10 de junio de 2020

Visita virtual: LA MATANZA DE LOS INOCENTES, la versatilidad como habilidad escultórica







LA MATANZA DE LOS INOCENTES
José Ginés Marín (Polop, Alicante, 1768 - Madrid, 1823)
1789-1799
Terracota policromada
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid
Escultura neoclásica. Arte belenista








José Ginés. Degollación de los Inocentes, detalle
Tras la llegada a España de Carlos III en 1759, el monarca continuó practicando un divertimento por el que sentía una especial atracción desde que ocupara el virreinato de Nápoles: el montaje de un belén cortesano, cuya afición fue bien asumida por sus hijos, el príncipe Carlos y el infante don Gabriel. Destinado a su hijo y heredero, el rey constituyó el denominado Belén del Príncipe, cuya instalación inicial se realizaba en tiempos de Navidad en el Palacio del Buen Retiro, con un montaje integrado por la colección de figuras adquiridas por el monarca en Nápoles, lo que le convierte en el introductor en España de la nueva modalidad napolitana, con sus propias peculiaridades y características.

A partir de 1764 el soberano decidió instalar el belén en el Palacio Real de Madrid, para lo que contaba con un nutrido grupo de escultores, pintores, orfebres, escenógrafos, tramoyistas, carpinteros, vidrieros y albañiles dedicados al complejo montaje del belén palaciego, que contaba con un Misterio, compuesto de figuras españolas, el Cortejo de los Reyes Magos, formado por piezas realizadas en Génova, y toda la colección napolitana reunida por el monarca. El insaciable afán coleccionista hizo que este conjunto aumentara hasta convertirse en un Belén monumental, integrado por 5950 piezas, que podía contemplarse desde la víspera de la Nochebuena en una dependencia situada debajo de la Capilla Real del Palacio.

José Ginés. Madre suplicando por su hijo
Poco antes de producirse la muerte de Carlos III en 1788, había sido su hijo, el futuro rey Carlos IV, quien había decidido ampliar la colección del Belén del Príncipe con nuevos encargos solicitados a dos escultores levantinos formados en la Academia de San Carlos de Valencia. El valenciano José Esteve y Bonet (1741-1802) se ocupó de realizar un conjunto de figuras que, siguiendo la estela de los belenes napolitanos, representaban campesinos y huertanos españoles de alta significación etnográfica. Por su parte, el alicantino José Ginés (1768-1823) recibiría en 1789 el encargo de realizar otros grupos, destacando entre ellos, por la finura de su ejecución y sus valores expresivos, el dedicado a la Matanza de los Inocentes.

EL MAGISTRAL CONJUNTO DE LA MATANZA DE LOS INOCENTES           

José Ginés estuvo dedicado durante diez años al modelado en terracota de figuras preciosistas que, formando impactantes escenas de fuerte carga teatral, presentaban la narración evangélica en torno a la sangrienta y despiadada decisión del rey Herodes. 
José Ginés. Madre amamantando a su hijo
La colección se compone de grupos de soldados y verdugos que con violencia arrebatan y sacrifican las criaturas de un conjunto de madres desesperadas, que en unos casos defienden y protegen a sus hijos, llegando incluso a atacar a los esbirros, y en otros expresan su desconsuelo al contemplar a sus hijos degollados.

En la interpretación de este tormentoso pasaje, José Ginés acentúa el carácter violento de los personajes, resaltando el dolor y el sufrimiento mediante escenas cargadas de tensión y sin concesiones a la mínima compasión. Aunque todos los personajes participan de la misma persecución, el escultor sabe infundir a cada figura una forma personalizada de reaccionar ante el trance, plasmando matices personales en cada una de las figuras, de modo que quedan reflejados con vehemencia sentimientos de violencia, miedo, odio, sadismo, indignación, incomprensión, desesperación, instinto maternal, etc., utilizando para ello el expresivo lenguaje de la gesticulación y de las manos, acompañado de un movimiento vehemente y de contorsiones anatómicas que proporcionan una fuerte carga dramática.

