31 de julio de 2017
28 de julio de 2017
Theatrum: VIRGEN DE LOS REMEDIOS, el incipiente romanismo de un escultor vasco
VIRGEN DE
LOS REMEDIOS
Juan de
Anchieta (Azpeitia, Guipúzcoa 1538 - Pamplona 1588)
Hacia 1565
Madera
policromada
Museo
Diocesano y Catedralicio, Valladolid
Procedente
de la iglesia de San Andrés de Villalba de la Loma (Valladolid)
Escultura
renacentista española. Corriente romanista
En el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid
se halla recogida una interesante talla que representa a la Virgen con el Niño
y que procede de la desaparecida iglesia de San Andrés de Villalba de la Loma,
población vallisoletana enclavada en Tierra de Campos, donde era venerada como Virgen de los Remedios. La talla tiene
especial interés por tratarse de una obra de juventud del vasco Juan de
Anchieta, la figura más brillante entre los escultores tardomanieristas del norte peninsular, que relacionándose con importantes artistas definidores de las
tendencias estéticas de su tiempo —esencialmente Gaspar Becerra y Juan de Juni—,
trabajando tanto la madera como el alabastro y dentro de la corriente del
romanismo manierista, realizó una importante producción que se halla diseminada
por poblaciones de Castilla y León, País
Vasco, Navarra, La Rioja y Aragón, ámbito geográfico norteño en el que acabaría
marcando las pautas estilísticas de la escultura posterior.
La Virgen de
los Remedios, que está pidiendo a gritos una restauración integral,
especialmente en lo que afecta a su degradada policromía, se engloba dentro de
la serie iconográfica que sobre la Virgen con el Niño el escultor realizó a lo
largo de su carrera, siempre con un estilo personal e inconfundible, en la que
mezcla con habilidad la gravedad del romanismo miguelangelesco heredado de
Gaspar Becerra con el sentimiento poético derivado de la obra de Berruguete y,
sobre todo, de Juan de Juni.
LA ETAPA DE FORMACIÓN EN VALLADOLID
Para situar el momento de la elaboración de esta
obra, es preciso recordar el proceso evolutivo de Juan de Anchieta, pues se encuadra
dentro de su primera etapa profesional en Valladolid, ciudad donde realizó su
aprendizaje y donde pasó casi una década como oficial de escultura. En efecto,
Juan de Anchieta, nacido en Azpeitia entre 1533 y 1538, llegaba a Valladolid en
1551, con unos 13 años, junto a su hermano el ensamblador Miguel de Anchieta,
que a modo de tutor le acompañaba para procurarle un obrador del prestigioso
foco vallisoletano en el que realizar su formación. En esos años dominaban el
panorama escultórico vallisoletano dos prestigiosos talleres, el dirigido por
Inocencio Berruguete, que contaba con el apoyo de su tío Alonso Berruguete, ocupado
en Toledo, y el del borgoñón Juan de Juni.
El joven vasco ingresó como aprendiz en el taller de
Inocencio Berruguete, donde firmó un contrato de formación con el oficial
Antonio Martínez1, vecino de Medina de Rioseco, con el que
comprometió un aprendizaje por un periodo de cinco años y medio. Pasado un
tiempo, y a pesar de su condición de oficial del taller, Juan de Anchieta ya
consiguió definir un estilo propio que le hacía destacar entre sus compañeros,
superando incluso a su maestro en el mercado vallisoletano. El periodo
formativo terminaba en 1557, cuando contaba 18 o 19 años, comenzando a partir
de entonces a atender pedidos llegados desde distintas poblaciones del entorno
de Tierra de Campos.
En Valladolid no pudo sustraerse a las influencias
de la potente obra de Juan de Juni, especialmente en los suaves plegados de
curvas y contracurvas y en los esquemas compositivos, demostrando a un tiempo
ser conocedor de la obra de Miguel Ángel, a pesar de que, como se ha apuntado
en ocasiones (Ceán Bermúdez), su posible presencia en Florencia no esté
documentada. Sin embargo, bien pudo familiarizarse con las novedades italianas
a través de los dibujos y estampas —así consta documentalmente— que poseían los
talleres de Inocencio Berruguete, Juan de Juni y Gaspar Becerra, a los que pudo
tener acceso.
Es Gaspar Becerra quien solicita su participación en
el descomunal retablo mayor de la catedral de Santa María de Astorga, obra
emblemática para el asentamiento de la corriente romanista, donde Juan de
Anchieta estuvo ocupado entre 1558 y 1560 demostrando una inusitada madurez e
incorporando a su obra un renovado bagaje creativo debido a su estrecho
contacto con el gran maestro baezano. Esta relación con Gaspar Becerra también le
abriría las puertas de Valladolid, donde a su regreso de Astorga empezó a
trabajar como oficial independiente, cobrando por piezas que ofrecía a
escultores y entalladores, relacionándose con artistas afincados en la ciudad,
como Juan de Juni (cuya influencia es permanente en toda su obra), Francisco de
la Maza y Juan Bautista Beltrán.
