BELÉN
NAPOLITANO
Diferentes
escultores y artesanos activos en Nápoles en el siglo XVIII
1725 - 1790
Madera,
terracota, textiles, orfebrería, artesanía del barro, cristal, cera, etc.
Museo
Salzillo, Murcia
Arte rococó
y popular
Hasta hace seis años, los belenes napolitanos más
importantes de España, expuestos de forma permanente para el disfrute del
público en general, eran el del Museo Palacio March de Palma de Mallorca y el del
Museo Nacional de Escultura de Valladolid, ambos espectaculares. Sin embargo,
desde el año 2014 se ha venido a sumar a ellos el belén napolitano del Museo
Salzillo de Murcia, con el que se establece una triada de visita imprescindible
para los amantes de esta modalidad artística.
El belén napolitano del Museo Salzillo de Murcia y
el del Museo Nacional de Escultura de Valladolid se pueden considerar hermanos
en su origen, pues ambos comparten el ser fantásticas colecciones reunidas
pacientemente, con esfuerzo y conociendo a fondo este tipo de arte, por los
coleccionistas madrileños Emilio y Carmelo García de Castro Márquez, dos
hermanos apasionados por tan original manifestación multidisciplinar, que
decidieron vender ambos conjuntos cuando consideraron que las instituciones a
las que estaban destinados eran dignas de incorporar unas colecciones tan
originales y de tanta categoría como las que ellos habían conseguido reunir
durante más de veinte años, siendo su objetivo fundamental el evitar su
dispersión en el futuro.
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Misterio |
La colección de Valladolid, compuesta por 620 piezas
elaboradas en Nápoles entre 1725 y 1790, fue adquirida por el Estado a los
hermanos García de Castro en 1996 y destinada al
Museo Nacional de Escultura, donde
pasó e engrosar sus incomparables fondos de escultura barroca. Hasta diciembre
de 2015, el belén fue expuesto en una sala del Palacio Villena, dentro de una
larga vitrina que como un gran diorama incluía la escenografía diseñada y
elaborada por los propios coleccionistas. El montaje fue remodelado y desde el
22 de diciembre de 2015 se presenta en una "caja mágica", diseñada
por Ignasi Cristià, con una nueva escenografía que concede un total
protagonismo a las figuras.
La colección murciana, compuesta por 600 piezas
realizadas en Nápoles en las mismas fechas, fue adquirida en octubre de 2014 a
Carmelo García de Castro (Emilio había fallecido en febrero de ese año) por la
Fundación San Antonio, titular de la Universidad Católica de Murcia (UCAM),
para ser expuesta en el Museo Salzillo, donde pone el contrapunto estético,
estilístico, técnico y conceptual al célebre Belén de Salzillo, con el que además
establece una estrecha conexión, ya que Nicolás Salzillo, padre del genial
escultor, realizó su formación en los talleres napolitanos de los hermanos
Perrone entre 1689 y 1697, antes de su llegada a Murcia. De igual manera, esta admirable
colección encuentra un excelente acomodo en una región en la que se produce una
de las más destacadas artesanías belenísticas de España.
La génesis de la compra del belén se produjo de una
forma más o menos fortuita, después de que el Belén de Salzillo abandonara el
museo murciano para ser expuesto, en la Navidad del año 2013, en el madrileño Centro
Cibeles, atendiendo la petición del Ayuntamiento de Madrid. Para compensar esta
carencia en la sala vacía del Museo Salzillo, se decidió exponer en ella, entre
el 6 de diciembre de 2013 y el 2 de febrero de 2014, el segundo de los belenes
de los hermanos Emilio y Carmelo García de Castro, tan apreciado por ellos y
considerado por los expertos no sólo como la colección privada más importante
de España, sino también una de las mejores del mundo. El éxito de público fue
espectacular —más de 20.000 visitantes en un mes— por lo que, teniendo en
cuenta lo delicado del montaje y desmontaje de la instalación, así como la
fragilidad de las figuras, se decidió prolongar la muestra durante un año más,
hasta febrero de 2015.
