Incendio de la iglesia de San Pablo de Valladolid el 9 de septiembre de 1968 |
Remontándonos a nuestro tiempo, serán muchos los que aún recuerden los
dramáticos incendios que devastaron la fábrica de Montaje de Fasa Renault (30
de octubre de 1974), la histórica Fábrica de Harinas de La Magdalena (2 de mayo
de 1976) o el viejo archivo de la Real Chancillería (24 de julio de 1979), por
citar algunos ejemplos.
Incendio de la catedral de Notre Dame de Paris en abril de 2019 |
La crítica situación se produjo cuando las viejas techumbres de la
iglesia pedían a gritos una reparación integral de las cubiertas que no llegó a
tiempo, pues se había iniciado una restauración por etapas que fue insuficiente.
El fuego se declaró a la 13:10 horas de aquel fatídico día —a causa de un cortocircuito,
según se diagnosticó después—, cuando Valladolid sufría una calurosa jornada,
atípica en septiembre, que alcanzó una temperatura máxima de 32 grados. Al poco
tiempo, una enorme columna de humo se podía contemplar desde buena parte de la
ciudad, provocando la alarma cuando se pudo comprobar su origen en la monumental
iglesia, unida arquitectónicamente al Museo Nacional de Escultura.
Retén de bomberos y soldados en el incendio de la iglesia de San Pablo en 1968. Foto Archivo Municipal |
Al cabo de dos horas de darse la voz de alarma, los bomberos, que
utilizaron por primera vez una escala que les permitió llegar a lo más alto,
conseguían apaciguar las llamas a las 15:30 horas, quedando totalmente
controlado el incendio media hora después, aunque se mantuvo un retén alerta
por si las brasas se pudiesen reanimar. Pero el daño ya estaba ocasionado, temiéndose
que las bóvedas situadas sobre la capilla mayor estuviesen afectadas seriamente
por el calor del fuego y la cantidad de agua derramada sobre las cubiertas para
la extinción de las llamas.
Cubierta quemada y escala de los bomberos en San Pablo |
Los trabajos de restauración comenzaron dos semanas después con carácter de urgencia, permitiendo Bellas Artes el uso de cemento en las bóvedas y la reconstrucción de las cubiertas con materiales incombustibles, prometiendo posteriores intervenciones. Los trabajos reparadores finalizaban el 21 de septiembre de 1974, cinco años después, aprovechándose la intervención para recuperar los cinco ventanales del ábside, con lo que el presbiterio recuperaba el aspecto original de la iglesia reconstruida en 1445 —sobre otra anterior más modesta de 1276— bajo el patrocinio del cardenal Torquemada, cuyo mecenazgo fue continuado por Fray Alonso de Burgos hasta la conclusión de las obras.
Aspecto actual de la iglesia de San Pablo de Valladolid |
EL RETABLO DE SAN PABLO Y LAS ESCULTURAS DE CUATRO SANTOS DOMINICOS
La elaboración del retablo mayor de la iglesia de San Pablo es un asunto
todavía no aclarado, a pesar de la información proporcionada por Jesús Urrea.
Un dato conocido es que en 1500 Fray Alonso de Burgos, patrono del convento,
financió la elaboración de un retablo que fue realizado por Simón de Colonia.
En los primeros años del siglo XVII, siendo nuevo patrono el Duque de Lerma,
que acometió múltiples mejoras en la iglesia, como la elevación de la fachada y
el establecimiento de la capilla mayor como lugar de su enterramiento, emulando
los modelos de el Escorial, se decidió construir un monumento para la
exposición del Sacramento que en 1613 se pensó sustituir por otro más complejo
que, según traza de Juan Gómez de Mora, realizarían los ensambladores Melchor de
Beya y Cristóbal y Francisco Velázquez para ser colocado en un retablo igualmente
diseñado por Juan Gómez de Mora y cuyas esculturas realizaría Gregorio
Fernández.