A partir de 1560, cuando todavía no había culminado
su proceso de formación, el desplazamiento del taller de Inocencio Berruguete a
Villalón de Campos propicia la llegada de encargos a Juan de Anchieta, ya
convertido en escultor, entallador y tracista de retablos, para trabajar en
distintos templos de la provincia vallisoletana, como el retablo de la iglesia
del Salvador de Simancas y el retablo de San Lorenzo de la iglesia de
Villafrechós. En ese momento también le es solicitada desde Villalón de Campos
una imagen de la Virgen con el Niño
que pasaría a convertirse en uno de sus tipos iconográficos más destacables,
siendo la primera conocida de la importante serie que realizaría años después y
que alcanzaría su máxima expresión en la elegante Virgen de las Candelas (o de la Salve) de la iglesia de Santiago de
Valladolid, realizada hacia 1570.
En la década de los años 60 del siglo XVI, Juan de
Anchieta ya demuestra un estilo consolidado y diferente al de Esteban Jordán,
el escultor más importante del foco vallisoletano en el último tercio del
siglo, que permaneciendo fiel al romanismo de Becerra impuso una interpretación
formalista que consiguió desplazar de la escultura vallisoletana la poética de
Juan de Juni. Por el contrario, Juan de Anchieta infunde a sus imágenes
religiosas una simbiosis de modernidad, basada en la Roma clásica y Miguel
Ángel —bajo el tamiz de Gaspar Becerra— y en la tradición española encarnada
por Alonso Berruguete y Juan de Juni, dotando a sus esculturas de una dignidad,
fortaleza, sentido heroico y gravedad a la romana que se acompañan de un fuerte
componente sentimental, siendo esta la clave de su éxito, a pesar de lo cual no
tuvo seguidores en Castilla, siendo tan sólo Pedro de Bolduque, con taller en
Medina de Rioseco, el que relativamente se acerca a su obra.
Sus relaciones con Juan de Juni se estrecharon
cuando éste solicitó su participación en el retablo de la capilla que la
familia de los Alderete disponían en la iglesia de San Antolín de Tordesillas,
concertado por Gaspar de Tordesillas y Juan de Juni.
Sin embargo, después de
realizar un importante conjunto de esculturas para el mismo, en 1566 tuvo que
abandonar el trabajo y la ciudad de Valladolid por tener que desplazarse para
colaborar en el imponente retablo mayor del monasterio de Santa Clara de
Briviesca (Burgos), concertado por el escultor Pedro López de Gámiz, con el que colaboró realizando la mayor parte
de las esculturas y relieves que lo conforman.
Tras el abandono definitivo de Valladolid y su establecimiento
en Azpeitia, su villa natal, el decenio 1570-1580 puede considerarse como la
época de plenitud del artista tras haberse liberado de la competencia artística
de la ciudad del Pisuerga, pasando a atender numerosos encargos de retablos en
madera y alabastro llegados desde Aragón, País Vasco y Navarra, sin que
faltaran intervenciones en poblaciones burgalesas, siendo elocuente la
reclamación de Juan de Juni, que consideraba que no había otro artista en
Castilla mejor que Juan de Anchieta, para que culminara el retablo de la
iglesia de Santa María de Mediavilla de Medina de Rioseco, obra que finalmente
llevó a cabo Esteban Jordán.
El nivel alcanzado por Juan de Anchieta hasta su
inesperada muerte el 30 de noviembre de 1588, se sintetiza en el impresionante Cristo crucificado de la catedral de
Pamplona. Realizado en sus últimos años, es uno de los mejores crucifijos de la
escultura renacentista española, a la misma altura del que hiciera Pompeo Leoni
para el monasterio de El Escorial.
LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS DE VALLADOLID
Como ya se ha dicho, procede de la población de
Villalba de la Loma, enclavada en Tierra de Campos, que por entonces pertenecía
a la diócesis de León. Fue realizada por Juan de Anchieta hacia 1565, poco
antes de su marcha de Valladolid para trabajar en el retablo de Briviesca y
posiblemente fue un encargo de Inocencio Barruguete, en cuyo taller había
iniciado su formación en Valladolid y que en ese momento ejercía como empresario
de escultura religiosa en la zona de Tierra de Campos.
La Virgen de
los Remedios sería la segunda
imagen que el escultor realizara de la iconografía tradicional de la Virgen con
el Niño, después de la realizada hacia 1560 para la iglesia de San Miguel de
Villalón de Campos, a la que seguirían años después otros ejemplares (iglesia
de la Asunción de Caseda, monasterio de las Huelgas Reales de Burgos, iglesia
de Santiago de Valladolid, iglesia de San Juan Bautista de Obanos e iglesia de
San Miguel de Aoiz) que patentizan el proceso evolutivo del escultor.
Aunque esta imagen del museo vallisoletano adolece de
algunos errores, como su canon poco esbelto y la complicada articulación de los
paños, propios de un escultor principiante, ya presenta la serie de rasgos que
van a definir su estilo, como el carácter monumental y la severidad de la
composición, siguiendo la corriente romanista implantada por Gaspar Becerra,
así como la original disposición corporal del Niño, que será una constante en
sus posteriores modelos.
