Andrés Solanes. JUDAS, paso de la Oración del Huerto, 1628-1630, Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
Giotto. Prendimiento y Beso de Judas, 1304-1306 Capilla de los Scrovegni, Padua |
Es en el Evangelio de San Mateo donde se especifica el precio de la traición: “Entonces uno de los Doce —el llamado Judas Iscariote— fue a los sumos sacerdotes y preguntó ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Así que le asignaron treinta monedas de plata. Desde entonces Judas miraba una oportunidad de entregarle”. (Mateo 26:14-16).
Caravaggio. El Beso de Judas, 1602 National Gallery of Ireland, Dublín |
La traición de Judas está considerada como uno de los episodios claves
de la trágica semana que culminó con la Crucifixión, de modo que la recompensa de
treinta monedas de plata al traidor y el prendimiento en Getsemaní, muchas
veces sintetizado en el Beso de Judas, fueron motivo de inspiración de una extensa
iconografía cristiana que forzosamente debía estar presente en los pasos
procesionales de Valladolid, afanados en el siglo XVII en representar al
detalle los episodios de los cinco misterios dolorosos para incitar a la
reflexión y la piedad de los fieles vallisoletanos.
Francisco Salzillo. Beso de Judas, paso del Prendimiento,1765 Museo Salzillo, Murcia |
El paso presenta algunas peculiaridades, como ser en el que hace acto de
presencia en Valladolid la significativa figura de Judas, al que Andrés Solanes
confiere los matices de un álter ego de la figura de Jesús, tanto por sus
rasgos faciales como por estar revestido de una amplia túnica y un voluminoso
manto que se apoya sobre el brazo extendido hacia adelante, con la mano con gesto
suplicante en el caso de Jesús y acusador en el de Judas. Junto a este, que
seguramente sujetaría en su mano derecha la bolsa con las treinta monedas, se
colocarían un representante de la autoridad, como parece delatar su actitud
altiva y su destacado turbante, y dos soldados armados, uno de ellos sujetando
un farol para sugerir el desarrollo nocturno de la acción.
Como remate, en el proceso desamortizador en siglo XIX, toda la ingente
serie de personajes segundarios procesionales de las cofradías fueron
almacenados en el recién creado Museo Provincial de Valladolid, ubicado en el
Palacio de Santa Cruz (reconvertido en 1933 en Museo Nacional de Escultura, con
sede en el Colegio de San Gregorio), donde sin orden ni concierto sufrieron un
paulatino deterioro que borró de la memoria las primitivas composiciones, pues
sólo algunas figuras tuvieron como única referencia documental de su
procedencia algunas elementales marcas incisas realizadas con premura, como el caso
de una pequeña cruz en el hombro para indicar su procedencia de la Cofradía de
la Vera Cruz. Con todo y con eso, la figura de Judas estuvo considerada durante
mucho tiempo, entre las obras almacenadas, como una representación de San Juan.
Andrés Solanes. JUDAS, 1628-1630 Museo Nacional de Escultura |
Andrés Solanes. JUDAS Y CRISTO. Paso de la Oración del Huerto, 1628-1630 Museo Nacional de Escultura / Iglesia de la Vera Cruz, Valladolid |
Andrés Solanes. Capitán del paso de la Oración del Huerto, 1628-1630 Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
Andrés Solanes. Sayón del farol y sayón del casco bicorne Paso de la Oración del Huerto, 1628-1630 Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
Andrés Solanes. Detalles del sayón del farol y sayón del casco bicorne Paso de la Oración del Huerto, 1628-1630 Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
La actitud de Judas, como la del resto de los apóstoles, responde al
gesto de sorpresa ante el anuncio de Jesús, durante la Última Cena, de que
sería traicionado por uno de ellos. Ese momento, en que se produce tan
impactante revelación, fue el elegido por el escultor bilbaíno Juan Guraya
Urrutia cuando en 1942 le fue encargado el monumental paso por la Cofradía de
la Sagrada Cena de Valladolid. Sin embargo, el momento que aparece representado
en el paso actual es visiblemente la institución de la Eucaristía, justificada
por las especies del pan y del vino (espigas y uvas) que Cristo levanta en sus
manos. Este cambio, que vino producido por los avatares en la talla de las
trece figuras que componen el paso, vamos a tratar de explicarlo.
