30 de septiembre de 2014
29 de septiembre de 2014
VIAJE: EXPOSICIONES DE EL GRECO EN TOLEDO, 19 de octubre 2014
PROGRAMA
Salida a las 7,15 h. desde parada de taxis Vallsur (Camino Viejo de
Simancas) y a las 7,30 h. desde la plaza de Colón con dirección a San
Martín de Montalbán (Toledo) para visitar la iglesia de Santa María de Melque,
joya del arte visigodo. Traslado a Toledo para visitar las exposiciones
"El Taller de El Greco", en el Museo de Santa Cruz, y "Las armas
de El Greco" en el Alcázar. Por la tarde visita a la catedral para
contemplar El Expolio de El Greco. A las 18 h. regreso a Valladolid.
PRECIO
SOCIO: 25 € + 10 € exposición + 1 € auricular, total 36 €.
PRECIO NO
SOCIO: 30 € + 10 € exposición + 1 € auricular, total 41 €.
INCLUYE: Viaje en
autocar; seguro de viaje; dossier y guía visita exposición.
NO INCLUYE: Entradas a monumentos.
REQUISITOS: Grupo
mínimo de 30 y máximo de 45 personas.
INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS: Por correo en la dirección domuspucelae@gmail.com
o llamando al teléfono 608 419228
a partir de las 0 horas del 29 de septiembre.
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VIAJES (anuncios)
26 de septiembre de 2014
Theatrum: RELIEVE DE LA PIEDAD, la arriesgada experimentación de un genio
RELIEVE DE
LA PIEDAD
Juan de Juni
(Joigny, Francia, h.1507 – Valladolid 1577)
Hacia 1538
Terracota
policromada
Museo Diocesano
y Catedralicio, Valladolid
Escultura
renacentista española. Manierismo. Escuela de Valladolid
Relieve de la Piedad. Juan de Juni, h. 1538 Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid |
Una de las experiencias más originales e
interesantes de Juan de Juni, pocos años después de llegar desde Francia y
establecer su taller en León en 1533, fue la serie de producciones en el más
humilde de los materiales: el barro cocido. Esta actividad, desconocida hasta
entonces e introductora de un matiz diferenciador entre los escultores de su
tiempo, junto al modo de trabajar los pliegues de los paños y la aplicación de
una perspectiva casi pictórica en sus relieves, manifiestan un profundo
conocimiento del arte renacentista italiano, lo que induce a pensar en la posible
presencia del escultor en el entorno de Florencia, Bolonia y Módena, donde en
una estancia tan corta como fructífera pudo conocer de cerca los trabajos en
terracota tanto de los Della Robbia y Verrocchio como de Nicolò dell'Arca y
Guido Mazzoni.
En este sentido, recogiendo la herencia de estos
grandes escultores en barro cocido, Juan de Juni llegaría a aplicar este
material en España para abordar la composición de esculturas de tamaño
monumental, del mismo modo que en Italia lo hiciera Antonio Begarelli, ambos
deudores de los escultores mencionados y con analogías estilísticas entre
ellos, lo que ha hecho especular sobre la posibilidad de un aprendizaje común y
una posible relación entre Juni y Begarelli.
Relieve de la Piedad. Juan de Juni, h. 1538. Museo de León |
Para un maestro como Juan de Juni, que desde el
inicio de su actividad en el taller leonés durante la tercera década del siglo
XVI demuestra dominar tanto la escultura en piedra como en madera, las obras
modeladas en terracota, a causa de la ductilidad del material, le permiten
incorporar rasgos naturalistas y detalles pormenorizados que se traducen en una
blandura mórbida, especialmente apreciable en el modo de definir los paños,
abultados y agitados, en la tensión de músculos y nervios en unas corpulencias que recuerdan los modelos
miguelangelescos, y en los pequeños detalles aplicados en barbas, cabellos y
piel. Pero no hay que olvidar que una terracota con acabado policromado, no
vidriado, tiene como enemigo insalvable a la humedad, causa del deterioro,
generalmente por desidia, de la mayor parte de las composiciones monumentales
de Juni en terracota.