Concebida para ser colocada en posición elevada,
representa una fusión del tema maternal con el de la Inmaculada Concepción, ya
que a sus pies el escultor incluye como atributo una luna en cuarto creciente. La
Virgen aparece en posición semisedente, sujetando en su mano derecha un libro y
un ramo de flores cargado de simbolismo, mientras en su brazo derecho, entre
pañales, sujeta la figura de un Niño completamente humanizado cuya
espontaneidad rompe la gravedad de la figura materna.
La Virgen viste una indumentaria compuesta por una
túnica de cuello cerrado, una toca que le cubre parte de la cabeza y un manto
que discurre desde los hombros. La túnica se ajusta al pecho con un ceñidor que
inevitablemente remite a los modelos de Juni, especialmente a la Magdalena que formó parte del retablo de
San Juan Bautista de la iglesia de San Benito el Real de Valladolid, en el que
el propio Juan de Anchieta colaboró con el francés tras su vuelta de Astorga
realizando las imágenes de Santa Elena
y San Jerónimo (todas ellas hoy en el
Museo Nacional de Escultura). Sin embargo, un rasgo característico de Juan de
Anchieta es la disposición de los pliegues del cuello en forma de abanico, un
recurso que repetirá en sucesivas figuras.
Juan de Anchieta. Virgen de las Candelas o de la Salve Iglesia de Santiago, Valladolid |
La cabeza de la Virgen recibe un delicado
tratamiento de fuerte clasicismo, recordando el aspecto de una diosa romana, con cuello y cabeza ancha. La
toca, más avanzada por la parte izquierda, permite contemplar parte del
cabello, que con raya al medio constituye otro de los rasgos característicos de
Anchieta, con gruesos mechones ondulados que enmarcan el rostro. De acuerdo a
la estética romanista y a pesar de la fineza de la talla —con gesto ensimismado
como signo de dolorosos presentimientos—, el rostro presenta una apariencia un
tanto masculinizada que recuerda algunos modelos miguelangelescos, siguiendo en
ello la estela de Becerra. El mismo tratamiento de la cabeza lo repetiría en la
Virgen de la Expectación de Peñaflor
de Hornija (Valladolid).
Muy original es la figura del Niño, de claras
reminiscencias junianas, que con las piernas cruzadas aparece plácidamente
dormitando con la cabeza apoyada sobre su mano derecha. Este gesto no lo
volvería a repetir en sus futuras versiones, donde siempre aparece un Niño bien
despierto, con gesto melancólico, la cabeza vuelta hacia el espectador y una
gran belleza plástica, como ocurre en la Virgen de las Candelas de la iglesia de Santiago de Valladolid y en la Virgen con el Niño y San Juanito de la
iglesia de San Juan Bautista de Obanos, en las que el escultor se manifiesta
como un excelente creador de atractivas figuras infantiles que siguen la senda trazada por
Juan de Juni (recuérdese la Virgen de las
Candelas de la iglesia de Santa Marina de León y la Virgen con el Niño de la Iglesia-Museo de Santa María de Becerril
de Campos). En esta sensibilidad es posible que influyera el nacimiento del pequeño
Juan de Anchieta, hijo natural que el escultor tuvo, precisamente en 1565, con
Catalina de Aguilar, natural de Burgos.
Juan de Anchieta. Detalle de la Virgen de las Candelas o de la Salve Iglesia de Santiago, Valladolid |
El grupo queda realzado, como es habitual en Juan de
Anchieta, con una vistosa policromía acorde con el pintoresquismo de la
indumentaria, aunque en este momento se encuentre en un deplorable estado que exige
una necesaria intervención para recomponer las maltrechas carnaciones, los
contrastes cromáticos de los paños, los bellos motivos esgrafiados que dejan
aflorar el oro y otros aplicados en la túnica, ceñidor y manto a punta de
pincel con un repertorio netamente renacentista.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
NOTAS
1 Dato desvelado por María José Redondo Cantera.
Juan de Anchieta. Cristo crucificado. Catedral de Pamplona |
BIBLIOGRAFÍA
Todos los datos de este artículo están extraídos de los siguientes trabajos:
GARCÍA GAINZA, María Concepción: El escultor Juan de Anchieta en su
cuarto centenario (1588-1988). Revista Príncipe de Viana 185, Gobierno de
Navarra, 1988, pp. 443-468.
VASALLO TORANZO, Luis: Juan de
Anchieta. Aprendiz y oficial de escultura en Castilla (1551-1571).
Universidad de Valladolid, 2012.
* * * * *
26 de julio de 2017
Obras comentadas del Prado: MUSA PENSATIVA, anónimo romano (50-90 d. C.)
Stephan Schröder, Jefe del Departamento de Escultura Clásica y del Renacimiento, comenta la escultura en mármol "Musa pensativa", realizada por un autor anónimo entre los años 50 y 90 d. C.
Esta obra actualmente se muestra en la exposición "Hijo del Laocoonte. Alonso Berruguete y la Antigüedad pagana" que se celebra en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid.
