SAN MIGUEL VENCIENDO AL DEMONIO
Alejandro Carnicero (Íscar,
Valladolid, 1693 - Madrid, 1756)
1736-1737
Madera policromada
Iglesia de los Santos Juanes, Nava
del Rey (Valladolid)
Escultura tardobarroca. Escuela
castellana
San Miguel será el principal combatiente contra las fuerzas del mal,
compaginando su faceta de conductor de las milicias celestiales con la de guía
de las almas, que serán pesadas por él en el Juicio Final. Estas funciones se
verán reflejadas en los tradicionales atributos que han acompañado a sus
representaciones a lo largo del tiempo, desde su presencia en el arte bizantino
y medieval hasta las fantasías del Barroco.
La nueva
iconografía de San Miguel creada por Martín de Vos
En ellos aparece por primera vez su particular versión de San Miguel
inspirada en el Apocalipsis, donde el arcángel se muestra como un joven de
cabello rizado y caracterizado como un soldado romano, con una coraza
estrellada en cuyos pectorales están representados el sol y la luna. El
faldellín aparece formado por fajas colgantes decoradas con pequeñas cabezas de
querubines, motivos que se repiten en el cuello, mangas y borceguíes. Sus alas
desplegadas aparecen rodeadas por ocho cabezas de querubines y nubes formando
un marco circular. Con su mano derecha señala el lema Quis ut Deus (¿Quién
como Dios?), mientras en su mano izquierda sostiene la palma de la victoria. A
sus pies aparece vencida la figura de Satán que adopta la forma híbrida de una
serpiente con torso de mujer. Su anatomía es potente, sus movimientos elegantes
y sus vestiduras aparecen arrebatadas por el viento, con un lenguaje pictórico
que evidencia el influjo italiano, especialmente en el ideal de belleza del
cuerpo humano.
Otra obra que contribuyó a asentar la nueva imagen del arcángel fue la magnífica pintura realizada en 1635 por Guido Reni titulada San Miguel aplastando al demonio, obra encargada por el influyente cardenal Barberini para ser colocada en la iglesia de Santa Maria della Concezione dei Cappuccini de Roma. En ella el pintor fusiona con eficacia el clasicismo boloñés con el tenebrismo tomado de Caravaggio, mostrando un arcángel de belleza extraordinaria, etérea y sobrehumana con la misma tipología ideada por Martín de Vos, como un joven atlético de cabello rubio vestido a la romana y portando una espada, definiendo el atuendo militar en color azul con un manto rojo, mientras el demonio, con forma humanizada, presenta negras alas membranosas que evidencian su condición ángel caído y vencido. Esta pintura sirvió de inspiración para muchos pintores y escultores. Sirva de ejemplo la pintura, posiblemente realizada por Gregorio Bausá, que se conserva en la Fundación Bancaja de Valencia.
“Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; y está encinta, y grita con dolores de parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otro signo en el cielo: un gran dragón rojo que tiene siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas, y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se puso en pie ante la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo cuando lo diera a luz. Y dio a luz un hijo varón, el que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro, y fue arrebatado su hijo junto a Dios y junto a su trono; y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser alimentada mil doscientos sesenta días. Y hubo un combate en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón, y el dragón combatió, él y sus ángeles. Y no prevaleció y no quedó lugar para ellos en el cielo. Y fue precipitado el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el que engaña al mundo entero; fue precipitado a la tierra y sus ángeles fueron precipitados con él” (Apocalipsis, 12, 2-9).
El atrevido
San Miguel de Alejandro Carnicero
Este escultor vallisoletano, nacido en Íscar en 1693, compartió con Luis
Salvador Carmona (1708-1767) la evolución desde una formación en la tradición
barroca castellana, con influencias del arte andaluz e italiano, hacia una
sensibilidad más refinada e impregnada del sentimiento rococó difundido desde
la Corte, procurando la belleza formal, la gracilidad de las actitudes, las
composiciones equilibradas y el abandono de los excesos dramáticos del siglo
anterior.