Tanto las características mencionadas, como el grado
de deterioro superficial producido por humedades, están patentes en obras tan
exquisitas como el San Mateo (ca.
1537) del Museo de León, y los grupos de San
Jerónimo y el Martirio de San
Sebastián (ca. 1537) de la iglesia-museo de San Francisco de Medina de
Rioseco (Valladolid), este último el mejor conservado de todos, incluyendo su
policromía.
Piedad. Juan de Juni, h. 1538. Museo de León |
Pero además, Juan de Juni ensaya en pequeños
relieves de terracota abundantes y arriesgados escorzos que, en ocasiones, a
partir de un modelo pictórico, aparecen aplicados al límite para convertirse en
cuerpos distorsionados, siempre representando el tema de la Piedad en pequeño formato. Y, tan buen
grado de aceptación debieron tener como piezas devocionales en capillas y
oratorios particulares, que en torno al año 1538 Juan de Juni recurrió a la
producción seriada, a partir de un molde, de este tipo de placas en barro
cocido, diferenciándose entre sí tan sólo por los matices pintados de la
policromía y la personalización del marco por el cliente, lo que por otra parte
demuestra el aprecio por las innovadoras escenas creadas por Juni, siempre
cargadas de un patetismo recalcitrante adaptado al gusto hispano.
Una muestra de estos ensayos plásticos junianos es
la placa de terracota que con el tema de la Piedad
se conserva en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid, obra que pese a
su pequeño formato y a estar enmarcada por un sencillo marco moldurado, se
presenta como una declaración de principios del inquieto Juan de Juni en su investigación
por conseguir la profundidad visual, experiencia que tendría sus consecuencias
en obras posteriores. Esta placa, realizada hacia 1538 y considerada la primera
de la serie por Juan José Martín González, procede de la iglesia vallisoletana
de San Martín y puede corresponder, aunque no es seguro, a la mencionada en
1613 en el inventario de pertenencias de Juana Martínez, viuda de Isaac de
Juni, escultor e hijo ilegítimo de Juan de Juni. La obra presenta grietas y
desprendimientos en su policromía que no impiden apreciar el contenido de la
escena.
Piedad. Juan de Juni, h. 1540. Victoria & Albert Museum, Londres |
El motivo principal es la Piedad o la Virgen derrumbada al pie de la cruz con el cuerpo
muerto de Cristo en su regazo, figuras colocadas en primer plano y ocupando de
un lado a otro la longitud del relieve. Es en estas figuras donde Juan de Juni
aplica una composición manierista a partir de forzados escorzos que son poco
frecuentes en el arte renacentista de la época.
Sin embargo, mediante la eficaz aplicación de la
técnica del schiacciato —disminución
gradual del espesor a partir del primer plano hasta el fondo para crear la
ilusión de profundidad—, técnica iniciada por los romanos y perfeccionada en
Florencia por Donatello, Juan de Juni consigue crear el efecto tridimensional
de una Virgen vencida por el dolor, postrada de rodillas y apoyada con su mano
izquierda sobre una roca, con la cabeza caída hacia atrás y embutida tras su
hombro izquierdo, y con el brazo derecho describiendo un arco hacia el frente
para aferrarse al cuerpo inerte de Cristo, de modo que mientras el brazo
derecho se abalanza hacia el espectador, el izquierdo queda replegado al fondo
sugiriendo un volumen realmente inexistente. Su sentido dramático se refuerza con
la colocación del rostro inclinado y medio oculto por el manto, que ondea y se
agita expresivamente a consecuencia del viento.