Etiquetas:
Sección Estudios de Arte
24 de julio de 2017
21 de julio de 2017
Theatrum: LA ANUNCIACIÓN, un relieve romanista como resto de un naufragio
ALTORRELIEVE DE LA ANUNCIACIÓN
Esteban Jordán (León?, h. 1530-Valladolid 1598)
Hacia 1590-1595
Madera policromada
Iglesia de San Ildefonso, Valladolid
Escultura renacentista castellana. Corriente romanista
La primitiva parroquia de San Ildefonso fue fundada
por Alonso Enríquez, Abad de Valladolid, y asentada en 1575 en la iglesia del
convento del Sacramento que las MM. Dominicas tenían en la calle a la que el
convento daba nombre (actual Paulina Harriet). En 1606 esta comunidad de
dominicas se trasladaron al convento de San Nicolás, siendo reconvertido el
convento del Sacramento, vinculado a la parroquia de San Ildefonso como ya se
ha dicho, en monasterio de la Encarnación, fundado por doña Lorenza de Salcedo,
esposa de José Cerón, tesorero del Santo Oficio, y ocupado por una comunidad de
agustinas recoletas.
Pero, deseando independizarse de la parroquia de San
Ildefonso, las agustinas recoletas construyeron muy cerca su propia iglesia,
que fue terminada en 1624 y posteriormente dotada de un retablo elaborado en
1648 por Bernardo de Rincón y Francisco Alonso de los Ríos1, que
preservaron la hornacina central para un altorrelieve de la Anunciación
elaborado años antes por Esteban Jordán.
En 1841 la comunidad de agustinas recoletas del
monasterio de la Encarnación se trasladó al cercano convento del Sancti Spiritu
(actualmente desaparecido), lo que facilitó que en 1844 la parroquia de San
Ildefonso, aquejada de ruina, pasara a ocupar su iglesia, cuya fachada se abría
a la actual calle de San Ildefonso, tomando a partir de entonces la iglesia de
agustinas recoletas la nueva advocación que dio nombre al tradicional barrio de
las Tenerías. En la nueva ubicación, el altorrelieve de la Anunciación del
retablo mayor fue sustituido por una imagen de San Ildefonso, santo titular, siendo
aquel recolocado primero sobre el altar de una de las capillas laterales de la
iglesia, según aparece en una fotografía del Archivo de Arte del Obispado2, y posteriormente adherido al muro de
la iglesia, tal y como aparece en una fotografía publicada en 1985 en el
Catálogo Monumental de la provincia de Valladolid (Monumentos religiosos de la
ciudad de Valladolid)3, en la que se puede apreciar que poco antes
del derribo de la iglesia el relieve estaba adherido al muro.
Todo este complejo conventual aludido sucumbió ante
la insensible piqueta en los años 60 del siglo XX, siendo derribada la iglesia
de San Ildefonso y sustituida por una desconcertante nave aséptica, levantada
en 1965 según diseño de Carlos Balmori, en cuyo interior se conservaron, a modo
de restos arqueológicos fuera de contexto, un escueto puñado de obras de la
antigua iglesia que se libraron de pasar al mercado de antigüedades.
Como resto de aquel inexplicable naufragio
patrimonial, en tiempos tan recientes, en la nueva iglesia se ha conservado un
altorrelieve con el tema de la Anunciación
en el que fijamos nuestra atención por constituir un significativo testimonio
de la actividad en el primitivo templo del que fuera uno de los escultores más
importantes en el Valladolid de finales del siglo XVI: Esteban Jordán.
Para la primitiva iglesia de San Ildefonso, el hijo
de Juan Tamayo y Luisa de Valencia, patronos de la capilla mayor, había
encargado los relieves y esculturas del retablo mayor a Esteban Jordán, así
como el sepulcro en alabastro de su padre, que terminaba de pagar en 1594. Tras
el ya citado cambio de ubicación en 1844, dicho retablo fue trasladado en 1863
a la parroquia de Nuestra Señora de la Victoria, siendo únicamente reformada la
hornacina central para dar cobijo a la Virgen titular, tal y como aparece en el
templo de nueva construcción que fue inaugurado en 1967.
Debido al trasiego de pinturas, esculturas y
retablos durante los cambios de sede de la parroquia de San Ildefonso, incluida
su nueva construcción, es difícil establecer el origen y procedencia del
relieve de la Anunciación, aunque es Martí y Monsó el que nos pone sobre la
pista al publicar el testamento4 que Esteban Jordán otorgaba el 4 de
junio de 1597 ante Pedro de Arce, en el cual disponía ser enterrado en el
monasterio de Nuestra Señora del Carmen (Carmelitas Calzados), fuera de la
Puerta del Campo, junto a la sepultura de María de Zárate, su tercera
esposa. En el mismo también establecía
la posibilidad de que ambos fuesen enterrados en cualquier otra iglesia o
monasterio de Valladolid, solicitando le fuesen dedicadas trescientas misas
rezadas, la cuarta parte de ellas en la iglesia de San Ildefonso, de la que en
aquel momento era feligrés.
En el testamento Esteban Jordán igualmente
determinaba que en el monasterio del Carmen "...en
la pared junto a la sepoltura junto a la rreja se ponga un rretablo de la
salutazion que yo tengo echo haciendolo pintar a costa de mi hazienda y que
alli junto a la sepultura debajo de dcho rretablo se haga un altar de tabla con
sus bisagras y goznes..." El mencionado retablo de la Salutación —Anunciación— que el escultor declara que
ya tenía tallado en 1597, fue considerado por Agapito y Revilla5 como
el que durante muchos años estuvo en una hornacina adosada a uno de los muros
de la iglesia de San Ildefonso.