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Gloria de ángeles |
Durante ese tiempo se fue consolidando la idea de
que el belén se quedara definitivamente en el museo murciano, siendo asumida
finalmente esta propuesta por la Universidad Católica San Antonio de Murcia
como contribución a la cultura murciana, de modo que el 4 de octubre de 2014 se
firmó el acuerdo de transacción entre Carmelo García de Castro, propietario del
belén, y José Luis Mendoza, presidente de la UCAM, firmando también el contrato
Pedro Antonio Sánchez, consejero de Educación, Cultura y Universidades, Antonio
Gómez Fayrén, presidente del Museo Salzillo, y Rafael Gómez, concejal de
Cultura del Ayuntamiento de Murcia. Ni que decir tiene que una adquisición tan
importante produjo una enorme alegría en la ciudad del Segura.
Desde entonces el belén napolitano del Museo
Salzillo ofrece una colección de sorprendentes figuras del siglo XVIII, a
diferentes escalas, que responden a los cuatro apartados preceptivos de todo
belén napolitano, como son el ambiente pastoril en el que tiene lugar el
anuncio a los pastores, el mercado en torno a la posada en alusión a la que fue
negada a la Virgen y San José, el espacio donde se produce el nacimiento de
Jesús y el exótico cortejo de los Reyes Magos, en todos ellos con figuras
acompañadas de decenas de animales de todo tipo y por centenares de pequeños
objetos a escala —finimenti— para
ambientar cada uno de los pasajes.
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El pastor Benino y su hijo Armenzio, inicio de la narración |
El montaje de cada belén napolitano, en base a su
elaboración multidisciplinar, ofrece un aspecto diferente. El del Museo
Salzillo tiene el suyo propio, respondiendo a los gustos de sus anteriores
propietarios, que dirigieron una instalación con las mismas características que
tuvo el montaje inicial del belén napolitano del Museo Nacional de Escultura de
Valladolid. El belén se presenta en el interior de una larga vitrina, dispuesta
en forma de "L", que recorre longitudinalmente una amplia sala,
combinando la escenografía tradicional de este tipo de belenes con una instalación
adaptada a los criterios museísticos actuales. Con una profundidad de
aproximadamente un metro y con una iluminación uniforme, la vitrina permite al
espectador contemplar a corta distancia las diferentes escenas del relato para
irse asombrando de la vivacidad de las figuras y su acusado barroquismo.
La escenografía, concebida y en parte elaborada por
los hermanos García de Castro, presenta un largo caserío, con edificios a
diferentes alturas, que se recorta sobre un diorama de fondo azulado.
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Ámbito pastoril |
El espacio se organiza
en forma de gradas, oscilado desde el primer plano en la parte inferior,
convertido en una larga calle que recorre todo el belén, hasta la parte más
alta del fondo con la silueta ruinosa de los edificios, reservando los niveles
intermedios para establecer una amalgama de plataformas y escaleras de trazado
desigual y laberíntico por las que deambulan cientos de figuras. Dentro de la
escenografía, destaca el monumental templo reservado al Misterio, que,
convertido en el epicentro de la composición, presenta una forma de exedra
formada por diez columnas sobre pedestales y una escalinata sobre la que se
colocan los personajes sagrados.
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Giuseppe Sanmartino. Ciego pidiendo limosna (academia) |
Aunque la colección dispone de todos los personajes
preceptivos en todo belén napolitano, que los coleccionistas dieciochescos de
Nápoles codificaban como un verdadero arte para iniciados y con el carácter de
un divertimento lúdico, en este caso la instalación no se corresponde con las
secuencias narrativas tradicionales, que comenzaban con el sueño del pastor Benino en un ambiente pastoril, sueño
profético que los espectadores irían descubriendo a través de las sucesivas escenas
costumbristas ambientadas en el siglo XVIII, comenzando por el mercado en torno
a la posada, en cuyo entorno confluyen todos los oficios de la época y todo
tipo de vendedores y productos gastronómicos, con la escena del Misterio en
segundo plano, pasando casi desapercibida la gruta o el templo donde se
producía el Nacimiento, y terminando por el exótico cortejo de los Reyes Magos,
caracterizado por el derroche de fantasía y por ser reflejo del gusto
dieciochesco por lo pintoresco.
