, cuenta entre sus espacios más destacados con la iglesia, sacristía, claustro, refectorio, una sacristía interior y la sala capitular, todos ellos visitables en su condición actual de museo conventual. En todas estas dependencias citadas, en otro tiempo reservadas a la clausura, aparecen impresionantes ejemplos de diferentes tipos de cubiertas mudéjares en madera, tanto con labores de lazo como con artesones, que constituyen una colección única del siglo XV conservada in situ.

     Nada más cruzar la portada de estilo gótico isabelino, sorprende en la nave de la iglesia un altar presidido por un espectacular retablo flamenco, elaborado en Bruselas hacia 1460, que poblado por más de cien figuras en madera de nogal policromada narra toda la historia de la Pasión, con múltiples escenas simultáneas que configuran una puesta en escena abigarrada compuesta con delicados y elegantes personajes acompañados de numerosos detalles narrativos esculpidos con minuciosidad.

     Asimismo en la iglesia, cubriendo todo el presbiterio, se conserva una sofisticada armadura mudéjar realizada en madera de pino de Valsaín, que no fue alterada cuando la iglesia se remodeló en estilo barroco. Su diseño, en forma de artesa invertida, sigue lazos de diez con elegantes mocárabes al centro, aderezado por una elegante policromía en azul, rojo y oro y heráldica de Enrique IV.

     La primera dependencia conventual es la sacristía, cubierta con una techumbre mudéjar de colorido deslumbrante en el que predomina el rojo, con vigas y casetones decorados con pinturas de cardinas vegetales junto a las que aparecen recorriendo el muro emblemas reales y franciscanos y anagramas de Cristo en latín y griego.

     La visita se continúa por el interior del claustro, en la actualidad con los vanos cerrados, igualmente recorrido por una larga cubierta mudéjar ataurejada con lazos de ocho, con predominio del acabado en madera natural, acorde con los colores pardos franciscanos. En los cuatro ángulos y a modo de viacrucis, se ubican en el muro unos trípticos elaborados en Utrecht a finales del XV con labores esculpidas en el interior, con labores realizadas en "tierra de pipa", y puertas con tablas pintadas con santos. A lo largo de los corredores cuelgan pinturas religiosas y se abren una serie de capillas devocionales en las que abundan las imágenes del Niño Jesús, así como una interesante colección de cruces, unas pintadas en el siglo XVII por la monja Josefa Sánchez y otras en madera de olivo con incrustaciones de nácar traídas por los franciscanos de Jerusalén.

     El tamaño del refectorio indica la nutrida comunidad que lo utilizó en tiempos pasados. La amplia sala se cubre con un alfarje elaborado con pino de Valsaín y tiene los muros decorados con ingenuas pinturas de santos realizadas por monjas clarisas que se alternan con búcaros con flores por encima de un zócalo en el que se abren nichos convertidos en taquillas para el ajuar personal de las religiosas. Mayor calidad ofrecen las pinturas del fondo que representan a Cristo Salvador entre la Inmaculada y Santa Clara, con dos ángeles tenantes en los extremos pintados en 1481. La pieza más pintoresca del refectorio es el púlpito, colocado ante una ventana, elaborado en madera y decorado con yeserías mudéjares.

     En una de las pandas se abre la puerta de salida al claustro, una peculiar construcción gótico-mudéjar con arcos apuntados en la planta baja y de carpanel en la alta. El centro está ocupado por un jardín con cuatro pasillos que convergen en una fuente, todo ello para simbolizar los ríos del Paraíso y la Fuente de la Vida.

     Al claustro se abre una dependencia que las monjas convertirían en sacristía interior. Presenta un techo ajabalconado del que penden lámparas flamencas de bronce, que junto al mobiliario ayudan a recrear con fidelidad una estancia del siglo XV. Por la sala se distribuyen cantorales, pinturas, piezas de cerámica, documentos papales, sellos de los Reyes Católicos y vestuario litúrgico, ocupando un lugar destacado en el muro frontal una imagen del Niño Jesús del siglo XVII.