Allí figuraba con las columnas de la embocadura
apeadas sobre ménsulas y enmarcado por un dosel barroco tallado en madera
(citado por Agapito y Revilla como pabellón de bulto) que simulaba cortinas
descorridas, siguiendo un modelo similar al que presentaba el retablo de la Capilla
de la Soledad de la misma iglesia (desaparecido) o al que todavía aparece en la
hornacina de uno de los retablos de la iglesia de la Magdalena. Aquella
ornamentación barroca que lo acompañaba se ha conservado parcialmente
(reaprovechado en el altar dedicado a la Virgen de Lourdes de la nueva iglesia,
totalmente descontextualizado y transformado), conservándose únicamente íntegros
el relieve y su marco arquitectónico, que actualmente aparece colocado en un
entorno aséptico, entre pilares de hormigón y adosado a un muro de ladrillo, a
la izquierda del altar mayor de la nueva construcción.
A pesar de todo, el relieve de la Anunciación es una buena muestra del
estilo de Esteban Jordán, del que al menos se conservan hasta cuatro
altorrelieves dedicados a este pasaje evangélico referido a la Encarnación,
relieves que vienen a ser variaciones sobre el mismo tema según el
planteamiento del escultor.
Esteban Jordán. Relieves del trascoro de la catedral de León, 1577 |
El primero de ellos, realizado en alabastro,
aparece integrado en el trascoro de la catedral de León, comenzado a construir
en 1577 bajo la dirección de Juan López y sobre trazas de Juan de Badajoz el
Mozo. Los relieves y esculturas fueron contratadas por el cabildo leonés con
Juan de Juni y Esteban Jordán —escultores vinculados anteriormente a la ciudad
de León— el 16 de febrero de ese mismo año, aunque según los documentos
conservados en los archivos catedralicios la obra, debido al fallecimiento de
Juan de Juni, fue enteramente realizada por Esteban Jordán. Dichos relieves
alabastrinos representan las escenas de la Natividad
de la Virgen, la Anunciación, el Nacimiento de Cristo y la Adoración de los Reyes, a los que se
suma otro relieve con la Asunción de la
Virgen, las esculturas erguidas de San
Pedro y San Pablo y las sedentes
de San Marcelo y San Isidoro.
En estos relieves leoneses Esteban Jordán ya se
muestra heredero del manierismo expresivista de Alonso Berruguete y del más
atemperado de Juan de Juni, decantándose, como lo hiciera el vasco Juan de
Anchieta (1533-1588), por la senda romanista emprendida por Gaspar Becerra en
el retablo de la catedral de Astorga, junto al que estuvo colaborando hasta
completar su formación.
Esteban Jordán. Relieve de la Anunciación
Izda.: Trascoro de la catedral de León. Alabastro
Dcha.: Iglesia de San Ildefonso. Madera policromada
|
El relieve de la Anunciación
de León ya muestra el ímpetu romanista en las figuras voluminosas y
monumentales, algo frías de expresión, así como una composición basada en la
simetría y estructurada en varios planos de volumen muy contrastado. La escena,
que anticipa el relieve de Valladolid, aparece ambientada en una estancia
íntima, con un muro y una cama con dosel al fondo, donde la Virgen, arrodillada
sobre un reclinatorio, interrumpe su lectura ante la presencia del arcángel San
Gabriel, reservando la parte superior para colocar una gloria abierta en la que
aparecen las figuras de Dios Padre y del Espíritu Santo entre nubes y
querubines, sin que falte el jarrón con azucenas como símbolo de virginidad y
pureza.
De idéntica composición, aunque con las figuras
cambiadas de posición y pequeños matices diferentes, es la Anunciación que Esteban Jordán realizaba poco antes de 1590 para el
retablo mayor de la iglesia de Santa María de Medina de Rioseco, donde de nuevo
repite el esquema de aire romanista. Sin embargo, de composición más sencilla,
pero muestra de la plenitud profesional del escultor, es el relieve de la
Anunciación que forma parte del banco del retablo mayor de la iglesia de Santa
María de Alaejos (Valladolid), obra cumbre elaborada en 1590. Adaptándose al
formato del tablero, el escultor coloca las figuras ocupando todo el espacio, al
tiempo que los volúmenes tienden al bulto redondo contrastando con la poca
profundidad de los fondos, mientras las anatomías se muestran contundentes y
resueltas mediante eficaces escorzos. Este tipo de relieves abren paso a la
inminente corriente barroca.
Esteban Jordán. Anunciación, 1590. Retablo mayor
de la iglesia de Santa María, Medina de Rioseco
|
Entre 1590 y 1595 Esteban Jordán elaboraría el
relieve de la Anunciación de la
iglesia de San Ildefonso, que en 1597 declaraba tener realizado. En él retoma
en madera policromada el modelo leonés, con ligeras variantes en la figura de
Dios Padre, que se muestra entre nubes en la gloria abierta sin el
acompañamiento de querubines, y en la figura del arcángel, que aquí aparece en
posición erguida. De nuevo el tablero aparece coronado por un arco de medio
punto, aunque en este caso de aspecto más clasicista al apear las sencillas
molduras sobre columnas corintias de fuste liso que simulan mármol y que tan
sólo están decoradas en el tercio inferior con figurillas y roleos en relieve,
repitiendo el modelo utilizado en la arquitectura del retablo de la primitiva iglesia
de San Ildefonso (hoy en la iglesia de la Victoria).
