PASO PROCESIONAL “EL DESCENDIDO”
Mariano Benlliure (Valencia,
1862-Madrid 1947)
1878
Madera de pino de Soria policromada
y telas encoladas
Real Cofradía del Santo Entierro, Museo
de Semana Santa, Zamora
Escultura religiosa siglo XIX
MARIANO BENLLIURE. Boceto del paso "El Descendido" Museo de Zamora |
Al mismo pertenecía el antiguo paso de “El Descendido”, que
popularmente era conocido como “El Desmayo”, el paso de “Nicodemo y
José de Arimatea” e incluso el “Cachete” (debido a la posición de algunas
imágenes). Este era un paso de autor desconocido, elaborado en el siglo XVII y
compuesto por imágenes de vestir. Aquella composición procesional debía
encontrarse muy deteriorada en 1873, pues la Cofradía nombró una Comisión para
promover una suscripción voluntaria para renovar por completo el paso. A
continuación, se comienza a negociar con el afamado escultor zamorano Ramón
Álvarez (Coreses, 1825-Zamora, 1889), que ya había trabajado para esta Cofradía
en dos ocasiones y que había dejado en Zamora magníficos trabajos procesionales
en los pasos de El Descendimiento (1859, Cofradía del Santo Entierro), La
Caída (1866-1878, Cofradía de Jesús Nazareno o Congregación), La Lanzada
(1868, Cofradía del Santo Entierro) y Jesús Resucitado (1873, Cofradía
de la Santísima Resurrección), pero el precio estipulado por el escultor por su
trabajo no podía ser asumido por la Cofradía, por lo que el proyecto quedó en
suspenso.
MARIANO BENLLIURE. Boceto en barro del paso de "El Descendido". Museo de Zamora |
A instancias de su padre, Mariano Benlliure llegó a conocer en Zamora a
Ramón Álvarez y su obra, pudiendo captar sus dotes para el modelado de las
formas anatómicas, la expresividad de los rostros, el trabajo de los paños y
los contrastes en la policromía de las indumentarias mediante sombras naturales
y tintas planas, siempre con la intencionalidad de plasmar una escultura realista,
con fuerte carga de patetismo y sobre todo de espiritualidad.
MARIANO BENLLIURE. Paso de "El Descendido", 1878 Cofradía del Santo Entierro. Museo de Semana Santa, Zamora |
Ajustado al boceto, Mariano Benlliure realizó las figuras del paso en su
taller de Madrid. El propio escultor hacía declaraciones sobre este trabajo,
según las recoge una entrevista publicada en Blanco y Negro en 1931: «Contaba
entonces quince, para dieciséis años, y se me había confiado la construcción de
una obra de tanto compromiso como un paso para la Semana Santa. Y eso era aquí,
en España, donde tantas maravillas se han hecho en imaginería religiosa.
Figúrate mi empeño, mi emoción, mi entusiasmo. No solamente yo; todos los míos
demostraban el mayor interés en que saliera airoso. Mi padre me sirvió de
modelo para José de Arimatea; la mujer de mi hermano Pepe quedó divinizada en
la figura de la Virgen y mi hermano Blas en la figura del Salvador. Y fue
grandioso lo que no ocurrió. El paso estaba como para ir derechito a la
procesión; más para ir a la procesión había que empezar por sacarlo a la calle
y no había puerta. ¿Qué hacer? A los quine años le sale todo a uno por una
friolera, y no se me ocurrió mejor cosa que derribar una pared. Así puse mi obra
en medio de la calle. ¡Y allí me puso a mí el casero cuando se enteró,
naturalmente!».
Terminado de tallar, las figuras componentes del paso de El
Descendido llegaban a Zamora por ferrocarril el 30 de marzo de 1879. La
Cofradía quedó sorprendida por la calidad de la obra, de modo que el paso no
solo quedaba integrado en el estilo de la Semana Santa zamorana, sino que
consideraron que el grupo realizado por el joven Benlliure era una alhaja digna
de aprecio y consideración, cuyo recuerdo sería imperecedero. Además, a la
vista del mérito artístico recibido por tan bajo precio, la Cofradía consideró
un “regalo” los 7.000 reales pagados al escultor.
Paso
procesional de El Descendido
El grupo escultórico de El Descendido está compuesto por ocho
figuras a escala ligeramente superior al natural, talladas en madera de pino de
Soria y complementadas con telas encoladas que siguen la tradición barroca española.