Piedad. Juan de Juni, h. 1540. Victoria & Albert Museum, Londres |
Otro tanto puede decirse de la figura de Cristo,
cuyo cuerpo sigue un movimiento helicoidal, con las piernas descoyuntadas
respecto al torso, mientras la cabeza también se desploma hacia atrás para
alcanzar la misma posición en ambas figuras a través de un escorzo sumamente
forzado, recurso que, junto a la distorsión de la potente anatomía, dota a la
escena de un fuerte dramatismo, con el dolor como verdadero protagonista.
En un segundo plano se sitúa la cruz, colocada en
perspectiva, y un arbusto inclinado sobre cuyo tronco reposa la corona de
espinas colocada sobre el paño utilizado en el descendimiento del cuerpo,
elementos que contribuyen a definir todo el proceso pasional. Un afán narrativo
prevalece en el plano del fondo, donde a la derecha se aprecia un hombre entre
árboles transportando la escalera utilizada en el Descendimiento y en el lado
opuesto a otro que en la cavidad de una roca prepara el sepulcro para el
entierro. Como complemento ambiental, en el fondo del paisaje aparece pintada
la ciudad de Jerusalén.
Piedad. Juan de Juni, h. 1540. Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
De este pequeño pero significativo relieve en
terracota policromada se han conservado otras copias con pequeñas variantes en
la calidad de la pintura, todas ellas de la misma época, en torno a 1538, y con
las mismas dimensiones, 31 x 40 cm. Una de ellas en el Museo de León, obtenida
con el mismo molde e igualmente con pequeñas fisuras y desprendimientos en la
policromía, en este caso inserta en un marco recorrido por una inscripción que
define su finalidad devocional. También en un marco con un texto en latín aparece
la versión expuesta en una vitrina del Victoria & Albert Museum de Londres,
la mejor conservada de todas ellas, en la que se indica su posible procedencia
de Salamanca. Otro ejemplar pertenece a la colección del Museo Camón Aznar de
Zaragoza, con una altura de 5 cm. inferior a los tres anteriores, lo que se ha
interpretado como una ejecución en época posterior.
Con características similares, desde su adquisición
en 1967 se conserva otro relieve de la Piedad
realizado en el taller de Juan de Juni e igualmente elaborado con material de
bajo coste y fácil ejecución, en el Museo Nacional de Escultura. En este caso,
aunque las figuras de Cristo y la Virgen guardan una disposición similar, si
bien orientadas en distinto sentido, el detallismo del modelado es inferior y
la ambientación mucho más esquemática, reducida a la presencia de la corona de
espinas y unos árboles al fondo. Esto hace presuponer una segunda fase seriada
de la idea original de la que apenas se han conservado muestras de estas piezas
devocionales por la fragilidad del material, lo que aumenta el valor de lo
conservado.
Piedad. Juan de Juni, h. 1538. Museo Marés, Barcelona |
Estas composiciones en relieve de Juan de Juni, con
sus características bidimensionales, fueron el preámbulo a otras versiones de
la Piedad realizadas por el escultor
con diferentes materiales, formatos y finalidad. Ello se aprecia en el
exquisito grupo del Museo Marés de Barcelona, también realizado en terracota y coetáneo
a las placas en relieve, donde Juni traslada la idea al bulto redondo perdiendo
la frontalidad y haciendo que los ejes de la composición manierista se disparen
en todas las direcciones, por lo que es necesario recorrerla desde todos los puntos de
vista para captar la totalidad de sus detalles, siendo una de las primeras
ocasiones en que ya aparece el recurso juniano de colocar las manos recubiertas
por paños, dejando asomar ligeramente algunos dedos.
Del mismo modo, la experiencia de estas pequeñas
placas sirven de base compositiva al relieve que preside el sepulcro del
arcediano Gutierre de Castro, originariamente en el interior de la Catedral
Vieja de Salamanca y después trasladado al claustro. Fue tallado por Juan de
Juni en 1540 en piedra arenisca de la zona y en él las figuras de Cristo y la
Virgen junto a la cruz, que repiten los mismos escorzos, aparecen acompañadas
de San Juan, María Magdalena y María Cleofás.