En la escena se representa el momento en que el
arcángel San Gabriel actúa como mensajero de Dios para anunciar a María la
Encarnación. La Virgen, arrodillada y con su mano izquierda colocada sobre un
libro apoyado en el reclinatorio, vuelve su rostro hacia el ángel, cuyo mensaje
acepta expresando su sumisión con la colocación de la mano derecha sobre el
pecho. San Gabriel, dotado de grandes alas, le transmite el mensaje divino,
cuyo origen señala con el dedo, mirándole fijamente al tiempo que hace una
pequeña reverencia. Entre ambas figuras se coloca un jarrón que contiene
azucenas como símbolo de pureza. Al fondo es perceptible un lecho con dosel,
con las cortinas descorridas, y fragmentos del muro y techo de la estancia,
sobre la que se abre una gloria con grandes nubes entre las que destacan la
figura barbada de Dios Padre, que sujeta un globo terráqueo como símbolo de la
universalidad de la Redención, y la del Espíritu Santo en forma de paloma —con
la cabeza mutilada— irradiando llamas que producen el milagro de la
Encarnación.
Esteban Jordán. Anunciación, 1590
Retablo mayor de la iglesia de Santa María, Alaejos (Valladolid)
|
Al margen de pequeños defectos de perspectiva,
destaca el tratamiento anatómico de las figuras que forman parte de la
composición, especialmente robustas y musculosas siguiendo las pautas
romanistas de origen miguelangelesco. La Virgen, de cuello y rostro ancho,
grandes manos, gesto melancólico y envuelta en abultados ropajes, mantiene el
modelo femenino característico en el escultor desde sus primeros años, presente
en el grupo del Martirio de Santa Eulalia
de la iglesia de Santa Eulalia de Paredes de Nava (Palencia), obra documentada
en 1556, o en la Traslación de la
Magdalena del retablo de la iglesia de la Magdalena de Valladolid, relieve
realizado en 1571.
Al problema de contextualización del relieve en el
aséptico marco de la nueva iglesia, se suma el repolicromado del marco y de
buena parte del relieve en 1728, momento en que columnas y molduras fueron
recubiertas con superficies fingidas de marmoleados según del gusto del momento,
aunque las columnas conservan testigos en su parte posterior de las formas
acanaladas y doradas originales6. Otro tanto ocurre con las
indumentarias de la Virgen y del arcángel San Gabriel, desvirtuadas por colores
planos y ornamentación floral dieciochesca bajo la que aflora el oro subyacente
de la policromía original que, cuando esto se escribe, se va a intentar
recuperar.
El relieve de la Anunciación en una capilla Foto del Archivo del Arzobispado de Valladolid |
El relieve de la Anunciación
se encuadra dentro de la producción del más importante escultor romanista de
cuantos trabajaron en Castilla y el más significativo del foco vallisoletano
durante el último tercio del siglo XVI, cuya obra se caracteriza por difundir
una concepción del arte "a lo nuevo" en impresionantes maquinarias de
retablos que le proporcionaron prestigio y le permitieron gozar de una vida
desahogada tras ser nombrado escultor de cámara por el rey Felipe II.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
NOTAS
1 MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José y URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Monumentos religiosos de la ciudad de
Valladolid (Catedral, parroquias, cofradías y santuarios). Catálogo
Monumental de la provincia de Valladolid, Tomo XIV, parte primera, Institución
Cultural Simancas, Valladolid, 1985, p. 68.
2 En la caja 17 del Archivo de Arte del Arzobispado de Valladolid se
conserva una colección de fotografías de los retablos de la derribada iglesia de
San Ildefonso —a partir de negativos en cristal—, que pertenecen al legado del
Dr. Montero. En ella se incluye una vista de la capilla presidida por el relieve
de la Anunciación.
Esteban Jordán. El relieve de la Anunciación
en la derribada iglesia de San Ildefonso
|
3 MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José y URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Monumentos religiosos... Op. cit., p. 69 y lámina 99.
4 MARTÍ Y MONSÓ, José: Estudios
Histórico-Artísticos relativos principalmente a Valladolid (1898-1901). Ed.
facsímil, Ámbito Ediciones, Valladolid, 1992, p. 546.
5 AGAPITO Y REVILLA, Juan: La
obra de los maestros de la escultura vallisoletana: Papeletas razonadas para un
catálogo (1867-1944). Valladolid, 1929, pp. 223-224.
6 Apreciación del restaurador Juan Carlos Álvarez Sánchez, autor en
2017 de la restauración de los relieves del retablo que pertenecieron a la antigua
iglesia, en cuyo proyecto se incluye la restauración del Retablo de la
Anunciación.