Plasma el momento en que Cristo, recién descendido de la cruz —que
aparece desnuda al fondo y con dos escaleras todavía apoyadas sobre el
travesaño—, reposa sobre un sudario extendido mientras es recogido en el regazo de la Virgen,
configurando un tradicional grupo de Piedad que presenta una fuerte
carga dramática y está tallado en un mismo bloque. Ambas figuras se colocan en
el centro de la estudiada composición, estableciendo una diagonal trazada desde
la cabeza de la Virgen a los pies de Cristo, evocando un recurso ya utilizado
por Gregorio Fernández, incluso en la definición y color de las indumentarias.
En torno a estas dos figuras centrales se colocan tres grup0s de
personajes, en grupos emparejados y actitudes contrapuestas, que equilibran la
composición y enfatizan el dramatismo. Luciendo una indumentaria de inspiración
bíblica, sabiamente están dispuestos en círculo para evitar una visión frontal
del conjunto y permitir captar distintos matices desde múltiples puntos de
vista. Sus gestos, volúmenes y colores son complementarios, compartiendo todos
ellos el patetismo de la escena.
A los lados de la cruz, al fondo de la composición, se colocan las
figuras de Nicodemo y José de Arimatea, cada uno de
ellos junto a la escalera que han utilizado para realizar el Descendimiento.
Nicodemo, caracterizado como un noble patriarca con calvicie y largas barbas
canosas, aparece de pie, con gesto compungido y con la mano izquierda sobre el
pecho como signo de resignación. Su postura erguida se equilibra con la de José
de Arimatea, el que cediera su sepulcro para el cuerpo de Jesús, que, arrodillado
y derrumbado por el dolor, se aferra con su mano derecha a la cruz mientras
contempla con lágrimas en los ojos el desamparo de la Virgen.
Equilibrando la postura erguida de estas dos figuras en un extremo, en
el lado opuesto se colocan arrodilladas María Salomé y María
Cleofás, que rotas de dolor juntan sus manos y cubren sus desesperados rostros
con amplios mantos de tonos azul-verdoso muy similares. De esta manera, a los
lados de la cruz y del grupo central de la Piedad, se colocan un
personaje arrodillado y dos erguidos que se equilibran en el lado opuesto con
un personaje erguido y dos arrodillados, recordando las composiciones grupales
de los escultores barrocos del siglo XVII.
El conjunto fue restaurado en el año 2004 en el Centro de Restauraciones
de la Junta de Castilla y León, en cuyos trabajos se pudo recuperar la
policromía original. Ese mismo año se reinstaló el conjunto sobre una amplia
mesa que fue tallada por José Antonio Pérez. Con ella el paso de El
Descendido, perteneciente a la Cofradía del Santo Entierro, desfila en la
tarde del Viernes Santo por las calles de Zamora.
Mariano
Benlliure de nuevo en Zamora: "Redención"
MARIANO BENLLIURE. Boceto del paso "Redención" Museo de Zamora |
Fue realizado por Benlliure, en torno a 1929, y está compuesto por tres
figuras a tamaño natural: Cristo cargando la cruz, tallado en
madera de tilo de Cuba y patinado con aceite, el Cirineo ayudando
a cargar la cruz y María Magdalena derrumbada en el suelo con
gesto doliente, estas dos últimas talladas en madera de caoba. Este paso,
popularmente conocido como Redención, responde a la estética creativa de
Benlliure, que infunde rasgos de modernidad a la tradición imaginera e incluye matices
sorprendentes, como el nimbo de latón dorado junto a la cabeza de Cristo, que a
modo de espejo permite contemplar el rostro pegado a la cruz, al tiempo que
exalta su divinidad, algo desconocido en las figuras del Nazareno, o el trabajo
de la cruz, desbastada con hacha. Según el escultor, y como ya ocurriera en el
paso de El Descendido, volvió a tomar como modelos a miembros de su familia,
como una sobrina que le inspiró los rasgos de la Magdalena.
MARIANO BENLLIURE. Paso "Redención", hacia 1929 Cofradía de Jesús Nazareno, Museo de Semana Santa, Zamora |
El paso Redención salió en procesión por primera vez en 1931, siendo colocado sobre ruedas en 1932. Actualmente procesiona en la madrugada del Viernes Santo en la Cofradía de Jesús Nazareno.
Mariano Benlliure modelando. Fotografía de 1942 |
Informe: J. M. Travieso.
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