Representaciones góticas de San Miguel Izda: Bartolomé Bermejo, 1468, National Gallery, Londres Dcha: Miguel Ximénez, h. 1475, Museo del Prado, Madrid |
Cuando entre 1736 y 1737 Alejandro Carnicero realiza la espléndida
escultura de San Miguel venciendo a Lucifer, para presidir el retablo
mayor de la iglesia del Hospital de San Miguel de Nava del Rey (Valladolid),
repite a gran escala y con el extraordinario barroquismo que define su estilo,
la posición de equilibrio del arcángel sobre un solo pie, que además, para
sugerir su ingravidez en pleno vuelo, aparece con el dedo pulgar del pie elevado,
sin apoyarse en la figura vencida de Lucifer, que al igual que los modelos
citados aparece con aspecto humano.
Alejandro Carnicero presenta a San Miguel como un joven de gesto
reposado, sin rictus de fiereza, vestido como militar romano, portando una
larga espada flamígera y un gran escudo en cuyo frente se lee la frase Quis
ut Deus. Su esbelta anatomía describe un arco en el espacio, con la cabeza
inclinada hacia su enemigo vencido y sugiriendo una teatral ingravidez. A los
valores escenográficos barrocos, plenos de naturalismo, el escultor incorpora
detalles fantásticos y novedosos, como el casco con forma de cabeza de león —cuyos
desaparecidos penachos serían postizos— y la anatomía humanizada de Lucifer,
con la piel quemada, garras en manos y pies, alas membranosas como de
murciélago, una serpiente enroscada en su pierna como símbolo del pecado y
protegiéndose con temor con el brazo levantado mientras expresa su rabia con la
boca abierta y sacando la lengua al arcángel, a modo de grito infernal.
Nueva iconografía de San Miguel Izda: Grabado de Hieronymus Wierix sobre dibujo de Martín de Vos, 1584 Dcha: Anonimo s. XVII, Catedral de Cuautitlán, México |
Como es habitual en sus obras, el grupo escultórico presenta una gran
calidad técnica, una sensibilidad realista y una elegancia próxima al gusto
rococó que le sitúan como el mejor escultor del área castellana en los años
centrales del siglo XVIII, motivo por el que fue reclamado por Felipe V para
realizar esculturas en piedra de reyes españoles para la decoración del Palacio
Real.
Además de esta versión destinada a Nava del Rey, con la figura del arcángel aparentemente suspendida en el aire y dotada de un elegante movimiento coreográfico, Alejandro Carnicero realizó otras esculturas de San Miguel venciendo al demonio para Tarazona de Guareña (Salamanca), Alaejos (Valladolid), Arcediano (Salamanca) y el salmantino Monasterio de la Victoria.
Evolución de la iconografía de San Miguel Izda: Guido Reni, 1635, iglesia de Santa Maria della Concezione dei Cappuccini, Roma Dcha: Gregorio Bausá (Atrib.), s. XVII, Fundación Bancaja |
Durante el siglo XVIII, la representación de San Miguel en equilibrio
sobre la figura del demonio también llegó a Andalucía, siendo el ejemplar más
notable el realizado por un escultor anónimo que recientemente ha sido restaurado y se conserva en la iglesia de
Santa Cruz de Sevilla.
Luca Giordano. Caída de los ángeles rebeldes, 1666 Kunsthistorisches Museum, Viena |
Informe y
fotografías: J. M. Travieso.
Fotografías de grabados
y pinturas tomadas de la red.
Luca Giordano. Detalle de la indumentaria de San Miguel Kunsthistorisches Museum, Viena |
Luisa Roldán, La Roldana. San Miguel venciendo al demonio, 1692, Monasterio de El Escorial |
Representaciones en equilibrio de San Miguel Izda: Domenico Antonio Vaccaro, plata, Museo de Salamanca Dcha: Francesco Picano, 1705, County Museum of Art, Los Ángeles |
Nicolás Salzillo. San Miguel, 1708 Iglesia de San Miguel, Murcia |
Alejandro Carnicero. San Miguel, 1736 Iglesia de los Santos Juanes, Nava del Rey (Valladolid) |