Piedad. Juan de Juni, h. 1575. Museo de las Ferias, Medina del Campo |
Otro tanto puede decirse del grupo de la Piedad tallado en madera hacia 1575 por
encargo de Rodrigo de Dueñas, banquero, prestamista y consejero de Carlos V,
para ser colocado en la capilla de la Casa Blanca, su finca de recreo situada
en las proximidades de Medina del Campo. Este grupo, perteneciente a la
colegiata de San Antolín y conservado en
el Museo de las Ferias de esta población vallisoletana, vuelve a presentar el
mismo tipo de escorzo y una composición similar para su vista frontal, en este
caso con las figuras asentadas sobre una gran peana y con el dolor de la Virgen
atemperado, con expresión ausente.
Incluso en la pequeña placa del Museo Diocesano y
Catedralicio de Valladolid se podría rastrear la génesis de la célebre Virgen de las Angustias, obra clave del
Renacimiento español que fue realizada hacia 1561 para la recién fundada
Cofradía de la Quinta Angustia, desde 1614 de Nuestra Señora de la Soledad y de
las Angustias, imagen que muestra a la Virgen derrumbada, con la cabeza hacia
atrás, el hombro izquierdo adelantado y apoyando su mano en una roca colocada
al fondo, todo un alarde de belleza trágica.
Informe : J. M. Travieso
Sepulcro de Gutierre de Castro. Juan de Juni, 1540 Claustro de la catedral de Salamanca |
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25 de septiembre de 2014
Ciclo de Cine: "EL PASADO EN EL PRESENTE", octubre-noviembre 2014
MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA. PALACIO DE VILLENA
Calle Cadenas de San Gregorio, Valladolid
CICLO DE CINE
El pasado en el presente
Historia moderna e historia del arte a través del cine
Miércoles 1 de octubre
El oficio de las Armas, Ermano Olmi
Presenta: Antonio Cabeza
Miércoles 8 de octubre
El tormento y el éxtasis, Carol Reed
Presenta: Mª José Redondo
Miércoles 15 de octubre
Rembrandt, Charles Matton
Presenta: J.L. Cano de Gardoqui
Miércoles 29 de octubre
El contrato del dibujante, Richard Greenaway
Presenta: Fran Domínguez Burrieza
Miércoles 5 de noviembre
La inglesa y el duque. Eric Rohmer
Presenta: María José Martínez Ruiz
Sesiones en Palacio de Villena, 19 h.
Entrada gratuita hasta completar aforo.
Colaboran: Museo Nacional de Escultura, Departamento de Historia del
Arte de la Universidad, Revista Atticus y Asociación Cultural Domus Pucelae.
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Información cultural
24 de septiembre de 2014
Estudios de Arte: El Curso 2014-2015 comienza el 7 de octubre 2014
CONDICIONES GENERALES
- El curso ofrece una capacidad limitada para 40 personas.
- Tienen preferencia en la inscripción todos los participantes en el
curso anterior.
- Solamente se realizarán nuevas inscripciones en el caso de quedar
plazas vacantes, es decir, si algún participante en el curso anterior no
renovase su inscripción, y será por riguroso orden de solicitud, según la lista
de espera que se renueva cada año.
- Los participantes deberán comprometerse a respetar las normas
elementales de puntualidad, asistencia y comportamiento.
- El hecho de optar a la asistencia al curso implica la aceptación de
estas condiciones.
INSCRIPCIÓN
- Participantes en el curso anterior: Del 25 de septiembre al 4 de
octubre 2014.
- Nuevas solicitudes para ingresar en la lista de espera: Del 25 de
septiembre al 4 de octubre 2014 por correo a la siguiente dirección:
estudiosdearte.va@gmail.com, donde recibirán la información del puesto que
ocupan en la lista de espera (por riguroso orden de solicitud) y, en caso de
haber vacantes, su aceptación, datos del aula, horarios, etc.
