El pasado día 4 de marzo salimos de Valladolid con intención de conocer los carnavales que según dicen son de los más importantes de Europa por su colorido, belleza y participación. Efectivamente comprobamos que esto era así y si a esto añadimos el encanto de la isla, el viaje resultó perfecto.
Partimos de Barajas con un retraso considerable producido por una avería en el avión que nos tendría que llevar hasta Funchal vía Lisboa. Como consecuencia tuvimos que hacer noche en esta última ciudad, el panorama no pintaba bien para los componentes del viaje, afortunadamente, pudimos recuperar el retraso y cumplir el programa en su totalidad.
Iniciamos nuestro primer día en Madeira con la visita a una bodega en la que efectuamos una degustación de los vinos de Madeira, estos son de sabor afrutado y con bajo contenido de alcohol, probamos los secos, semisecos y semidulces. Paseando llegamos al Mercado dos Lavradores, obra de Edmundo Tavares construido en 1937 de estilo art decó, edificio que constituye uno de los centros sociales de Madeira, pudimos apreciar los productos típicos, verduras, frutas, flores y algunas variedades de pescado de la zona. Posteriormente nos dirigimos al teleférico, único edificio moderno y de estilo futurista para subir a Monte, aunque se puede llegar también en taxi o autobús, después de visitar la Iglesia de Nuestra Señora del Monte, inaugurada en 1818 y en la cual está enterrado en un impresionante sarcófago negro el Emperador Carlos I, quien a la edad de 35 años murió de neumonía en Madeira y dando cumplimiento a sus deseos fue enterrado en la tierra donde paso sus últimos días. Paseando llegamos al Jardín Botánico para efectuar una visita guiada vimos plantas autóctonas, cactus, plantas medicinales, esculturas vegetales, plantas comerciales, alfombras de macizos, el jardín de los loros y el Museo de Historia Natural.
Descendimos de Monte unos en autocar y los más atrevidos en los famosos carros de mimbre, estos se componen de una cesta en la cual lleva incorporada una tabla acolchada que sirve de asiento para dos personas, la misma está montada sobre dos patines y son dirigidos por dos guías o corredores que llevan botas con gruesa suela de goma para frenar el artilugio por las calles empedradas y con fuertes pendientes que existen en el transcurso de los dos kilómetros de descenso vertiginoso desde Monte hasta el barrio de Livramento evitando que la cesta pueda volcar o derrapar en las curvas. Finalizamos el día con la asistencia al desfile del carnaval, viendo como miles de bailarines con sus orquestas y carrozas se movían al son de una música desenfrenada, momento que estábamos esperando con ansiedad por la fama que este evento tiene en todo el mundo y que a decir verdad no defraudo a ninguno de nosotros, pues fue un espectáculo extraordinario por su originalidad y belleza.
Iniciamos nuestro segundo día para conocer la zona Este de la isla salimos hacia la ciudad de Camacha donde efectuamos la primera parada, es célebre por sus fábricas de mimbre, también existe un monumento curioso en el centro del pueblo, donde se recuerda que el primer partido de futbol que se jugó en Portugal fue en esa localidad en el año 1875, pero lo más famoso de Camacha es su tienda “El reloj” repleta de muebles, cuadros florales, lámparas y pantallas, todo ello realizado en mimbre. Continuamos nuestro viaje hacia Poiso, atravesando un maravilloso bosque de pinos, para llegar al tercer punto más alto de la isla “Pico do Arieiro” (1.818 m) a medida que ascendíamos por la carretera el paisaje de verdes bosques iba cambiando y transformándose en más salvaje y desnudo, nuestra alegría se truncó a los 1.600 m. a la altura de un cinturón de nubes que unido a un torrente de lluvia impidió llegar a coronar la cima, dando la vuelta al autocar con grandes dificultades por el estado del terreno y el agua caída, gracias a la pericia del conductor pudimos salir airosos del lance y nos encaminamos a Ribeiro Frio, lugar donde existe un vivero de truchas y jardines con plantas típicas de Madeira.
En nuestro viaje llegamos a la ciudad de Santana donde vimos las casas típicas triangulares de madera y paja con sus luminosas fachadas en forma de A, y que se las conoce con el nombre de “palheiros”, antiguamente se utilizaban como viviendas en la actualidad sirven para guardar el ganado, aunque existen algunas de ellas al lado de la Iglesia con ampliaciones que incluyen cocina y cuarto de baño, elementos que faltaban en las viviendas originales, éstas sirven para ser fotografiadas y visitadas por los turistas que llegan hasta allí, también pasamos por el Parque Temático distante a 1 Km. del centro de la ciudad, curioso por las actividades que se pueden realizar en él y sobre todo por el simulador en 3D, del que pudimos disfrutar con un visionado de todas las maravillas con que cuenta esta isla. Pasamos por Faial efectuando una parada en el Mirador de Portela, impresionante por sus maravillosas vistas e importante lugar para efectuar senderismo, continuando camino llegamos a Porto da Cruz importante puerto en la época en la que las mercancías se transportaban en barco, llegamos a la Villa Balnearia de Machico, ciudad donde pisaron tierra Zarco y su tripulación cuando llegaron a Madeira en 1420, acabamos el día regresando a Funchal, con la sensación de haber disfrutado de un día maravilloso.