     Termina la visita en la Sala Capitular, cubierta por una impresionante cubierta mudéjar ochavada con trabajos de lacería que alternan estrellas de nueve y de doce puntas. En la decoración están de nuevo presentes los emblemas de Castilla y León, Castilla y Portugal y otros franciscanos, con gran abundancia de mocárabes y piñas colgantes, todo ello con profusión de oro y una brillante policromía en rojo y azul que recuperó su intensidad tras la restauración del año 2002. Preside la sala un retablo barroco con las imágenes de los santos patrones, San Francisco y Santa Clara.

     Antes de salir al exterior el visitante experimenta la extraña sensación de haber viajado en el tiempo y de ser testigo de la vida en un pintoresco microcosmos segoviano en el que el talento y el buen oficio consiguieron convertir materiales muy modestos, ladrillo y madera básicamente, en espacios deslumbrantes de aspecto palaciego, uniéndose a ello el acicate de una considerable colección artística atesorada, con obras de notable calidad que cumplen su función con una gran sinceridad y dotan al recinto de significado místico.


HORARIO DE VISITAS:
De martes a sábados de 10,30 a 14,00 h. y de 16,30 a 19,00 h.
Domingo de 10,30 a 14,00 h.


TARIFAS:
General 2 €. Grupos superiores a 20 personas: 1,50 €. (Grupos previa cita).

Tel. 921 420 228

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12 de septiembre de 2011

Música en septiembre: CANCAO DO MAR, de Dulce Pontes





DULCE PONTES

     Dulce Pontes es conocida como "La Voz de Portugal" y reconocida como una de las mejores artistas del panorama musical portugués actual. Iniciada en el canto del fado, a cuyo renacimiento contribuyó en los años 90, extendió sus registros a las nuevas músicas del mundo siempre obteniendo grandes éxitos con su voz versátil, dramática, cálida y emotiva. Hoy día es reconocida en todo el mundo, tanto por los temas compuestos por ella misma como por las personales versiones de temas ajenos.

     A lo largo de su carrera, Dulce Pontes ha colaborado con varios artistas internacionales, como Cesária Évora, Caetano Veloso, Marisa Monte, Carlos Núñez, la banda celta The Chieftains, Giorgos Delaras y el artista vasco Kepa Junkera. Compuso el dueto para Elefthería Arvanitáki (el fruto de esta colaboración se encuentra en el disco de Eleftheria titulado Ekpompi). El dueto con el artista angoleño Waldemar Bastos constituyó uno de los grandes momentos del álbum O Primeiro Canto.

     Dulce Pontes lleva más de 23 años de carrera y con su sensibilidad ha paseado la cultura portuguesa por todo el mundo. Son memorables sus conciertos en el Carnegie Hall de Nueva York, en 2007, y en Royal Albert Hall de Londres, donde interpretó temas de Ennio Morricone. Como muestra de sus dotes artísticas ofrecemos la célebre "Cancao do mar".

CANCAO DO MAR / CANCIÓN DEL MAR

Fui bailar no meu batel / Fui a bailar en mi barco
Além do mar cruel / allende del mar cruel
E o mar bramindo / y el mar rugiendo
Diz que eu fui roubar / dice que yo fui a robar
A luz sem par / la luz sin par
Do teu olhar tăo lindo / de tu mirada tan linda.

Vem saber se o mar terá razăo / Vete a saber si el mar tiene razón
Vem cá ver bailar meu coraçăo / Ven a ver bailar mi corazón.

Se eu bailar no meu batel / Si al bailar en mi barco
Năo vou ao mar cruel / yo no soy el mar cruel
E nem lhe digo aonde eu fui cantar / Y no te digo adonde fui a cantar
Sorrir, bailar, viver, sonhar...contigo / sonreir, bailar, vivir, soñar...contigo.

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