No se atenderán solicitudes fuera de las fechas establecidas.
XXII CURSO DE ARTE
Contenido: ARTE DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA VIII
- Escultura renacentista española: Escuela cortesana.
- Pintura española del Renacimiento: maestros introductores.
- Estudios complementarios de iconografía.
J.M.T. Sección Estudios de Arte
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Sección Estudios de Arte
23 de septiembre de 2014
22 de septiembre de 2014
Exposición: ESTO ME TRAE AQUÍ. RICARDO DE ORUETA (1868-1939) EN EL FRENTE DEL ARTE, del 16 de septiembre al 8 de diciembre 2014
MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA. PALACIO DE VILLENA
Calle Cadenas de San Gregorio, Valladolid
Esta exposición tiene como finalidad rescatar del
olvido la figura discretamente silenciada de Ricardo de Orueta y reivindicarla
como referencia obligada de la historia de la cultura española del siglo XX.
La muestra coincide con la celebración de los 80
años de la Ley del Tesoro Artístico Nacional, de la que Orueta fue promotor
como Director General de Bellas Artes. Esta ley fue la iniciativa más
importante de la historia española en la salvaguarda del patrimonio español, y
su modernidad fue tal que permaneció invariable hasta la Ley de 1985.
De formación institucionista y convicciones
republicanas, el destino de Orueta (Málaga, 1868 - Madrid, 1939) está
indisolublemente unido a los momentos, las empresas y las instituciones más
brillantes de la cultura del primer tercio del siglo XX: él encarna los ideales
y promueve iniciativas brillantes y decisivas para el patrimonio y la cultura
nacional.
Su vida intelectual y pública estuvo asociada a
símbolos culturales tan significativos en esas décadas como la vanguardia
intelectual malagueña (una de las ciudades más dinámicas e innovadoras del
panorama nacional), la Institución Libre de Enseñanza, la Residencia de
Estudiantes, el Centro de Estudios Históricos o las Misiones Pedagógicas.
Desarrolló un comprometido activismo en contra del
expolio patrimonial que padeció el país en las primeras décadas del siglo,
recuperó a los grandes escultores españoles del Siglo de Oro. Desde su puesto
de Director General de Bellas Artes en la II República, durante 1931-33 y en
1936, con infatigable empeño y una visión moderna y democrática del patrimonio,
fue el definidor de los aspectos culturales de la Constitución del 31 y puso en
pie toda una política de salvaguarda y difusión pública del tesoro artístico
español, de sus monumentos, su arte y sus museos, que culminó en la
promulgación de la Ley del Tesoro Artístico de 1933, una de las más avanzadas
de Europa.
HORARIO DE VISITAS
Martes a sábado: de 11 a 14 h. y de 16.30 a 19.30 h.
Domingos y festivos: de 11 a 14 h.
Entrada
gratuita.
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Exposiciones
19 de septiembre de 2014
Theatrum: SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, la gracia de una figura ensimismada
SANTO
DOMINGO DE GUZMÁN
Francisco
Salzillo (Murcia 1707-1783)
Entre 1750 y
1755
Madera
policromada y postizos
Museo
Nacional de Escultura, Valladolid
Procedente
del convento de San Diego de Murcia
Escultura barroca
española. Escuela murciana
En el siglo XVIII fueron el vallisoletano Luis
Salvador Carmona (1708-1767) y el murciano Francisco Salzillo (1726-1783) quienes
pusieron un brillante colofón al esplendoroso capítulo de la escultura barroca
española, ambos profundizando en conceptos naturalistas, combinados con una
belleza idealizada y un total dominio del trabajo en madera policromada, que
marcarían una decidida transición estética hacia el Neoclasicismo.