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La posada |
Por el contrario, en el belén napolitano del Museo
Salzillo el templo adquiere un protagonismo absoluto, destacado en la
composición por el extraordinario conjunto de querubines que acompañan a la
Virgen, San José y el Niño, y la docena de ángeles que lo sobrevuelan portando
guirnaldas, filacterías, trompetas e incensarios. La Virgen, que viste la
tradicional túnica rosa y manto azul, sujeta entre sus rodillas la figura del
Niño, con San José a su lado con la característica túnica morada, el manto
azafrán y portando la vara florida de plata. A los pies de la Sagrada Familia
aparecen una serie de ofrendas depositadas por los pastores, entre ellas cestas
con aves, productos hortícolas y prendas de la canastilla.
A un lado y a otro se distribuyen figuras que se
encaminan sus pasos hacia el templo, reservando la parte derecha para la
colocación de la posada o "diversorio", donde aparece un cocinero
sirviendo pescado a tres comensales sentados a una mesa repleta de objetos de
menaje. En torno suyo se colocan numerosas figuras sorprendentes por su
realismo, perfección técnica y exuberante riqueza de materiales.
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Personajes en el mercado |
Un nutrido grupo de
campesinos y artesanos portan infinidad de objetos y alimentos como representación
de todos los artesanos napolitanos y de los vendedores del mercado,
convirtiendo el ambiente en una fiesta gastronómica que viene a ser una ensoñación de fantasía contra la
hambruna cotidiana, con profusión de músicos, carniceros y hortelanos que
manipulan realistas productos cárnicos elaborados en barro y frutas y
verduras modeladas en cera, así como un
repertorio inagotable de utensilios que, con los mismos materiales de la vida
real, reproducen en miniatura trabajos de cestería, vidrio, metal, etc.
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Detalle de pastor y aldeana |
Próximo al templo se encuentra un grupo de mendigos
callejeros, que incluye figuras de niños y constituyen un grupo de figuras
especiales en el belén napolitano. Son las llamadas academias, figuras modeladas como desnudos de cuerpo entero que reciben
este nombre por recordar los trabajos previos de los escultores a la
realización de esculturas de gran tamaño. Entre estas figuras destaca un ciego
que pide limosna, magistral creación de Giuseppe Sanmartino, el escultor
napolitano más importante del siglo XVIII.
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Detalle de músico y pastor |
En la parte izquierda del templo se coloca el resto
del caserío, así como una formación de cuevas rocosas en las que se resguardan
los pastores con el ganado, destacando un grupo de búfalas recostadas —de cuya
leche se elabora la mozzarella— y un rebaño de ovejas y cabras. En este espacio
aparece dormido el ya citado pastor Benino,
inspirado en la obra teatral La Cantata
dei Pastori de Andrea Perrucci, tradicionalmente utilizado en el belén
napolitano como comienzo de la narración, por lo que su presencia es
inexcusable, apareciendo aquí acompañado de su hijo Armenzio, un zagal igualmente dormido. Muy cerca, en la entrada de
una cueva, está el pastor Miniello, cuya mirada dirigida a lo alto sugiere el
anuncio a los pastores por el arcángel San Gabriel.
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Carro del vinatero Ciccibacco y mendigos (academias) |
Tampoco falta
el carro de Ciccibacco, portando
toneles de vino sobre los que va encaramado un niño. El origen de este
personaje está ligado a los cultos báquicos o dionisiacos, cuyo producto
contribuye al ambiente orgiástico de la celebración gastronómica, simbolizando
que algunas apariencias simpáticas, como el vino, pueden ser engañosas.