Estado actual del relieve de la Anunciación en la iglesia de San Ildefonso |
* * * * *
20 de julio de 2017
19 de julio de 2017
17 de julio de 2017
Reportaje: Recorrido por la ruta norte del Camino de Santiago en junio 2017
Día 1º
Salimos de Valladolid a las 08.00 horas con
dirección a San Sebastián. Después de breves paradas llegamos a las 12,15
horas, contactamos con nuestra guía e iniciamos la panorámica de la ciudad,
vimos el barrio de Amara, el puente de María Cristina (diseñado por Antonio
Palacios Ramilo, fue inaugurado el 20 de enero de 1905, en él destacan los
cuatro obeliscos monumentales, ubicados en sus extremos, copia de los del puente
de Alejandro III, de París, con 18 metros de altura, coronados por grupos
escultóricos ), el hotel María Cristina , también el Teatro Victoria Eugenia,
entramos en la Catedral del Buen Pastor (que es la construcción religiosa más
grande de la ciudad. Su torre, situada sobre el pórtico de entrada, se eleva a
75 metros de altura y es visible desde casi todos los puntos de San Sebastián).
Continuamos por el casco viejo, pasando por la Plaza de la Diputación, el
Ayuntamiento y las iglesias de Santa María y San Vicente, a su finalización
almorzamos en un restaurante céntrico.
A las 15,45 horas partimos en dirección a Getaria,
donde vimos la iglesia de San Salvador y paseamos por la plaza principal. A
continuación iniciamos andando el recorrido de un tramo del Camino de Santiago
(correspondiente a una parte de la 3ª etapa), en el que pasamos por los viñedos
de txacoli, y la ermita de San Martin de Tours (que posee una imagen plateresca
del Santo, protector de caminantes y peregrinos), ya en Zumaia, continuamos en
autocar hasta Bilbao, pasamos por Lezama y Zamudio y llegamos a la ciudad
bilbaína a las 19,10 horas paramos en la Basílica de Begoña e iniciamos nuestro
caminar por el casco viejo, vimos la Iglesia
San Nicolás de Bari, la Plaza Nueva, la Plaza de Unamuno, etc.… y
visitamos la Catedral (construida entre el último cuarto del siglo XIV y
principios del XV en estilo gótico), posteriormente nos trasladamos al hotel,
cenamos en un restaurante cercano y regresamos al alojamiento para descansar.
Día 2º
Dejamos Bilbao 08,30 horas para seguir nuestro
camino hacia Castro Urdiales, a su llegada visitamos el conjunto monumental de
la villa: entramos en la iglesia de Santa Maria (que data del siglo XIII y
reúne todas las características constructivas del gótico clásico. En su
interior, alberga magníficas tallas del siglo XIII al siglo XVII, una destacada
colección de obras de orfebrería del último gótico y hasta un cuadro de Cristo
crucificado de Zurbarán), Castillo medieval convertido en faro, Puente romano,
ermita de Santa Ana y Rompeolas, continuamos con el centro histórico:
Ayuntamiento, Casa de Los Chelines, al lado del puerto, ya en el autocar
continuamos con la panorámica y pudimos contemplar la avenida del paseo
marítimo con la playa de Brazomar, el Palacio de Ocharán y el parque de
Amestoy.
Sobre las 11,25 horas, continuamos nuestro viaje
hacia Laredo, pasamos por Allendelagua, Cérdigo, Islares, lugares del camino
que siguen paralelos a la autovía que nos conducirían a nuestra próxima parada.
Visitamos la Puebla vieja de Laredo con sus casas y palacios blasonados,
destacando la casa del rey (donde se hospedó Carlos V en su último viaje a
España), puertas, murallas e iglesia de Santa María de la Asunción. También, en
la visita de la villa, pudimos ver el Ayuntamiento y mercado, atravesamos el
túnel peatonal para contemplar las playas de la Soledad y de La Salvé,
posteriormente almorzamos en un restaurante de la localidad.
La salida hacia Santander la efectuamos a las 15,45
horas, llegados a la ciudad realizamos un tour panorámico por la zona centro,
puerto chico, avenida de Reina Victoria y península de La Magdalena, donde se
encuentra el palacio Real. Continuamos hacia El Sardinero, centro turístico y
residencial con edificios como el casino, hotel Sardinero y sus playas del
mismo nombre. Visitamos la Catedral (El templo inferior, llamado "cripta o
parroquia del Cristo", fue construido en torno al año 1.200 sobre otros
edificios anteriores de época romana. La iglesia alta se levantó entre finales
del siglo XIII y el XIV. Al finalizar se construyó el claustro gótico. Las
restauraciones modernas, tras el incendio de 1941, sustituyeron la cabecera
original por amplio crucero más un cimborrio.) y la iglesia del Santísimo
Cristo.
De camino hacia Suances, hicimos una parada en casa
de unos buenos amigos y socios de nuestra Asociación Angel y Gloria quienes nos
obsequiaron con unos pinchos de la tierra regados con vino de la Ribera de
Duero, posteriormente nos acompañaron a visitar la ermita de la Virgen del Mar
(Patrona de Santander). Llegamos al hotel, se repartieron las habitaciones y
sobre las 21,45 cenamos, posteriormente parte del grupo pasearon por el paseo
marítimo y otros se retiraron a descansar.