Con tal fin, el 18 de mayo de 1942 eran presentadas ante el arzobispo García
y García las bases de un concurso público a nivel nacional, para elegir el
modelo y el imaginero que realizaría el paso, que debería ajustarse
escrupulosamente a la tradición escultórica castellana. Para tal efecto, se
estableció un jurado de expertos constituido por un grupo de personalidades
académicas muy significativas: Faustino Herranz, catedrático de Arqueología del
Seminario Diocesano, como representante del arzobispado; Cayetano Mergelina,
rector de la Universidad de Valladolid; Francisco de Cossío, director del Museo
Nacional de Escultura; Narciso Alonso Cortés, presidente de la Real Academia
Provincial de Bellas Artes; y el arquitecto Juan Agapito y Revilla, vocal de la
Comisión de Monumentos. Ellos serían quienes evaluasen los bocetos, maquetas y
presupuestos de acuerdo a las bases del concurso. El proyecto elegido,
presentado bajo el lema Corpus Christi, correspondía al escultor Juan Guraya Urrutia, residente en Las Arenas, Guecho (Bilbao), cuya propuesta era
acompañada de un boceto muy genérico realizado en barro.
Juan Guraya Urrutia. JUDAS, paso de la Sagrada Cena, 1957 Iglesia de San Pedro Apóstol, Valladolid |
Durante el proceso había surgido un nuevo problema. En 1953 Juan Guraya
viajó a Valladolid para atender la solicitud de la Cofradía de que ensamblara
la figura de Cristo junto a cuatro de los apóstoles recibidos, apreciando que
la escala de la figura de Jesús, cuyas facciones estaban tomadas de su hijo
(según éste declaró en 1989), quedaba empequeñecida por el tamaño de los
apóstoles. Ante esta deficiencia, Juan Guraya se comprometió a realizar una
nueva figura de Cristo.
Juan Guraya Urrutia. JUDAS, paso de la Sagrada Cena, 1957 Iglesia de San Pedro Apóstol, Valladolid |
Fue entonces cuando el sentido de la composición, referida al anuncio de
la traición de Judas durante la Última Cena —con Cristo abalanzado sobre la
mesa y una agitada disposición de los apóstoles—, cambió por otro nuevo: la solemne
Institución de la Eucaristía, seguramente por influencia del reverendo Andrés
Gamboa, con el que el escultor había mantenido una fluida relación epistolar. El momento representado está en consonancia con el célebre cuadro de la Última Cena pintado hacia 1510 por Juan de Juanes (Museo del Prado).
Juan Guraya Urrutia. Detalle de JUDAS y la bolsa de monedas Paso de la Sagrada Cena, iglesia de San Pedro Apóstol, Valladolid |
El nuevo paso fue bendecido en la catedral de Valladolid el 30 de marzo de 1958, Domingo de Ramos, por el arzobispo José García Goldáraz, desfilando por primera vez el 3 de abril de aquel año, durante el Jueves Santo de la Semana Santa. Por su parte, la primera versión de Cristo de 1946, que permaneció muchos años olvidada por la cofradía, fue recuperada y restaurada por Mariano Nieto, comenzando a desfilar como Jesús de la Esperanza en 1979.
Informe y fotografías:
J. M. Travieso.
Juan Guraya Urrutia. Las dos versiones de Cristo para el paso de la Sagrada Cena de Valladolid |
Juan de Juanes. Última Cena, h. 1510, Museo del Prado Foto: Museo del Prado |
Juan Guraya Urrutia. Montaje de la Sagrada Cena en la catedral para el Pregón de la Semana Santa 2015, Valladolid Foto: Chema Concellón |
Juan Guraya Urrutia. Última Cena, 1943 Cofradía de la Vera Cruz, Bilbao |