Un conjunto bien definido, situado a la izquierda
del templo, es el que representa el cortejo de los Reyes Magos, cuyas figuras
aparecen a caballo y luciendo una rica indumentaria, con coronas en forma de
turbantes y cubiertos por un manto que recrea el utilizado en Nápoles por la
prestigiosa Orden de San Genaro, con una larga cola que cubre la parte trasera
del animal. Junto a ellos discurre una guardia de alabarderos de rasgos
caucásicos y turcos, así como una banda uniformada de músicos de raza negra, de
rasgos abisinios, que hacen sonar exóticos instrumentos de viento y percusión.
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Escena doméstica |
Al principio del cortejo, simulando un zoco, aparece
un vendedor de rasgos turcos ante un puesto con lujosas piezas de orfebrería,
al que se acercan elegantes damas con vestidos de seda. Asimismo, colocada en
primer plano, aparece sobre un elefante la curiosa figura de la Reina Maga, cuya presencia en los
belenes napolitanos se sustentaba en la leyenda de su papel como seductora de hombres,
a los que después arrojaba a un pozo. El diablo Siccome, contrario a que Jesús
fuese reconocido como el Mesías, encargó a Maga que sedujera al más joven de
los Reyes Magos, que acabó dentro del pozo, aunque la mujer, arrepentida, lo
comunicó a los otros dos Reyes, que lograron salvarle a tiempo.
Detrás del elefante aparece otra composición
curiosa, con una dama que luciendo una rica indumentaria oriental, a modo de
odalisca, es transportada por dos sirvientes otomanos en un palanquín de diseño
dieciochesco, con la compañía de dos galgos afganos. Sobre estas figuras se
encuentra un jinete turco y una elegante dama georgiana a caballo, cuya riqueza
contrasta con la de una aldeana a lomos de un mula.
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Cortejo de los Reyes Magos |
Todo este despliegue de fantasía, inspirado en el
esplendor de las cortes orientales y como testimonio del gusto por lo exótico y
la fastuosidad rococó, tuvo su origen en un hecho real ocurrido en Nápoles en
febrero de 1778, como fue la llegada del séquito que acompañaba al enviado
extraordinario de Abdulhamid I, sultán del Imperio Otomano, con el que el reino
de las Dos Sicilias mantenía excelentes relaciones desde la firma del Tratado
de Paz de 1740. En tal ocasión desfiló por las calles de Nápoles el cortejo
conocido como Viaje del Gran Señor de la
Meca, en el que participó el propio rey Fernando IV de Borbón y su esposa
Carolina de Austria, cuyo exotismo causó la admiración de los napolitanos y
estimuló la fantasía de los artesanos en la elaboración del séquito de los
Reyes Magos en los belenes, incorporando vistosas bandas de música y portadores
de tesoros que permitían alargar el cortejo hasta el infinito, para regocijo de
los coleccionistas.
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Cortejo de los Reyes Magos. Jinete turco y amazona georgiana |
Todo belén napolitano es una obra coral, como lo es
este de la familia García de Castro, que cuenta entre sus artífices a los más
importantes escultores especializados del momento, de los que reúne una buena
cantidad de obras maestras del género. Entre las figuras algunas proceden de la
casa de Borbón y de la colección personal de Carlos III, monarca que convirtió
el coleccionismo del belén en uno de sus divertimentos preferidos.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
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Cortejo de los Reyes Magos. Mercader del zoco |
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Cortejo de los Reyes Magos. Detalle de banda de músicos y músico con sonajas |
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Cortejo de los Reyes Magos. Detalle de Reina Maga y dama en palanquín |
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Museo Salzillo, Murcia |
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Detalle del Belén de Francisco Salzillo, 1776-1783, Museo Salzillo, Murcia |
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