José Ginés. Esbirro raptando a un niño
Si el sentimentalismo de las figuras recoge la herencia barroca de tan fuerte raigambre hispánica, así como influencias genovesas y napolitanas dieciochescas, algunas de las figuras muestran resabios propios de la escultura neoclásica, como se aprecia en detalles de las vestiduras y tocados, así como en el uso de veladuras para crear el efecto "velato", muy admirado en la época. En ello se aprecia la versatilidad del escultor, que hace gala de adaptación a los diferentes lenguajes para adaptarlos a sus necesidades expresivas.
La figuras, que van montadas sobre pequeñas plataformas y se ajustan a diferentes escalas para crear un efecto de profundidad, se acompañan del gusto por los postizos propios del momento, como ojos de cristal, lágrimas fingidas, etc., con unos colores en la policromía que denotan la influencia de Salzillo en el ámbito levantino.
Parte de aquella colección escultórica del Belén del Príncipe pasó a poder del infante don Carlos María Isidro, si bien, tras la requisa de sus bienes en 1837, ingresaron en la Real Academia de San Fernando cuarenta y siete grupos y figuras, entre ellos el magnífico conjunto de la Matanza de los Inocentes. 
José Ginés. Madre desesperada con su hijo degollado
Esta meritoria serie ha conocido un paulatino proceso de restauración por la institución madrileña durante la década pasada, liberándose en el proceso, tanto peanas como figuras, de restos de antiguas restauraciones, entre ellos repintes, adhesivos, barnices, encerados y suciedad general, procediéndose, cuando ha sido conveniente, al estucado de pérdidas volumétricas, algunas reintegraciones cromáticas y aplicación de una capa protectora final.

EL ESCULTOR JOSÉ GINÉS    

Nacido en 1768 en la población alicantina de Polop, a los 10 años ingresó en la Academia de San Carlos de Valencia, donde obtuvo varios premios de dibujo y dos primeros de pintura y escultura. En 1783, cuando contaba 16 años, se trasladó a Madrid con una pensión para continuar sus estudios en la Real Academia de San Fernando, donde obtuvo nuevos premios.
En 1799 consiguió el puesto de Estuquista de la Casa Real, en 1814 fue nombrado académico de mérito de la Real Academia de San Fernando, de la que sería director tres años después, y en 1816 obtuvo el cargo de Primer Escultor de Cámara de Fernando VII.

José Ginés. Madre protegiendo a su hijo
En su oficio de escultor, José Ginés siempre demostró una gran versatilidad en el dominio de diversos materiales, desde sus sofisticados trabajos en terracota, donde imprime a las figuras una exquisita morbidez, hasta sus trabajos en mármol, como el grupo de Venus y Cupido del Museo del Prado,  decantados por un neoclasicismo de gran delicadeza.
Es igualmente autor de escultura religiosa, como los Cuatro Evangelistas esculpidos en estuco en la capilla del Palacio Real de Madrid; de diferente mobiliario, como las cuatro mesas de estilo etrusco de la galería de estatuas de la Casita del Labrador de Aranjuez; de algunos retratos, como el de Isabel de Braganza que se guarda en la Academia de San Fernando; incluyendo proyectos de escultura efímera, como el Carro fúnebre de Daoiz y Velarde o el grupo de España y el genio del cristianismo del catafalco de la reina Isabel de Braganza.


Informe: J. M. Travieso.
Fotografías: Web de la Real Academia de San Fernando de Madrid.
José Ginés. Soldado matando a un inocente
















José Ginés. Mujeres atacando a un verdugo
















José Ginés. Desolación
















José Ginés. Detalle de mujeres desconsoladas
















José Ginés. Niños muertos
















José Ginés. Mujer de raza negra
















José Ginés. Detalle de mujer con puñal













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