PINTURAS MURALES DEL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE VALBUENA
Anónimo
Mediados del siglo XIII
Pintura al fresco
Capilla de San Pedro, Monasterio
de Santa María de Valbuena, Valbuena de Duero (Valladolid)
Pintura gótica. Estilo lineal
Vista general del monasterio de Santa María de Valbuena |
Con la fundación del monasterio la condesa Estefanía perseguía dos
objetivos: establecer el panteón familiar y estimular la repoblación de los
señoríos de Curiel, Peñafiel y Cuéllar.
En 1186, del monasterio de Valbuena dependían los prioratos de Santa
María de Palazuelos (Valladolid), Santa María de Matallana (Valladolid), Santa María
de Rioseco (Burgos), Santa María de Bonaval (Guadalajara), Santa María de la
Sierra de Sotosalbos (Segovia) y Santa María de Aguiar (Portugal). La prosperidad
se continuó a lo largo del siglo XIII, época en la que se realizaron distintas
obras en el monasterio, aunque en el siglo XIV, debido a las guerras y la peste,
se produjo una falta de vocaciones que sumió al monasterio en una fuerte crisis
material y espiritual.
Capilla de San Pedro. Monasterio de Sta. María de Valbuena |
El conjunto arquitectónico, realizado en piedra, se ajustaba a la perfección a la tipología cisterciense de autosuficiencia y austeridad establecida en la reforma de San Bernardo y aplicada en Claravall, con iglesia, claustro, sala capitular, refectorio, locutorio, sala de trabajos, cocina, dormitorios y dependencias agrícolas, todo con un estilo muy sobrio y de gran pureza. Se comenzó en estilo románico por la cabecera de la iglesia, con tres ábsides semicirculares y dos absidiolos cuadrados en los extremos del crucero, siendo concluidas las naves, con bóvedas de crucería, en estilo protogótico, destacando un cimborrio octogonal sobre trompas y rematado por una amplia linterna.
Pinturas en la capilla de San Pedro o del Tesoro Monasterio de Santa María de Valbuena |
Desde el absidiolo del extremo derecho o lado sur del crucero se accede
a la capilla de San Pedro, también conocida como del Tesoro por el pequeño aposento
o hueco situado en la parte alta. Esta capilla, que está adosada a la planta de
la iglesia, es de estilo gótico, con una única nave de tres tramos, un ábside
poligonal de trazado trapezoidal y cubierta con bóvedas de crucería simples que
descansan sobre ménsulas con forma de cabezas humanas y columnas con capiteles
de talla vegetal que conservan restos de policromía.
Este espacio fue fundado por la condesa Estefanía Armengol como capilla
funeraria familiar en la primera mitad del siglo XIII, motivo por el que aparecen
insertados en los muros arcosolios que cobijan sepulcros pétreos. En el siglo
XVIII la capilla fue reconvertida en Sala Capitular, abriéndose en los lucillos
del lado sur ventanas para iluminar la estancia. En ese tiempo también se enlucieron
los muros con yeso, ocultando las pinturas murales góticas aplicadas en el
interior de los lucillos, que fueron desconocidas hasta que a finales del siglo
XX fueron descubiertas y restauradas en la medida de lo posible. Hoy podemos
hacernos una idea del diferente aspecto que tuvo la capilla en su día, definido
por el color intenso aplicado a los elementos arquitectónicos, visible aún en arcos
y capiteles, y por las pinturas murales al fresco colocadas sobre los
sarcófagos en el interior de los arcosolios.
Pintura de temática cortesana |
Pintura
mural de temática cortesana
Este fresco, de gran tamaño, ocupa el fondo de un arcosolio abierto en
el espacio del ábside de la capilla que alberga un sencillo sepulcro cubierto
con dos grandes lajas de piedra y se remata con un arco apuntado compuesto por
varias molduras con restos de pintura, cuyo intradós también está decorado con
pinturas con formas vegetales entrelazadas en color blanco sobre fondo rojo.
La escena presenta un ambiente cortesano en cuyo centro aparecen
entronizados el rey Alfonso VII y su amante Urraca Fernández de Castro, hija de
la fundadora de la capilla e identificada con una pequeña inscripción, ambos
acompañados por tres figuras de nobles y tres damas de compañía que dirigen su
atención a las figuras centrales, ubicados todos ellos en un espacio neutro e
intemporal reducido a un fondo azul.
