CRISTO
CRUCIFICADO
Alejo de Vahia
(Renania? - Becerril de Campos, Palencia, 1515)
Activo entre
1480 y 1515
Realizado en
el periodo 1485-1490
Madera
policromada
Museo Iglesia
de Santa María, Becerril de Campos (Palencia)
Escultura tardogótica
castellana
Uno de los escultores góticos más interesantes en
Castilla fue Alejo de Vahía, autor de una prolífica obra que abarca, tanto en
piedra como madera, la realización de relieves, esculturas exentas, sillerías
de coro, sepulcros y púlpitos, siempre con un inconfundible sello personal.
De origen nórdico, se desconocen los datos
biográficos anteriores al establecimiento de su taller, hacia 1480, en la
población palentina de Becerril de Campos. En una ápoca decantada por el gusto
hispano-flamenco, allí produciría una abundante producción de obras religiosas que
quedaría repartida por diversas poblaciones de Palencia y Valladolid (por
entonces dependiente de la diócesis palentina), incluyendo pueblos zamoranos y
la catedral de Oviedo.
La identificación en su obra de rasgos propios de la
escultura gótica tardía realizada en talleres de Limburgo, del Bajo Rin o de
Westfalia, induce a pensar en su procedencia germánica, desde donde llegaría a
España plenamente formado y desarrollando un estilo personal muy definido,
caracterizado por el envaramiento de las actitudes, la definición de los
volúmenes con agudas aristas lineales, esquematismo anatómico, convencionalismo
de las expresiones y delicadeza en la gestualidad, siendo constante en los
rostros el uso unas veces de esquemas ovalados, alargados y de finas facciones,
y otras veces con formas más redondeadas y achatadas, siempre con ojos rasgados y
caídos hacia los lados, nariz afilada, la comisura de la boca bien perfilada y un
peculiar trabajo de barbas y cabellos, en general dispuestos de forma simétrica,
prevaleciendo en las figuras un aspecto ensimismado y melancólico y reflejando
un dramatismo atemperado.
Dentro de la producción de este escultor, la
realización de la figura de Cristo
crucificado ocupa un lugar importante, pues se llegan a contabilizar en más
de veinticinco los ejemplares conservados, lo que supone su iconografía más
repetida. Una clasificación de esta tipología ha sido estudiada por Clementina
Julia Ara Gil1, igualmente autora de dar a conocer la definición de la
personalidad del escultor y del amplio catálogo de sus obras2.
Rasgos propios del siglo XV en la configuración de
la iconografía del crucifijo son el presentar una gruesa corona de espinas
tallada con el cabello, el mostrar la cabeza ligeramente inclinada sobre el
hombro derecho, la disposición de los brazos casi horizontales, apenas elevados
sobre la cabeza, el cuerpo vertical y alargado —sin la proyección delantera de
las rodillas— y la colocación de los pies cruzados y girados hacia adentro, así
como un perizonium que se acorta
sensiblemente respecto a los modelos del siglo XIV y se ciñe a la cadera en
forma de banda cruzada, en ocasiones con anudamientos laterales, lo que
proporciona a la figura una forma de huso. A estos parámetros, con sus propias
peculiaridades, responden los modelos de Alejo de Vahia.
Entre ellos se aprecian ligeras variantes, cuyas
diferencias radican en la disposición del cabello, el tratamiento anatómico y
el modo en que el perizonium se ciñe
a las caderas, siendo este último elemento el que marca las diferencias más
determinantes entre los distintos ejemplares por tallados por este escultor, en
unos casos con el paño cruzado cayendo desde los lados y en otros rodeando el
cuerpo horizontalmente con pliegues estrechos, en ambos casos anudado a un
costado y con la caída vertical de uno de los extremos.
Hoy fijamos nuestra atención en el ejemplar de Cristo crucificado que se conserva en el
Museo Iglesia de Santa María de Becerril de Campos, que puede considerarse como
el arquetipo de los modelos más antiguos realizados por Alejo de Vahia, que Ara
Gil clasifica dentro del grupo de "los crucifijos con el perizonium cruzado", un recurso
estilístico utilizado en el arte flamenco desde la primera mitad del siglo XV y
adoptado en Castilla en los modelos realizados antes de 1500, siendo los
realizados por Alejo de Vahia con esta característica el grupo más numeroso y
más antiguo de los que salieran de su taller, recibiendo el tratamiento del perizonium ligeras variantes a lo largo
de su producción.