Buena muestra de ello es esta escultura de Santo
Domingo de Guzmán que se conserva en el Museo Nacional de Escultura de
Valladolid, durante años perteneciente a la colección barcelonesa del conde de
Güell y adquirida por el Estado en 1985, junto a otra de San Francisco de Asís
con la que forma pareja, para ser entregadas al museo vallisoletano, que de
esta manera cuenta con dos ejemplares salzillescos que ilustran con elocuencia
sobre el broche de oro que supuso la obra del murciano en la escultura barroca
española.
Sin embargo, no se conocen con detalle las
circunstancias del encargo de estas esculturas al genial escultor. Sería el
erudito y académico Javier Fuentes y Ponte, promotor de la transformación de la
iglesia de Jesús de Murcia en el Museo Salzillo, quien las citara como
procedentes del antiguo convento de alcantarinos de San Diego y el primero en apuntar
la autoría de Salzillo. Así fueron consideradas en 1925 por el conde de Güell
en su obra La Sculpture polychrome
religieuse espagnole: une collection, obra sobre los fondos de su colección
publicada en París en 1925. Cuando en 1985 las esculturas ingresaron en el
Museo Nacional de Escultura, fue el murciano Luis Luna Moreno, por entonces
Subdirector de la institución vallisoletana, quien las identificó como el San
Francisco y el Santo Domingo realizados por Salzillo para el citado convento franciscano
de San Diego de Murcia.
Benozzo Gozzoli. El Abrazo de la Paz, 1449-1452 Iglesia de San Francisco, Montefalco (Italia) |
El emparejamiento de Santo Domingo y San Francisco
en los templos dominicos y franciscanos tiene su origen en una antigua leyenda
recogida por el dominico Gerardo de Frachet en el siglo XIII. Según esta, cuando
Santo Domingo asistió al IV Concilio de Letrán en Roma (1215-1216), tuvo en
sueños una visión en que la ira de Dios estaba decidida a castigar al mundo,
siendo la Virgen, en su papel de intercesora, la que presentó a Santo Domingo y
a otro fraile cubierto por un mísero hábito que consiguieron la calma divina.
La leyenda refería que al día siguiente, cuando Santo Domingo se encontraba
orando en el templo, llegó hasta allí el personaje al que había visto en su
sueño vestido como un mendigo. Al instante lo reconoció y se fundieron en el
llamado "Abrazo de la Paz". Se trataba de San Francisco de Asís,
también fundador de una orden mendicante, al que manifestó «los dos tenemos que
trabajar muy unidos, para conseguir el Reino de Dios». Desde entonces, las
órdenes dominica y franciscana celebraron anualmente este hipotético encuentro
en Roma de sus fundadores con una fiesta fraternal que también fue festejada en
el arte, siendo la escena recogida, entre otras, en la célebre pintura de
Benozzo Gozzoli de la iglesia de San Francisco de Montefalco o en la de Fra
Angelico conservada en los Museos Estatales de Berlín, a las que siguieron
otras muchas representaciones de los santos emparejados, como la sentimental
versión que también en el siglo XVIII hiciera Luis Salvador Carmona (monasterio
de Santo Tomás de Ávila).
Luis Salvador Carmona. El Abrazo de la Paz, s. XVIII Monasterio de Santo Tomás, Ávila |
Una muestra de ello es esta talla de Salzillo, un
escultor que trabajó exclusivamente la temática religiosa —debido a su
formación en un ambiente de religiosidad extrema en la Murcia del XVIII—, en
cierto modo salvando de su hundimiento la tradición imaginera española en un
momento coyuntural que oscilaba entre los últimos estertores del Barroco y el
balbuceo de las nuevas formas que lo sustituyeron, siempre aderezando sus obras
con el idealismo y expresividad de la gracia levantina a través de su talento
mental y la habilidad sus privilegiadas manos.