El rey Alfonso VII acompañado de nobles |
Toda la composición se ajusta a los estilemas del gótico lineal difundido en el siglo XIII, una corriente aparecida en las cortes francesas de París y Borgoña e influenciada por los diseños de vidrieras y miniaturas. Se caracteriza por el predominio del dibujo sobre el color, con los contornos de los objetos y figuras perfilados en negro, la falta de volumen a pesar de una tendencia naturalista de extremada sencillez, el hieratismo de las figuras y el uso de fondos planos monocromos.
Detalle de doña Urraca Fernández de Castro |
Pintura
mural de temática bélica
Pinturas de temática bélica |
La batalla aparece estructurada en cuatro registros superpuestos, con escenas narrativas que se continúan desde un lado del intradós al otro. El registro inferior está completamente perdido, separándose del siguiente mediante un friso pintado con formas geométricas triangulares.
En el segundo registro, con tono épico, se representa una escena con el cruento enfrentamiento entre las mesnadas del rey cristiano contra las tropas almohades, que son derrotadas.
En el tercer registro, separado del inferior por otro friso igualmente decorado con formas triangulares, la historia comienza en el intradós izquierdo, donde aparece el rey en un campamento recibiendo noticias de un grupo de soldados, continuándose la escena en el muro de fondo, aunque la mayor parte está perdida por la apertura de una ventana en el siglo XVIII, cuando la capilla fue convertida en Sala Capitular.
Mesnada del rey cristiano |
En el cuarto registro, que ocupa la parte central superior del intradós del arco
y está separado del inferior por un friso pintado en rojo con pequeños círculos
blancos decorativos, aparecen dos escenas sobre un fondo color almagre en las
que aparecen soldados portando lanzas y escudos, semiocultos entre los árboles
de un bosque, a modo de emboscada, escena que alude sin duda a la estrategia de
la batalla. Aquí el dibujo es elemental, con total ausencia de naturalismo, más
emparentado con el simbolismo de la pintura románica, especialmente en la forma
de representar los árboles y la simpleza de las figuras.
Asalto a una alcazaba árabe |
El rey dirigiendo la batalla desde el campamento |
Ejército cristiano se dirige a la batalla |
Soldados emboscados entre los árboles |
Izda: Arcosolio con pinturas de temática religiosa Dcha: Vista de la capilla de San Pedro |
La pintura religiosa está presente en el arcosolio abierto en el muro norte
del tramo próximo al ábside, donde se encuentra otro sepulcro justamente
enfrente del dedicado a las escenas de guerra, cuya embocadura del arco está
decorada con pinturas en zigzag. Este tercer conjunto es el más deteriorado de
la capilla, aunque son apreciables las escenas de la Anunciación y la Adoración
de los Reyes Magos guiados por una estrella ocupando el fondo, frescos reducidos
a las siluetas de las figuras y a restos de su indumentaria en tonos rojizos.
Se acompaña en el intradós con tres registros superpuestos en los que aparecen reyes músicos, siendo identificable el rey David tocando el arpa, situado en la parte izquierda del intradós. Todos los reyes aparecen entronizados, coronados y tañendo diferentes instrumentos, como la flauta, el rabel, el pandero, etc., conservándose únicamente las líneas maestras del dibujo al haberse perdido los rellenos de las vestiduras y del fondo.
Izda: Detalle de reyes músicos. Dcha: Detalle del rey David tocando el arpa |
Columnas con capiteles policromados Capilla de San Pedro. monasterio de Sta. María de Valbuena |
Durante los siglos XVI y XVII, en el monasterio se realizaron una serie
de reformas y ampliaciones, siendo las más destacadas la construcción del
segundo piso del claustro, que presenta galerías con arcos de medio punto,
pretiles con de variados diseños y medallones con cabezas en las enjutas siguiendo la estética renacentista imperante en el momento, así
como modificaciones en los dormitorios, Sala Capitular, sacristía y
edificaciones abiertas al llamado patio del Compás, cuyas edificaciones se
completaron en el siglo XVIII.
La Guerra de Independencia y la desamortización de Mendizábal supuso el
final de la vida monacal y el inicio de su abandono. En 1835, el monasterio fue
adquirido por el barón Carlos Kessel, que en 1849 lo vendió a Juan Pardo Coello.
Declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1931, permaneció en manos
privadas hasta que en 1950 fue comprado por el Ministerio de Agricultura con motivo
de establecer en el lugar una colonia, con el nombre de San Bernardo, donde
realojar a los habitantes de Santa María de Poyos, pueblo de La Alcarria afectado
por la construcción del pantano de Buendía.
Capiteles con restos de policromía Capilla de San Pedro, monasterio de Sta. María de Valbuena |
Informe: J. M.
Travieso.
Aspecto actual del claustro restaurado Monasterio de Santa María de Valbuena (Valladolid) |