Como es habitual en estas representaciones del
escultor, este crucifijo, de tamaño natural —1,82 m. de altura—, presenta un
escaso nivel de dramatismo, con apenas un tenue gesto de dolor en los rasgos estereotipados
del rostro, especialmente por la forma de los ojos, entreabiertos, rasgados y
caídos, la nariz recta y las cejas arqueadas, al tiempo que el rictus de la
boca, que casi sugiere una sonrisa, contribuye a una gestualidad serena y llena
de dulzura. Igualmente, este crucifijo ofrece otra constante en la iconografía
de Alejo de Vahia para este primer grupo, consistente en la caída vertical de
una parte de la melena por delante del hombro derecho, mientras que en el lado
izquierdo el cabello se dirige hacia atrás, dejando visible el hombro,
disposición que cambiará en sus últimos crucifijos, donde la melena caerá
verticalmente, a los lados de la cabeza, en forma de mechones simétricos.
Siguiendo la costumbre de la época, la corona de
espinas aparece tallada en el mismo bloque que el cabello, en este caso con dos
ramas entrelazadas a las que se incorporan afiladas espinas.
Por su parte, la descripción anatómica presenta un acusado
rigor esquemático, a pesar de la búsqueda de una representación naturalista en
articulaciones —hombros muy pronunciados—, huesos —costillas resaltadas— y
músculos, que en los brazos definen un característico surco horizontal en forma
de "Y", ofreciendo un tórax abultado y dos pliegues verticales que
definen el vientre en el abdomen. Característico es también el perfil
curvilíneo de la espalda, el estrechamiento de la cintura, las caderas
redondeadas y el vientre prominente, así como la definición de las rótulas de
las rodillas, las tibias marcadas en arista y la colocación de los pies
cruzados en rotación interna, siempre con el pie derecho remontando el
izquierdo. En su conjunto, el tratamiento anatómico es ajeno a los toques
naturalistas que en la época se comenzaban a aplicar por influencia de los
postulados renacentistas.
Respecto al perizonium,
este adopta la forma de una banda ceñida y cruzada en la cintura y parte de las
piernas, ofreciendo al frente el característico borde superior en forma de
"V" y en el costado derecho un cabo del paño cayendo en vertical de
forma muy simple, en este ejemplar con modificaciones posteriores por añadidos postizos
de tela encolada. La simulación del paño queda resuelta mediante finos plegados
oblicuos, de aristas afiladas, que se ajustan al cuerpo, recordando la técnica
de "paños mojados".
Alejo de Vahia. Cristo crucificado, 1485-1492, Museo Marés, Barcelona (Foto Museo Marés) |
Asimismo, y como es habitual, el madero de la cruz presenta
un acabado liso, en este caso sin conservar la cartela del INRI.
Este Cristo
crucificado de Becerril de Campos supone una obra de referencia en la
producción temprana del escultor, que desde pocos años antes había instalado su
taller en dicha población, ofreciendo en el tratamiento esquemático de su
anatomía un estilo relacionado con las tallas que Alejo de Vahia realizara para
el retablo de la iglesia de Santa María de esa población, en cuya composición
contó con la colaboración del pintor Pedro Berruguete, en un periodo
comprendido entre 1485 y 1490, lo que permite datar el crucifijo en ese periodo,
previo a la hispanización de su estilo y su evolución hacia un tratamiento más
suave de las formas.
Grandes similitudes con este crucifijo presenta el
que se conserva en el Museo Marés de Barcelona.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
Alejo de Vahia. Arcángeles San Gabriel y San Miguel, finales siglo XV Museo Iglesia de Santa María, Becerril de Campos (Palencia) |
NOTAS
1 ARA GIL, Clementina Julia: Los
crucifijos de Alejo de Vahia, aproximación a una clasificación tipológico-cronológica.
Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción (BRAC) nº
47, Valladolid, 2012, pp. 9-24.
2 ARA GIL, Clementina Julia: En
torno al escultor Alejo de Vahía (1490-1510). Ediciones Universidad de
Valladolid, 1974.
Alejo de Vahia. Virgen con el Niño y apóstoles, finales siglo XV Museo Iglesia de Santa María, Becerril de Campos (Palencia) |
Alejo de Vahia. Los Cuatro Evangelistas, finales siglo XV Museo Iglesia de Santa María, Becerril de Campos (Palencia) |
Alejo de Vahia. Padre Eterno, hacia 1500 Museo Iglesia de Santa María, Becerril de Campos (Palencia) |
Alejo de Vahia. Cristo crucificado, periodo 1492-1500 Museo Iglesia de Santa María, Becerril de Campos (Palencia) |
Alejo de Vahia. Detalle de Cristo crucificado, periodo 1492-1500 Museo Iglesia de Santa María, Becerril de Campos (Palencia) |
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