Calle San Francisco 1, Medina de Rioseco
El Museo de San Francisco se encuentra instalado en la iglesia del desaparecido convento de frailes franciscanos de Nuestra Señora de la Esperanza, más conocido en Medina de Rioseco como convento de San Francisco. Fue fundado por bula del papa Inocencio VIII en 1491 y fueron sus patronos Don Fadrique Enríquez, IV Almirante de Castilla, y su mujer, Doña Ana de Cabrera, V condesa de Módica y IV de Osuna, que convirtieron su capilla mayor en panteón familiar.
La iglesia y parte de las dependencias conventuales aparecen convertidas hoy día en un museo que ofrece un innovador sistema de visita cuyo recorrido es presentado de forma virtual por un monje franciscano y por el fundador del antiguo convento, el insigne Almirante Don Fadrique Enríquez de Velasco, primo del rey Fernando el Católico, que tuvo a Medina de Rioseco como cabeza de su señorío. Allí vivió largas temporadas y allí quiso retirarse al final de sus días, siendo enterrado en enero de 1538 bajo una losa de jaspe en este convento que él mismo había levantado frente a su palacio.
Este personaje es quien va presentando paulatinamente, a través de un montaje de luz y sonido que marca el hilo conductor, la historia de Medina de Rioseco entre los siglos XV y XVI a través de trece ambientes bien diferenciados por las distintas estancias y aposentos del templo, donde va apareciendo ante el espectador una ingente cantidad de obras de arte de todo tipo y de renombrados autores, desde retablos, monumentos funerarios, pinturas y esculturas hasta magistrales piezas de orfebrería, marfiles, textiles y documentos escritos.
La gran nave de la iglesia es de cuatro tramos con bóvedas de crucería. Tiene gran crucero con cúpula sobre linterna ochavada de grandes ventanales que tuvieron vidrieras con efigies de santos franciscanos. Bajo la cúpula se situaron los sepulcros de los Almirantes. El retablo, del siglo XVIII, se atribuye a Francisco de Sierra y Esteban López. Está dedicado a Nuestra Señora de la Esperanza y combina escenas de la vida de la Virgen, en relieve, con imágenes de santos franciscanos.
La Orden franciscana
Este ámbito presenta esculturas de los santos franciscanos San Francisco de Asís, Santa Clara y San Antonio de Padua, del taller de los Sierra, además de un retablo de San Antonio Abad procedente de la iglesia de Santa Cruz.
El convento de San Francisco
Una completa proyección en 3D de una reconstrucción del convento, con sus distintos claustros, dan idea al visitante del lugar que ocupa el museo y de la grandeza que tuvo en su día.
Los Almirantes de Castilla y su panteón
Ofrece distintos objetos relacionados con los Enríquez, patronos del convento, entre los que destaca el lignum crucis, donado por el Almirante Juan Gaspar a la iglesia de Santa Cruz, y las laudas sepulcrales de Luís Enríquez de Cabrera y de su esposa, Vittoria Colonna.
Los dos altares de piedra situados en el transepto del templo, ricamente decorados, son obra de Miguel de Espinosa, que los realizó en 1537 y están dedicados a San Jerónimo y San Sebastián. Tienen forma de hornacina en forma de arcosolio y flanqueada por columnas exentas ante pilares, con otra hornacina avenerada en la parte alta que remata en un frontón triangular y varios florones. En su interior aparecen medallones con las figuras de la Virgen con el Niño y otros relieves con la Piedad y la Coronación de Espinas.
Más interesantes son los grupos escultóricos en barro policromado que presiden los altares, dedicados al Martirio de San Sebastián (ilustración 4) y San Jerónimo penitente (ilustración 5), que fueron realizados en 1537 por Juan de Juni por encargo de don Fadrique, un conjunto que supone una obra maestra de este maestro renacentista realizada en terracota, una técnica aprendida en Italia y muy poco habitual en España. La impronta italiana está presente en los recuerdos del grupo helenístico del Laocoonte, descubierto en Roma en 1506, y en el influjo recibido de la obra que hiciera Rustici en el baptisterio de Florencia.
Bajo la cúpula del crucero aparecen las esculturas orantes en bronce de doña Ana de Cabrera, esposa del Almirante don Fadrique, y de su cuñada doña Isabel de Cabrera, obras realizadas por el arquitecto y escultor Cristóbal de Andino, así como una importante colección de pinturas barrocas sobre cobre de los flamencos Gerard Seghers y Gabriel Frank.