Fue a partir de 1740 cuando comenzó a manifestar con
claridad un estilo personal muy definido, sobre todo en su incursión en la
iconografía pasionaria, de la que se convertiría en un gran maestro. Es
entonces cuando sus esculturas aúnan el realismo superficial con un contenido
humanista, agudizándose la búsqueda de la belleza y el refinamiento como
consecuencia de la influencia napolitana, aunque siempre sin abandonar la
tendencia mística dominante en el siglo anterior. El sentimiento con que
Salzillo logra animar sus obras a través de la gesticulación de las manos1
—como expresión plástica del místico temblor de su alma— y de un ponderado
sentido de la belleza, no exenta de
cierto sensualismo, hace que sus obras vibren paradójicamente con reposada
inquietud hasta conseguir infundir vida
a la materia inanimada.
SANTO DOMINGO DE GUZMÁN INTERPRETADO POR SALZILLO
Como era habitual, para hacer esta escultura el
artista previamente realizó un boceto en barro, que junto al de San Francisco fueron
aprobados por los comitentes, obras que aún se conservan en el Museo Salzillo
de Murcia permitiendo conocer las distintas fases del proceso creativo, desde
la idea inicial como imaginería mental a la sutileza en la talla y su exquisito
acabado policromado. En líneas generales, la naturalidad de la imagen viene
determinada por el movimiento infundido a los distintos componentes del hábito
dominico y por la expresión de las manos para dotarla de la habitual carga
espiritual y mística, aflorando sutilmente las influencias formales de los
italianos Gian Lorenzo Bernini y Andrea Bolgi y de los trabajos en Murcia del
francés Antonio Dupar, sin olvidar la tradición barroca española.
Santo Domingo de Guzmán se muestra aparentemente de
forma sencilla y natural, sin embargo cada uno de sus componentes responde a un
concienzudo estudio plástico para infundir un hálito de vida al personaje. El
santo aparece de pie y revestido del hábito dominico, con la pierna derecha
adelantada, la cabeza ligeramente inclinada hacia el frente, sujetando un libro
en su mano izquierda y la derecha desplegada del cuerpo con los dedos en ademán
de sujetar algo, seguramente un rosario de acuerdo a la iconografía
tradicional.
El hábito está compuesto por un alba o túnica blanca
de anchas mangas a la que se superpone un escapulario del mismo color. Se cubre
con un manto o capa de color negro que está rematado por una esclavina con
capucha. Según la tradición piadosa, basada en una revelación que Santo Domingo
hiciera al beato Jordán de Sajonia, su sucesor, este tipo de hábito fue
entregado por la propia Virgen al santo fundador de la Orden de Predicadores —Ordinis Vestiaria—, simbolizando con el
color blanco la pureza y con el negro la penitencia, adquiriendo con ello el
significado de que la penitencia protege la pureza, a modo de una armadura
invencible que convierte al dominico en caballero de Cristo.
Salzillo juega con estos elementos de la
indumentaria dotando a la figura de un equilibrado movimiento que le permite
moverse con naturalidad en el espacio, con un intento de dignificar al santo,
según los gustos estéticos del momento, al romper la austeridad cromática añadiendo
una orla dorada que recorre los bordes con sofisticados rameados en suave
relieve. Al avanzar la pierna, el escapulario discurre en diagonal rompiendo la
verticalidad de la caída que produciría cierto estatismo, permitiendo al tiempo
contemplar el naturalismo de los pliegues que se forman de cintura hacia abajo.
Otro tanto ocurre con el manto, en el que se establece un contrapunto a su
caída natural por la parte derecha, y su tallado en forma de lámina finísima,
con su recogimiento en la parte izquierda de la cintura hasta llegar a remontar
el libro que porta en su mano, consiguiendo el equilibrio compositivo y creando
un centro de atención realzado por el rojo del canto de las páginas y la
escritura que en ellas aparece.
A esta habilidad compositiva se une el expresivo
trabajo del busto a partir de los pliegues de la esclavina sobre el pecho y los
que forma la capucha sobre los hombros y espalda, concebidos para realzar el
trabajo naturalista de la cabeza. Santo Domingo aparece tonsurado, una práctica
común hasta principios del siglo XX, con voluminosos mechones sobre las orejas
y en la frente, todos ellos tallados con su inconfundible estilo en forma de
estrías muy finas que también se repiten en el bigote y la barba de dos puntas.