Día 3º
A las 09,00 horas salimos hacia Comillas (Esta villa
es declarada Conjunto Histórico Artístico en 1985, y es conocida con el
apelativo “Villa de los arzobispos” porque en los siglos XVII y XVIII nacieron
cinco prelados que ocuparon importantes diócesis). A las 10,00 horas previa
cita concertada, visitamos el interior de la universidad pontificia. Al
terminar, continuamos con la visita del conjunto monumental del palacio de
Sobrellano, capilla-panteón y capricho de Gaudí. Caminando continuamos
visitando el centro: plaza del Ayuntamiento, iglesia de San Cristóbal, plaza
del Angel. Sobre las 12,30 horas y ya de salida hacia Villaviciosa realizamos
una panorámica en bus para ver la playa y cementerio de Comillas.
Llegamos a las 14,00 horas al restaurante de
Villaviciosa para el almuerzo y posterior encuentro con el guía que nos
acompañaría por tierras asturianas, iniciamos el recorrido con el Conjunto
arquitectónico: Formado por San Salvador de Valdediós (El Conventín), la
iglesia adyacente de Santa María y el convento monacal que lo acompaña.
(Actualmente está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Data
del siglo IX, y fue construido por Alfonso III el Magno. Está estructurado en
tres naves y tres capillas, conservando en su interior interesantes capiteles y
pinturas murales).
Continuamos nuestro viaje a Gijón, pero antes nos dirigimos
a ver Universidad Laboral, que se encuentra situada en la parroquia de
Cabueñes, a poco más de tres kilómetros del centro urbano. (Construida entre
1946 y 1956, es la obra arquitectónica más importante realizada en el siglo XX
en Asturias. Con sus 270.000 m², es el edificio más grande de España. Está
declarada Bien de interés cultural con la categoría de Monumento desde 2016).
La visita de la ciudad la iniciamos en la parte del puerto deportivo vimos los
jardines de la reina, palacio de Revillagigedo, pasamos por la plaza del
Ayuntamiento, la iglesia De San Pedro, las termas y la playa de San Lorenzo.
Finalizada la visita partimos en dirección a
Avilés. Nuestra llegada y encuentro con la guía local la realizamos a las 19,20
horas, comenzamos la visita de la ciudad en la calle La Ferrería, pasamos por
el Palacio Valdecarzana y la Iglesia de los Padres Franciscanos, entramos en la
Capilla de los Alas, y a continuación bajamos al Parque del Muelle para cruzar
al barrio marinero de Sabugo y ver las dos Iglesias de Sabugo (coloquialmente
llamadas la Vieja y la Nueva). Posteriormente nos dirigimos a la Plaza del
Mercado y completamos la panorámica con la zona de la Ciudadela, el Palacio de
Campo sagrado, Ayuntamiento, el Palacio de Ferrera, el Palacio de Llano Ponte,
la Iglesia de San Nicolás de Bari, la fuente de los Caños, el Conservatorio
Julián Orbón (o Palacio de Balsera) y la calle Galiana. Llegamos al hotel a las
21,15 horas cenamos y nos retiramos a nuestras habitaciones.
Día 4º
A las 09,00 horas salimos para iniciar la etapa
final hacia Santiago de Compostela. Visitamos San Salvador de Lourenza. En el
interior del monasterio benedictino vimos el Museo de Arte Sacro. Destaca la
fachada barroca del templo, reformada en 1732 por el maestro arquitecto de la
catedral de Santiago de Compostela, Casas y Novoa. (Declarado Bien de Interés
Cultural, el conjunto del edificio consta de una abadía y de la iglesia, además
de diversas capillas, un convento, dos claustros y un patio). Continuamos camino y a las 12,30 horas
llegamos a la Catedral de Mondoñedo que visitamos, (Mondoñedo es sede episcopal
desde el año 1112 y un siglo más tarde, en tiempo del obispo Martín, comenzó la
construcción del actual edificio románico de 1219). Posteriormente continuamos
el viaje para visitar el Monasterio de Santa Maria de Sobrado dos Monxes (El
monasterio ya existía en el siglo X, pero se comenzó a levantar este
impresionante edificio en 1142 con monjes de Claraval). Tras efectuar una parada
en Arzua, (cruce de caminos para los peregrinos), llegamos a las 20,30 horas a
Santiago de Compostela, cenamos y nos retiramos a descansar.
Día 5º
A las 09,00 horas iniciamos la visita del Museo e
interior de la Catedral de Santiago de Compostela también nos explicaron las
diferentes fachadas y entorno de la misma. (La fachada oeste de la catedral,
conocida como la del Obradoiro, es barroca, del siglo XVIII, obra del
arquitecto compostelano Fernando de Casas Novoa). Paseamos por el casco
histórico de la ciudad, vimos el Hostal de los Reyes Católicos, Palacio de
Rajoy, Palacio de Gelmírez, Plaza de Abastos, Convento de San Francisco, Plaza
de la Quintana, etc.… Almorzamos en un restaurante céntrico y sobre las 15,30
horas salimos hacia Orense donde visitamos la Catedral y las fuentes termales
de As Burgas. Continuamos hacia Valladolid donde llegamos sobre las 22,30 horas
dando por finalizado el periplo por la Ruta Norte del Camino de Santiago.
Texto y fotografías: Antonio Adrados González
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Etiquetas:
Reportajes de Viajes
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