La que fuera capilla de Villasante acoge una colección de piezas de platería que tiene su principal exponente en la impresionante custodia procesional de Antonio de Arfe, labrada entre 1552 y 1554 en su taller de Valladolid por encargo de la cofradía del Santísimo Sacramento de la iglesia de Santa María de Medina de Rioseco. La obra es mencionada por primera vez por Juan de Arfe en la Varia Commesuración al referirse a su padre como uno de los introductores del nuevo estilo renacentista en la platería española. La espectacular obra, firmada por su artífice, está considerada como una de las más relevantes creaciones de la platería española por su delicada estructura arquitectónica, exquisita ornamentación de estilo plateresco y el alto refinamiento de sus relieves y esculturas de bulto redondo, siendo considerada una de las custodias más representativas de los trabajos de platería del Renacimiento español.
En la capilla adyacente se expone un pequeño y significativo grupo de relieves en alabastro de origen castellano y flamenco.
Marfiles hispano-filipinos. El legado del arzobispo Paino
En otra capilla se muestra una importante colección de esculturas religiosas en marfil de notable calidad, todas ellas de elaboración hispano-filipina, incluyendo una arqueta de estilo cíngalo portugués. Son obras que fueron donadas a la iglesia de Santa Cruz por el riosecano Antonio Paino, en su tiempo obispo de Sevilla.
Una serie de documentos y obras de arte dan testimonio de la vitalidad administrativa, comercial y religiosa de Medina de Rioseco: Título de Ciudad, concesión de ferias, etc., así como imágenes, reliquias y joyas de sus patronos: San Juan, San Ponciano y Nuestra Señora de Castilviejo.
La capilla del Doctor Mena
Conserva en su lugar original el sepulcro de su titular, Bernardino de Mena, tallado en piedra en 1598 por el escultor Mateo Enríquez. Preside la capilla un gran crucifijo de marfil hispano-filipino, del legado Paino, y una pintura en tabla con el Entierro de Cristo, del siglo XVI.
Los talleres de escultura en Medina de Rioseco
En el coro se ha instalado una colección de escultura policromada que muestra la importancia de esta actividad artística en la ciudad entre los siglos XVI y XVIII, con obras, entre otros, de Pedro de Bolduque, Mateo Enríquez y Tomás de Sierra, a cuyo taller pertenece la bella imagen de la Virgen de los Pobres que ocupa el centro del coro, realizada a finales del siglo XVII. Su hijo, Francisco de Sierra, es el autor, a principios del XVIII, de la talla de San Pedro Regalado.
También son destacables las tribunas para la colocación de órganos decoradas con yeserías renacentistas realizadas por Jerónimo Corral de Villalpando, raros ejemplares de gran riqueza decorativa.
La tribuna del lado del Evangelio se estructura en dos cuerpos separados por un friso corrido cargado de grutescos. En el arranque del primer cuerpo se disponen figuras en pilastras cobijadas en hornacinas y encima una decoración a base de tres grandes veneras y cuatro cuernos de la abundancia. En la zona inferior de la tribuna se observa una decoración de casetones a la manera renacentista. En las esquinas dos figuras marinas, de enroscadas colas, sobresalen colgando, como si volaran, sirviendo de montura a dos seres fantásticos con cuerpo humano alado y extremidades foliáceas. En el último cuerpo sólo se conservan las hornacinas centrales, donde se representan tres figuras femeninas separadas por columnillas muy adornadas.
La tribuna del lado de la Epístola, más decorada que la anteriormente descrita, presenta mayor movimiento y juego curvilíneo. En el arranque, en forma de templete, se representan niños en diferentes posturas, seguidas de fantásticas figuras marinas de colas enroscadas, alternándose con seres mitológicos. A continuación, tres figuras del Antiguo Testamento, también dentro de hornacinas, y columnas adornadas con grutescos. Así mismo, se repite el esquema de dos figuras en las esquinas, en este caso “putti” que sobresalen volados y, separando las dos cuerpos sobre una moldura conformada por una guirnalda, un friso corrido de grutescos, de perfiles quebrados, rompiendo con la forma curvilínea del cuerpo superior. En este cuerpo, de los paneles con figuras en relieves sólo queda el central, en el que pueden verse una figura femenina sedente sobre el suelo, entre carnosos esquemas vegetales.
HORARIO DE VISITAS:
Martes a viernes: de 10 a 14 h. y de 16 a 20 h.
Lunes cerrado (excepto 25 de julio, 15 de agosto y 31 de octubre)
Sábados, domingos y festivos: de 10 a 20 horas.
Inicio de las visitas a las horas en punto.
TARIFAS:
Entrada única: 1 €.
(Entrada gratuita de menores de 12 años, acompañados de un adulto)
Las visitas guiadas de grupos deben concertarse previamente.
Más información: http://www.museosanfrancisco.es/
Contacto: informacion@museosanfrancisco.es y tel. 983 700 020
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