Interior de la iglesia de San Pablo en la actualidad |
Sin embargo, cuando en 1617 el convento dominico vendió el retablo
gótico de Simón de Colonia a la parroquia de San Andrés, por causas
desconocidas se rompieron los contratos estipulados y a consecuencia de la caída
en desgracia y posterior muerte del Duque de Lerma en 1625 se abandonó aquel
proyecto, posiblemente con algunas de las esculturas de Gregorio Fernández ya
realizadas.
Santa Inés de Montepulciano y San Pedro de Verona Capilla mayor de la iglesia de San Pablo |
Santa Inés de Montepulciano y San Pedro de Verona |
Entre las víctimas de aquella desgracia se encuentran cuatro esculturas
de los santos dominicos San Pedro de Verona, San Vicente Ferrer, Santa Inés de
Montepulciano y Santa Catalina de Siena, que perdieron parte de sus brazos en
el derrumbe de la bóveda. Tras haber sido restauradas en 1984 —aunque
permanecen mutiladas— por su alto valor artístico las cuatro fueron recolocadas
en la capilla mayor de la iglesia, ocupando los nichos desnudos que en su día
estuvieron destinados a albergar los lujosos sepulcros en bronce dorado del
Duque de Lerma y su esposa Catalina de la Cerda (actualmente en el Museo
Nacional de Escultura). Tradicionalmente han sido atribuidas a Gregorio
Fernández, pero desde tiempos recientes se adjudican a su discípulo Andrés
Solanes, sin duda sobre la base de la escritura firmada entre este escultor y
los ensambladores Melchor de Beya y Francisco Velázquez el 6 de mayo de 1628,
escritura que según Jesús Urrea no se ha podido localizar.
Santo Domingo de Guzmán, Santa Catalina de Siena y San Vicente Ferrer. Capilla mayor de la iglesia de San Pablo |
Andrés Solanes fue un destacado escultor que siguió de cerca los modelos
creados por Gregorio Fernández. Sirva de ejemplo el magnífico Cristo del paso
de la Oración del Huerto (iglesia de la Vera Cruz). Pero en toda su obra no
alcanza a expresar la vida interior que el maestro gallego logró infundir a sus
creaciones, especialmente a los arquetipos por él ideados. El hecho de que
Gregorio Fernández se comprometiera a realizar las ocho esculturas del retablo
que le ofrecieran en 1613 y que el proyecto quedara interrumpido y retomado en
1626, ¿no puede suponer que Gregorio Fernández iniciara la serie y que estas
cuatro esculturas formaran parte de las ocho previstas y realizadas antes de la
interrupción?
Santa Catalina de Siena y San Vicente Ferrer |
Si hubiesen sido realizadas por Andrés Solanes, ¿se puede establecer
alguna relación entre estas destacadas obras de santos dominicos, realizadas
hacia 1626, y otras de sus esculturas, como las figuras del ángel, Judas y los
sayones del paso de la Oración del Huerto (Museo Nacional de Escultura),
realizado entre 1628 y 1630, el Cristo atado a la columna de Urueña y el
Cristo yacente de San Cebrián de Mazote, datados hacia 1635 y procedentes
del monasterio de la Santa Espina, por citar algunos ejemplos de un estilo tan
definido? La verdad es que es difícil.
Santa Inés de Montepulciano, San Pedro de Verona, Santa Catalina de Siena y San Vicente Ferrer |
Izda y centro: Detalle de San Pedro de Verona y Santa Inés de Montepulciano Dcha: Santa Catalina de Siena y San Vicente Ferrer |
Gregorio Fernández. Santo Domingo de Guzmán, hacia 1625 Capilla mayor de la iglesia de San Pablo de Valladolid |
Representación del incendio de Valladolid el 21 de septiembre de 1561 Zaguán de la Diputación Provincial de Valladolid |
Incendios de Fasa Renault, 1974; Fábrica de Harinas La Magdalena, 1976; Real Chancillería, 1979 Fotos El Norte de Castilla |