Nuestro tercer día sería para conocer la zona Norte de la isla, salimos en dirección a Cámara de Lobos, lugar donde está enclavada la playa más hermosa de Madeira, estuvimos en el mirador donde Winston Churchill pintaba sus cuadros en 1949, plasmando en ellos escenas interesantes como las barcas de pesca que situadas al borde de la playa son reparadas u otros motivos de este pueblo, a poca distancia se encuentra el Cabo Girao con su acantilado de 580 m., que pasa por ser el más alto de Madeira y se dice que el segundo del mundo detrás de un acantilado noruego, como dato curioso es de destacar que en sus bancales los granjeros trabajan sus cultivos, bajando a ellos con un teleférico que sirve también para bajar y subir herramientas o los productos cultivados, desde el mirador se puede ver la plataforma de roca que se formó cuando hace mucho tiempo parte del acantilado cayo al mar. Nuestro próximo objetivo era llegar por la costa sur hasta Ribera Brava, la razón del nombre viene de Río Bravo, pues en otoño e invierno el caudal del rio impresiona por venir lleno y con una fuerza inusitada, de este pueblo vimos la Iglesia de San Benito, que como muchos otros monumentos de Madeira han sido reconstruidos varias veces, también cuenta con un Museo Etnográfico de Madeira donde se montan exposiciones sobre pesca, elaboración de vinos y tejidos.
Continuamos hacia Paul da Serra el único altiplano de la isla situado a 1.400 m. de altitud, habituados a los agrestes picos de montaña , llegamos a esta meseta alta encontrándonos con una panorámica de páramos desnudos donde resaltaba la instalación de molinos de viento implantados para el suministro de energía eléctrica a los pueblos del norte de la isla, al llegar pensamos que no podríamos continuar viaje pues la única carretera, estaba con nieve y hielo cosa totalmente inusual, hasta el extremo que la guía del grupo nos manifestó que durante los muchos años que llevaba en Madeira era la primera vez que conocía este fenómeno y otro tanto le ocurría al conductor del autocar quien por la novedad del evento en ciertos momentos iba conduciendo con una mano y sacando fotos con su móvil, después cuando paramos para recrearnos con el paisaje hacía con sus manos bolas de nieve como si de un niño se tratara, nuestro próximo objetivo estaba cerca y era Porto Moniz, donde comimos en un restaurante al lado de las piscinas naturales, fue una maravilla el gozar de esta situación tan privilegiada y la cual no se olvidara por nosotros tan fácilmente. Esta villa eminentemente turística con sus hoteles y restaurantes hace que sea la más cosmopolita de Madeira, pues sus piscinas naturales con sus zonas para el baño con agua salada y templada hacen que los visitantes disfruten de ellas con muchísimo agrado y satisfacción.
Regresamos a Funchal pasando por Sao Vicente, próspera ciudad del norte, sus callejas empedradas con numerosas tiendas y casas blancas de tejados anaranjados junto con su Iglesia de estilo barroco hace que el conjunto sea visita obligada cuando estas por esa zona, continuamos rumbo a un lugar que nos marcaria por su belleza y encanto, su nombre Boca de Encumeada, lugar obligado de paradas para disfrutar desde el mirador situado a 1.004 m. en lo alto del puerto de sus esplendidas vistas. Acabamos el día con una cena típica en un restaurante a las afuera de Funchal degustando el típico pincho de carne asada de Madeira con su variada guarnición de maíz frito, patata dulce al horno y ensalada, amenizada por la actuación de un grupo folclórico.
Transcurrida la mayor parte del programa trazado, iniciamos nuestro cuarto y último día en la isla con la visita al Parque Santa Catarina, en él existe una pequeña Capilla del mismo nombre fundada en 1425 por Constança Rodriguez, esposa de Zarco descubridor de Madeira, cuenta con esculturas, fuentes, parque de juegos, pajareras y hermosos arboles tropicales. Se agradecía caminar a primera hora hasta el centro de Funchal, nuestra siguiente visita fue al Madeira Story Centre de reciente creación trata con todo rigor la Historia y Cultura de la isla, posteriormente visitamos lo que sería la guinda del viaje, el Curral das Freiras, este valle secreto situado en el centro de la isla es conocido por el Corral o Refugio de las Monjas, por estar enclavado el Convento de Santa Clara, todo el paisaje es de una belleza inigualable y cualquier persona que viaje a Madeira no debe de irse sin visitarlo, con pena nos encaminamos al aeropuerto de regreso a casa, nuestra visita tocaba a su fin, con la alegría de haber disfrutado de unos días maravillosos en una isla encantadora.
Informe: A. Adrados
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