Como es característico en la obra del murciano, el rostro, dirigido hacia abajo
en base a su posición en el altar, no profundiza en los aspectos dramáticos,
sino que persigue el naturalismo y la belleza idealizada, en este caso a través
de finas y perfiladas facciones que complementadas con ojos de cristal rasgados
se traducen en un gesto de apacible ensimismamiento místico. Sobre su frente es
visible un taladro sobre el que iría insertada una estrella de plata, aquella
que, según la leyenda, apareció en el momento de su bautismo preludiando su
futuro papel como estrella o faro para guiar las almas hacia Cristo.
Un recurso muy expresivo es el modo de sujetar el
libro entre el manto recogido a la altura de la cintura dando movilidad a los
paños, ya utilizado anteriormente con habilidad por Gregorio Fernández. Es este
un atributo tradicional en la iconografía de Santo Domingo que hace referencia tanto
a la Biblia, como fuente de su predicación y espiritualidad, como al rango de
fundador de la Orden de Predicadores, aprobada por el papa Honorio el 22 de
diciembre de 1216. En sus páginas abiertas es visible una inscripción
deteriorada con el texto «CONSTI/TVTIONES/SA[N]TI ORDINIS/ PREDICATIRVM / CAPVT
I / DIVINI MAESTRI» (transcripción de Cristóbal Belda, 1977).
Es precisamente este modo de sujetar el libro en la
cintura y la colocación del pulgar sobre las páginas, que Salzillo repetiría en
la imagen de Santa Florentina del
grupo de los Cuatro santos de Cartagena
de la iglesia de Santa María de Gracia de la ciudad costera, realizados a
partir de 1754 a petición del Ayuntamiento cartagenero, lo que permite
aventurar una fecha de realización de las obras destinadas a la iglesia de San
Diego de Murcia durante la década de los 50, aunque en esta escultura quede
amortiguada la riqueza de la policromía habitual en sus obras en esa época,
reducida a la sobriedad de los colores blanco y negro como también ocurriera en
las magníficas imágenes de San Francisco y Santa Clara del monasterio de
Capuchinas de Murcia, realizadas hacia 1750.
Por la disposición de los dedos de la mano derecha, la
imagen del santo nacido en Caleruega (Burgos) en 1170 y muerto en Bolonia en
1221, también debería portar un rosario con los quince misterios, del mismo
tipo al que los monjes dominicos llevan en la cintura como parte del hábito.
Este atributo aparece siempre ligado a la figura de Santo Domingo como fundador
del Rosario, medio devocional dedicado a la Virgen.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
NOTAS
1 SÁNCHEZ MORENO, José. El
sentimiento estético en la obra de Francisco Salzillo / Francisco Salzillo,
imágenes de culto. Catálogo de la Exposición de la Fundación Central
Hispano, Madrid, 1998, p. 173.
Francisco Salzillo. Santo Domingo y San Francisco, 1750-1755 Museo Nacional de Escultura, Valladolid. |
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17 de septiembre de 2014
Socios de Domus Pucelae: ASAMBLEA GENERAL, 20 de septiembre 2014
Se comunica a todos los socios la convocatoria de Asamblea General:
DÍA: Sábado 20 de septiembre de 2014.
HORA: 11,30 primera convocatoria/ 12 segunda convocatoria.
LUGAR: Salón de Actos del Centro Cívico José Luis Mosquera, calle Pío
del Río Hortega 13, Valladolid.
Orden del día:
1 Lectura y aprobación, si procede, del Acta de la asamblea anterior.
2 Presentación de actividades previstas para el próximo curso.
3 Ruegos y preguntas.
Convocan: Secretario y Presidente de Domus Pucelae
A. C. Domus Pucelae
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